Día de los padres.- 1° parte

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— Y después de eso me dijo que hiciera estiramientos. — le estaba contando a Mei todo lo sucedido en el gimnasio.

Son las 4 de la mañana y hemos decidido no dormir. Yo por mis pesadillas sobre papá y ella no me quiso decir sus motivos.

— ¿Y los hicisteis juntos? — preguntó entre curiosa y divertida.

— No, para nada. Le expliqué que no quería hacerlos y se rió.

— ¿Y ya está? ¿no hubo ningún roce o alguna palabra con doble sentido? — se peinó el cabello con los dedos.

— Solo dijo "no te quejes si mañana no puedes caminar" — le cité tratando de poner el tono de voz más grave imitándole.

Mei se rió levemente ante mi patética imitación, y yo sonreí apenada.

— Pues por lo menos te dirigió la palabra Erika. Hubiese sido peor que te evitara. — confesó colocándose el fleco sobre la frente.

Me encongí de hombros sin saber muy bien como reaccionar. Es cierto que Tais estuvo más cercano de lo habitual, pero sigo sintiéndome insatisfecha.

— ¿Y qué tal estás con respecto al día de los padres? — pregunté cambiando el tema.

A Mei se le iluminaron los ojos cuando recordó algo.

— Mentiría si digo que no estoy un poco emocionada. — confesó mientras se levantaba de su cama y abría el armario. Empezó a sacar prendas de ropa de tonalidades pastel hasta que encontró un conjunto guardado al fondo del armario. — Llevo meses sin ver a mis padres ni a mi hermano pequeño. Siempre procuro hablar con ellos por teléfono pero no es lo mismo.

— Yo se que mi hermana no vendrá porque está en la universidad, así que solamente vendrá mi madre.

En ese momento Meiline me miró con compasión y pena en los ojos, supongo que recordó la ausencia de mi padre. Aparté la mirada cuando noté como se formaba ese nudo en la garganta que tanto detestaba. Apreté los puños y me esforcé en controlarme.

— ¿Y Chris?, ¿te ha comentado algo de sus padres? — pregunté mientras empezaba a preparar mi estuche para ir a las duchas más tarde.

— No, no me ha dirigido la palabra desde hace tres días. — suspiró.

Me levanté y caminé a su encuentro. Sin mediar palabra la abracé, al principio dudó pero después me envolvió con fuerza. Mei era un poco más alta que yo, aunque no demasiado. Así que ambas podíamos enterrar el rostro en el hombro de la otra.

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Permitía que el agua caliente cayera por mi cabello y mis hombros tensos por la reciente conversación con mi compañera de cuarto. Yo soy la típica persona que se baña con agua hirviendo, o al menos eso decía mi madre cuando entraba en el baño y notaba el calor que empañaba el espejo.

Las duchas públicas del internado no me entusiasmaban, pero había aprendido a bañarme con sandalias para no pisar el suelo húmedo y sucio.

No dejaba de darle vueltas al hecho de que hoy el internado estaría lleno de padres y madres felices de reencontrarse con sus hijos. Me daba curiosidad por conocer a los padres de mis amigos, aunque me aseguraría de que Ray no estuviese solo.

Me envolví en la toalla al salir de la ducha y ahogué un chillido cuando vi una silueta por el rabillo del ojo.

Es completamente normal que haya gente en los baños.

Traté de relajarme y recuperar el ritmo de la respiración.

Pero no a las 4 am.

Me giré sobre mí misma para ver a la persona con claridad. Era una chica mucho más alta que yo. Su cuerpo cubierto por una toalla era realmente estilístico, tenía unas piernas largas y el cabello castaño le caía en unas ondas perfectas sobre los hombros.

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⏰ Última actualización: May 03, 2020 ⏰

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