Barcelona era increíble. Los días no le eran suficientes para hacer todo lo que ella quería... Ir de compras, visitar lugares, quedarse sentada en un café solo para apreciar la ciudad.
Ya había estado en la ciudad antes, pero con la Banda, cuando era una adolescente...
Pero recorrer todo sola ya como una mujer y con las libertades que eso le daba era increíble.
Allí estaba tomando un café en un establecimiento a la orilla de la calle.
De pronto alguien le tocó la espalda.
"Nacho, ¿qué hacés acá?"
"Pues pasaba por acá y te vi, ¿puedo sentarme?"
"Claro, Nachito, sentate y tomá café conmigo."
El mesero se acercó a la mesa y tomó la orden de Nacho.
"¿Dónde está Benito?"
"Está viendo algo del concierto. Por cierto todas las entradas se agotaron."
"Esa es una buena noticia, Nachito..."
"Ajá", dijo Nacho con mala gana.
"¿Pero qué pasa? ¿Te sentís mal?"
"No es eso..."
"¿Entonces?"
"Es que yo ya no soy un niño y no me gusta que me digás Nachito..."
"Ah, es eso... pero para mí siempre serás aquel niño lindo que mantuve escondido en el colegio...", dijo ella apretandole la mejilla como a un bebé.
"Marizza, por favor... Yo ya soy un hombre... eso fue hace años. Me encanta que me mimes pero a veces me hacés sentir como un nene... A veces exagerás."
"¿Y cómo querés que te diga entonces?"
"Dime Nacho, pero no más Nachito."
"Está bien, está bien... entonces solo Nacho y ya... mirá que me va costar bastante por la costumbre..."
"Marizza...", dijo exasperado.
"Pero lo haré, te lo prometo."
"Bueno."
Marizza lo miró fijamente mientras él agregaba azúcar a su café. Nunca se había dedicado a apreciar cuánto había cambiado. Realmente ya no era un niño, se había convertido en un hombre muy atractivo.
Su cabello claro y su corte corto, tenía aquella misma mirada inocente que contrastaba con la barba y el bigote debidamente acicalado, pero que le enmarcaba aquel rostro varonil.
Cara de niño en cuerpo y alma de hombre.
Sumado a ello, esa elegancia que había adoptado con el pasar de los años, esos ademanes de hombre pulcro que podrían seducir a cualquier mujer detallista y observadora; las manos bien cuidadas pero con las cicatrices que le dejaron los trabajos que ejecutó de niño para ganarse la vida, antes de conocerlo.
Se sorprendió al encontrarse sonriendo tiernamente mientras se le había quedado viendo.
"¿Pasa algo?", dijo Nacho al notar que ella lo miraba sin evitar sonrojarse. Pensó que tenía mermelada de la tostada que se estaba comiendo en la mejilla por eso se palpó cuidadosamente y luego trató de limpiarse con la servilleta. Un descuido así era imperdonable para él y más frente a Marizza.
"No es nada... solo pensaba en el tiempo que ha pasado. Nos conocimos hace tanto... vos solo eras un nene y mirate hoy, ya sos un hombre..."
"Sí... y me has dejado claro todo el tiempo que para vos sigo siendo ese nene... Me encanta que me mimes, de verdad, pero a veces me molesta de tanto..."
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La Rebelde
FanfictionLa vida de Marizza Pía Andrade, mejor conocida como Marizza Pía Spirito, después de graduarse del Elite Way School. Algunos detalles de su vida adulta. Esta historia es una continuidad alterna, tomando de referencia la película 4 Caminos, con la cua...