Era un lugar abierto, un gran campo de flores blancas que se extendía hacia mucho más allá del horizonte. No parecía que nadie lo haya pisado nunca. Desprendía un olor dulce, y la brisa acariciaba el paisaje, creando una melodía con las hojas de los arboles de instrumento y las flores como bailarinas.
El peliazul despertó, quedando impresionado por el espectáculo que se le presentaba delante. No podía moverse, aunque estaba lleno de preguntas, el aroma y el sonido del lugar vaciaban su mente. Su cuerpo dejo de funcionar, y sintió como su peso disminuía, como si su existencia se redujera, y pasara a formar parte de la sinfonía perfecta de la naturaleza.
Un ruido detrás de él lo descolocó, un sonido imperfecto que no se coordinaba con el lugar supo sacarle del trance en el que se hallaba. Volteó, encontrándose con una figura humana que no podía distinguirse apenas, a causa de la intensa luz de los dos soles detrás suyo.
Tsurugi podía percibir un calor agradable acariciarle la piel, prominente del ser delante suyo. La brisa cambió de dirección, rompiendo la sincronía natural del lugar. Sin embargo, su aroma se endulzó, llevándose con ella las desconfianzas del corazón del peliazul. La otra figura movía su mano, indicándole que se acercara.
A medida que se acercaba, la figura del otro ser iba siendo más clara, pero Tsurugi la veía borrosa aún. Sin embargo, una sensación de pesadez se hizo presente en su pecho, como si una flecha melancólica lo hubiera atravesado. Una presión que hacia que sus piernas temblaran. Podía ver a la otra persona mover los labios, pero no escuchaba ninguna voz.
Los ojos azul metálico del otro ser se entristecieron, y el viento dejó de soplar, como si se hubiera detenido el tiempo.
Seguía moviendo los labios, pero Tsurugi no oía nada. Aun que sus piernas flaqueaban, siguió acercándose a él, por alguna razón, odiaba ver esa tristeza repentina en el mirar del otro.
"...Enma" fue lo único que logró escuchar, hasta que sintió un fuerte golpe en la cabeza y la sensación del suelo rompiéndose bajo sus pies.
Narra Tsurugi
- ¿Ya despertaste?- Mire hacia donde venia la voz, y vi a una chica sentada en el pupitre próximo al mío. Ella se rió, pero simplemente la ignoré.
- Tienes suerte de que eres nuevo, por eso te dejaron dormir, ¡Pero seguro este profesor ya te cogió manía! ¿Te llamabas Tsurugi Kyousuke, no? Yo me llamo Sorano Aoi, llámame solo Aoi. y, ¿Cual es tu primera impresión de...?-
-¿No piensas callarte?- Aun que use mi tono más seco y cruel, no pareció tenerme miedo, ni mucho menos ganas de cerrar el pico.
- Lindo medallón, ¿Fue un regalo de alguien especial?- ¿Medallón? Mire mi mano, donde, efectivamente, yacía un medallón de oro. Lo observé de cerca, en una cara estaban escritas las leras "T" y "K", ¿Mis iniciales? ni siquiera recordaba tener esto. Lo giré, pero la otra cara estaba completamente chamuscada.
- ¡Aoi, al fin te encuentro! Las actividades del club están por iniciar, apresúrate.- En la puerta del salón estaba un chico pelinaranja de ojos azules. Aoi, o como se llame esta charlatana, se levanto sonriendo de su silla.
- Antes de que se vayan, ¿En esta escuela asiste algún Enma?-
Ambos se miraron un momento, como si la mirada del otro fuera a ayudarles a pensar.
- ¿Enma? Quizá te refieras a Tenma.- Ambos sonrieron a la vez, agarrándome de los brazos, obligándome a la fuerza a levantarme.
- ¡Ven a nuestro club! Él a esta hora se encontrara allí.- Sin dejarme responder, me arrastraron hacía un gran edificio detrás de la escuela. ¿Que clase de "club" es ese? Seguro que el líder del club es hijo del director.
Ambos, de nuevo a la vez, abrieron la puerta de una patada. Se escucharon quejas y regaños de los que ya estaban dentro, pero no parecía importarles en absoluto. Pase mi mirada por el lugar, y me encontré con unos ojos azul metálico que hicieron volcar mi corazón.
-El chico de esta mañana..- lo oí susurrar, pero su voz sonó muy rota.
Mi corazón palpitaba violentamente, me sudaban muchísimo las manos. Sentí como el calor se me subía hasta las mejillas, y como perdía un poco el equilibrio. De nuevo, odie ver esa mirada triste. ¿Porque?
La presión fue tal, que solo atiné a salir corriendo. ¿Que rayos me pasa?
Fin de la narración de Tsurugi
- Espérenme, se me olvidó algo.- Tenma sonrió para tranquilizar a sus compañeros, los cuales lo habían rodeado para machacarlo a preguntas. Aun que sus amigos no sabían si creerle, tenían muy claro que si el peliazul le hizo algo dañino a su capitán, lo harían arrepentirse.
El castaño abandonó el vestíbulo, parándose al ver algo relucir en el suelo. Se agachó para verlo de cerca, encontrándose con un medallón de oro. Lo agarró, susurrando las dos letras que tenia escritas, y acariciando la cara quemada.
Una lágrima cayó lentamente por su mejilla, siendo la primera de muchas otras. Sacó del bolsillo de su pantalón un medallón de oro, con una cara chamuscada.
En la otra cara, estaban escritas las letras "M" y "T".
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彡Luz彡
FanfictionTsurugi fingía que no pero, en realidad, estaba desesperado. Buscaba impacientemente esa luz que iluminaria su corazón nublado. ¿Quien diría que esa "luz" se trataba de "eso"?