彡Capitulo 4彡

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Después de presentarme, de nuevo, y de responder las mismas preguntas, otra vez, me dirigí a mi nuevo pupitre. ¿Que rayos está pasando? Esto llego muy lejos, ya no puede ser una misera broma. Pero ahí está escrito, más grande que ayer, y con una letra que no parece la del profesor. 12 de septiembre. Pero esto no puede ser un sueño, ¡Recuerdo perfectamente haberme despertado! ¿O solo soñé que me despertaba? ¿Es eso posible, a caso? ¡Me estoy desesperando ya!

Me acaricié la frente, estresado. Tampoco me interesa que el profesor vea la cara de asco que estoy poniendo, la verdad. Noté un suave peso sobre mi cabeza, como si algo ligero me hubiera caído encima  y la sacudí un poco, para dejarlo caer sobre la mesa.

Otra maldita nota.  

<<No olvides esta fecha>>

Esta claro que estas notas no se escriben solas. ¿Quien es el estúpido? ¿No tiene boca, o qué?

Rompí la nota en pedacitos, a mi nadie me vacila. Cuando me dispuse a tirar el papel hecho bola a la basura disimuladamente desde mi silla, me fijé en la pizarra. La fecha estaba escrita más grande que antes, y con otra letra.

Un escalofrió me recorrió la espalda. La tinta empezó a derretirse, como si fuera sangre. Mientras lo hacía iba cambiando de color, y cuando manchó el suelo tenia un color rojo intenso.

La voz del profesor empezó a distorsionarse. Pocos segundos después, su figura y la de los demás alumnos se descompusieron.

Me da igual si esto es un sueño o si estoy en la escuela. He de salir volando de aquí.

Con todo el descaro me levanté de mi pupitre, y sin molestarme a meter una excusa, salí de la clase fingiendo seguridad. Oía gritos de lo que parece ser el profesor, pero no entendí nada. Es como si ellos y yo estemos viviendo realidades completamente diferentes. ¿Solo yo veo todo esto? ¿Quizá sea solo para mi 12 de septiembre?

Y yo que sé, ya no sé nada.

Ya me encuentro en el patio, delante de la salida. No sé si es buena idea, pero ya salí del aula sin permiso alguno, ya no hay vuelta atrás. 

Estaba por dar el paso, pero una mano en mi hombro me detuvo. Ah, ya la cagué.

Suspiré aliviado. Solo era el chico de, bueno, "ayer". ¡¿Espera, como que "solo"!? ¿Por qué a él no lo veo como a los de mi salón? ¿Y que hace en la salida en pleno horario escolar?

Me sonrió y sacó de su bolsillo el medallón que tiré adrede "ayer".

-Toma, se te cayó. ¿Era tuyo, no?- Ignorando el hecho de que mi corazón late violentamente solo por oír su voz, le agarré con fuerza la muñeca, provocando que se le cayese el medallón. Me miro sorprendido y algo asustado, pero su mirada transmitía muchas más emociones. Emociones que no podía adivinar.

-Estas relacionado con todo esto, ¿No es así?

- ¿A que te refieres con "todo esto"?- La voz le temblaba, está claro que no sabe mentir.

Pero el estúpido de mi corazón sigue latiendo con fuerza. ¿Por qué? ¿Por qué estoy tan nervioso? Es como si algo en mi interior quisiera chillarme algo, pero yo no puedo escucharlo. 

Como la primera vez que me encontré con él, un escalofrío me recorrió toda la espalda. Por un segundo, visualicé una imagen borrosa en mi cabeza, no alcancé a adivinar que era, pero sentí una presión extraña en el pecho. Una presión y un agradable calor.  

De verdad, odiaba ver esa mirada tan triste. Me dolía como llevar atravesadas dos lanzas en el corazón.

- No te hagas el estúpido conmigo.- Intento liberarse de mi agarre, pero apreté más fuerte. Soltó un leve gemido de dolor, que me dolió como si me atropellase un gran camión, y bajó la cabeza, temblado ligeramente.

-No puedo decirte nada todavía. Pero, tu no pierdas, ¿Vale?-¿Como que no pierda? ¿Perder qué? Aprovechó mi desconcierto para liberarse, maldito renacuajo.-Yo te seguiré guiando.-Susurró.

Se volteó dispuesto a irse, casi corriendo. Antes de desaparecer de mi vista, volteó a verme una vez más.

Jamás he visto una mirada tan increíblemente expresiva. Podía sentir una gran tristeza mirarme directamente a los ojos. No decía nada, no necesitaba palabras. 

Notaba  que me faltaba el aire, y como si hubiera perdido el control sobre mi cuerpo. No puedo romper el contacto visual. 

A lo alto en el cielo, detrás del edificio de nuestra escuela, se podían adivinar dos soles.

Pero no, esto no es un sueño.

Tengo a ese ser que tanto buscaba justo unos pasos delante de mi. Está aquí, viéndome con unos ojos completamente transparentes.

 Esa mirada es capaz de explicar historias enteras.

-Prométeme que no te olvidarás de mi.- Dijo con un hilo de voz, saliendo corriendo antes de dejarme contestar.

Cuando se marchó, uno de los dos soles lo hizo con él.

彡Luz彡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora