Narra Tsurugi
Apagué el molesto ruidito de la alarma y gruñí. Me incorporé con pocas ganas, realmente, no quiero salir de mi habitación. No quiero encontrarme con una casa que no es la mía. No quiero bajar al comedor y encontrarlo vacío. No quiero abrir la puerta y ver que ya no estoy en mi barrio.
Una vez vestido, me acerque a la puerta de la nueva habitación de Yuuichi. Abrí la puerta silenciosamente, y como deducí, mi hermano estaba profundamente dormido. Aún se notaba que había estado llorando prácticamente toda la noche, así que, decidí no despertarlo.
Me fui de casa sin comer, no quería pasar por el comedor. Además, no tengo hambre.
Miré el reloj cuando me empecé a dar cuenta que mi caminata se estaba alargando demasiado. Llevaba más de media hora caminando y no encontraba el maldito instituto. Claro, recién me mudé ayer, y yo fui por el mismo camino que tomaba siempre para ir a mi otro instituto en mi otro pueblo. Suspiré y me golpeé la frente con fuerza. ¿Podía ser más estúpido? Y ahora, para colmo, estoy perdido.
Con mi acción, atraje las miradas extrañadas de la gente que pasaba de casualidad por aquí. Disimulé, avergonzado, y seguí caminando en línea recta. Buscaba desesperado una señal que me guiara hacia el instituto. Casi tocaban las 8 en punto y yo aun ni se si estoy acercándome o alejándome. Caminé por unos cinco minutos buscando sin éxito. Ni siquiera me encontré con nadie de aproximadamente de mi edad. Quizá si me estaba alejando, así que decidí dar media vuelta e ir en sentido contrario. Pero, escuché un portazo detrás de mi que me sobresaltó. Me giré levemente asustado y vi a un castaño saliendo corriendo de su casa. Tenia una mandarina en una mano y un balón en los pies. Con su mano libre iba saludando alegremente a todo aquél a que encontraba, y todos le correspondían con una dulce sonrisa. Parecía la escena de una película.
Sin saber porqué, me quedé petrificado, siguiéndole con la mirada. Ni siquiera estaba pensando, y tardé demasiado en reaccionar. Él llevaba el mismo uniforme que debería estar llevando yo también, cosa que significaba que teníamos el mismo destino. Eché a correr, para seguirlo antes de perderle de vista.
Él seguía igual, regateando mientras saludaba a todo el mundo, ni parecía darse cuenta que lo estaba siguiendo descaradamente. Suspiré aliviado, sin apartar la mirada del chico. Se movía de un lugar a otro con el balón, y si lo perdía de vista si que estaría acabado. Sin darme cuenta, pasé de estar concentrado en seguirlo a estar distraído examinándolo. Tenia una voz aguda y dulce, sus ojos eran azules grisáceos, y le brillaban mucho, tenía una mirada pura y alegre y transmitía una extraña sensación de calidez. Estaba tan distraído, que ni me dí cuenta que el chico paró en seco, provocando que chocara con el.
Él volteo a verme, y su mirada se encontró por primera vez con la mía, haciendo que me quedase sin aire. Ni me digné a disculparme o a meter una excusa, estaba demasiado ocupado manteniendo su mirada. Sin embargo, él no me miraba mal o enfadado, cosa que me sorprendió. En realidad, parecía que me miraba curioso.
No salí del trance hasta que escuché su risa, que por alguna razón, se me hizo conocida.
- ¿Eres nuevo, verdad? - Me dijo. No fue muy difícil para el darse cuenta, parece que conoce a todo el pueblo. Solo atiné a asentir. El me sonrió divertido y se puso a mi lado.
- No te preocupes, yo te guío hasta al Raimon.- Se tomó la libertad de cogerme de la mano y entrelazar nuestros dedos. Se lo recriminaría, pero fue rozarme con su mano y un escalofrío me recorrió toda la espalda. Por un segundo, visualicé una imagen borrosa en mi cabeza, no alcancé a adivinar que era, pero sentí una presión extraña en el pecho. Una presión y un agradable calor. Dos sensaciones muy opuestas, pero ninguna con más fuerza que la otra.
Le miré, el también lucia sorprendido. Cuando notó mi mirada, sonrió de nuevo y siguió caminando, manteniendo el agarre.
- Espera, ¿Que es el Raimon?- Recién paraba a darme cuenta que me estaba dejando guiar por un completo desconocido, y que ni siquiera sabia que era el "Raimon". Y por fin mi voz logro salir por primera vez desde que me lo había encontrado. El primero me miro confundido, pero luego se rió levemente.
- Tu nuevo instituto, esto...- Vi que el me miraba de arriba a abajo, como si estuviera buscando algo.
- Tsurugi Kyousuke.- No sé que me hizo pensar que eso era lo que buscaba el castaño, solo lo solté y ya. Eso sí, parece que acerté.
- Matsukaze Tenma.
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彡Luz彡
FanfictionTsurugi fingía que no pero, en realidad, estaba desesperado. Buscaba impacientemente esa luz que iluminaria su corazón nublado. ¿Quien diría que esa "luz" se trataba de "eso"?