La venganza es dulce

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Llegue a mi trabajo y me despidieron por unos recortes en presupuesto. Estaba tan molesta por todo lo que había pasado que sólo tome mis cosas y me fui. Camine hacia la estación de trenes y allí comencé a planear la muerte de David Herman.
Lo llamaría para que viniera a mi apartamento y luego trataría de disculparme con él. Luego entre besos y abrazos lo apuñalaría sin piedad una y otra vez. No me importaría las consecuencias de tan macabro acto. Pasaron las semanas y yo buscaba el momento perfecto para hacerlo sufrir. Una mañana me vestí, me maquille, me perfume y salí a buscarlo en el tren de las 8:15. Llegue a la estación y allí estaba tan hermoso como siempre.
"David, amor perdóname. Eres todo para mi. No me dejes. Ven a mi casa está noche te demostrare que estoy arrepentida"
Me miro y sonrió con orgullo. Me tomo por la cintura y me besó.
"Estaré allí, no me hagas perder el tiempo nena" volví a mi casa y prepare todo para lo que sería el asesinato perfecto. Eran las 9:25 y tocaron la puerta. Abrí y era él. Se abalanzo sobre mi, comenzó a besarme desenfrenadamente. Me subió a la mesa y allí estaba el arma que me ayudaría a sacarlo del mundo. Enterré el cuchillo en su espalda unas 68 veces. Luego lo puse en el suelo donde lentamente abrí su pecho y saque su corazón y pulmones. Su sangre estaba por todos lados, en el piso, la mesa, en mis manos, en mi cuerpo, en mi alma. Nunca olvidaría ese expresión en su cara. ¿Oh, y tu orgullo? ¿Adónde fue?

Tiempo después llego la policía.
"Señora, ¿usted mató a este hombre?"
"No, su egoísmo lo hizo. Su machismo le ayudo, y su arrogancia arrancó su corazón".
Dicen que la venganza envenena el alma, pero me sentí tan bien . Le hice un favor al mundo.

El tren de las 8:15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora