Había quedado con Natalia a las 17 pm, pero María entraba a trabajar a las 16, y definitivamente podía decir que esa ha sido la hora más larga de mi vida, a pesar de que mi amiga ha estado lo más pendiente de mi posible, mis uñas ya son prácticamente invisibles y las tres tazas frente a mí delatan las tres tilas que me he tomado. Para mi suerte o mi desgracia, ya apenas quedaban 5 minutos para la hora a la que habíamos quedado, por lo que Natalia no tardará en llegar.
—¿Estás ready furby? —pregunta María acercándose a mí. Tiene dibujada en la cara una sonrisa tranquilizadora, pero a su vez provocadora. Creo que mi amiga es la única persona capaz de conseguir esas dos sensaciones en ese gesto.
Niego con la cabeza. —No —susurro.
—Va, Alba, que todo va a salir bien. Quiero decir, ¿qué es lo peor que te puede pasar, que te diga que no?
Vuelvo a negar. —¿Y si me manda a la mierda? —pregunto.
—No creo que lo haga, pero si llega a ser el caso no pasa nada. No la conoces Alba, tú por tu lado y ella por el suyo. Si os habéis visto dos veces tía.
—Ya —murmuro—, el problema no soy yo. El problema está en si se enfada me manda a la mierda y aleja a mi hermano de Elena. Ya sabes que pasa si tocan a Aidan.
—Alba, relájate, eso no va a pasar, ya veras. Y si por cualquier circunstancia llega a suceder algo así, voy a ser la primera en ir a partirle la cara.
—¡María! —Le riño. Soy una persona que está totalmente en contra de la violencia, sufrí demasiado cuando era pequeña como para tener que usarla ahora más allá de un saco de boxeo.
La rubia levanta las manos en señal de inocencia. —Quería decir a hablar con ella para aclarar las cosas, sin manos —dice inocentemente.
—Eres una idiota, pero te quiero un montón y no sé qué haría sin ti —río y la abrazo. No soy una persona que muestre mucho sus sentimientos ni mucho menos que los diga, pero María me enseñó a tenerle un poco menos de miedo, pero solo me sale con ella. Bueno, y con mi familia, claro.
—Y yo estúpida —responde, devolviéndome el abrazo y revolviéndome el pelo.
—¿Alba? —dice una voz a mis espaldas.
Me separo de María mientras me peino el pelo que acaba de desordenar y me doy la vuelta, encontrándome de lleno con Natalia enfundada en unos vaqueros negros y una sudadera que probablemente es tres tallas más grande que ella, con una gran sonrisa decorando su cara.
—Pues sí que está buena —susurra María en mi oído. Todavía está agachada a mi altura, pero ahora en vez de mirarme a mí, está mirando a Natalia, o más bien, escaneándola.
La empujo negando con la cabeza, provocando que casi se caiga y que me dedique una mirada asesina.
—Hola Natalia —habla la Mari—. Soy María, hoy os atiendo yo —sonríe—. ¿Te dejo un tiempo para pensar o ya sabes lo que quieres?
—¡María! —grito—. Déjala que se siente por lo menos.
—Tranquila —dice Natalia, sonriéndome—. Un café con leche está bien —responde dirigiéndose a mi amiga.
—¡Pues marchando, un café con leche! —contesta María, marchándose a hacer el pedido. Menos mal.
—Perdónala —digo levantándome a darle dos besos—. Es un poco estúpida a veces.
—No te preocupes —ríe—. Parece simpática. Perdona por haberos interrumpido, es que no estaba segura si eras tú.
—No, no, tranquila —respondo nerviosa, haciendo más movimientos con las manos de los que creo que soy capaz—. No nos has interrumpido. ¿Nos sentamos?
ESTÁS LEYENDO
Explosión
Teen Fiction¿Qué pasarías si descubres que tu padre os ha abandonado a tu familia y a ti para formar otra? Alba Reche es una joven de 18 años que tuvo que madurar a la fuerza para poder sacar adelante a su familia después de que su padre les abandonase. Ha repr...