Un nuevo amor...

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Marizza se arreglaba mientras se ahogaba en un ataque de tos. Benito llegaba a su habitación y la notó muy desmejorada.

"Te ves terrible", le dijo mientras colocaba unos documentos sobre la mesita de la entrada.

"No es nada, solo una pequeña gripe...", dijo ella sin interrumpir lo que hacía.

"Vos no podés ir al ensayo así... es más, no podés dar el concierto así..."

"¿Cómo se te ocurre? ¿Vos estás loco? Marizza Rey no puede dejar a su público tirado... ellos han pagado por sus entradas y se merecen un gran show..."

"Vos misma lo has dicho... te subís al escenario así y te bajamos desmayada y te llevamos directo al hospital. Vos estás mal, mirate en el espejo... El público merece lo mejor y para dar lo mejor tenés que estar sana... Sabés qué, me voy ya a llamar al doctor... Así que por favor te metés a la cama y descansá.

"¿Pero y el concierto?"

"No te preocupes yo voy y cancelo el concierto y programo una nueva fecha. Yo me encargó de todo..."

"¿Y qué vas a decir?"

"La verdad... que estás enferma por eso no podés presentarte. Pero no te preocupés, tu público te ama y te va a comprender... además pensamos en algo para compensar, ¿qué te parece?"

"Bueno..."

Mientras abría la puerta para marcharse, Benito se dio la vuelta para decir sonriendo:

"¿Marizza Rey no puede dejar a su público tirado?... Te escuchaste como tú vieja..."

Marizza sonrió tiernamente y dijo:

"¿Y qué querés que haga? Soy la hija de la gran Sonia Rey y ella me enseñó a que el público es lo más importante en la vida de un artista..."

"Me encanta que tengás ese compromiso, esa entrega... tu mamá te enseñó bien, eh..."

"Obviamente, mi vieja es la mejor..."

...

Marizza dormía profundamente.

Nacho regresaba comprar medicamentos que el médico había recetado, tratando de no hacer mucho ruido al entrar.

Con sigilo aseo el lugar, acomodó todo y cuando terminó se sentó a descansar en el sofá que Marizza había colocado frente a la ventana y donde tenía un cuadro al óleo a medias.

Marizza despertó al sentir su presencia y lo miró sonriendo, él también le sonrió diciendo:

"¿Cómo seguís? ¿Te sentís mejor?"

"Ya me siento mejor y estoy hambrienta", dijo ella.

"Qué bueno, porque ya te ordené algo de comer ."

"Gracias...", dijo ella mientras se acomodaba en la cama.

En eso el empleado del hotel llevó la comida que había pedido. Nacho le recibió y despachó rápidamente. Se apresuró a servir a Marizza. Acomodó una mesita y sobre ella un tapete donde colocó correctamente los cubiertos, y decoró con un pequeño florero con una rosa.

"¡Pero cuánta elegancia!", dijo Marizza.

"Estás siendo atendida por mí, ¿qué más esperás?"

Marizza sonrió, mientras se deleitaba observando como Nacho arreglaba la mesa.

Él sirvió dos platos con avena y fresas, dos vasos de jugo de naranja, ensalada de frutas y dos platos de caldo de verduras con hierbas.

Antes de tocar algo Marizza revisó con la mirada.

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