Capítulo 12 [Epílogo]

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Último capítulo del FIC (me creía que había más, sorry). Gracias por acompañarme en este pequeño viaje (lo siento porque al principio estaba guay la idea, pero no leí el final de kk... He intentado mejorarlo, pero al final lo he dejado como está). 

Tengo un fanfic pendiente que he estado creando (por eso he tardado en subir también). Estoy pensando también en traducir algunos fics de Supercorp con capítulos cortos, aunque ya veremos ji.

Habían pasado varios días. Lena y Kara comenzaron a tener citas más íntimas, pero sin pasarse de largo. Todavía estaban en esa fase de: me gustas y estoy descubriendo que siento por ti. Aunque ellas ya lo sabían, pero no querían asustarse mutuamente.

—Cómo vas con tus... ¿imaginaciones?

—Puedes llamarlas por su nombre, Kara. No me molesta —contestó Lena guardando las cosas en su maletín.

—Ya, lo sé... aun no me has contado nada de lo que has vivido con ella —alzó la ceja con curiosidad.

—Ni lo vas a saber —recalcó con una sonrisa.

—Venga, Lena —suplicó con la mirada—, no tienes por qué avergonzarte.

—¿Por qué iba avergonzarme? —preguntó mientras se dirigía hacia la puerta y Kara fue tras ella.

—Porque tu subconsciente te habrá hecho una Kara y quiero saber cómo era —insistió la rubia, pero Lena volvió a negar con la cabeza.

—Si esta noche me ganas al póker, a lo mejor, te lo cuento.

—No es justo —protestó—, sabes que no se me dan bien esos juegos. Soy más tipo de Quien es quien o adivina la película.

—Solo tienes que ganarme a un juego y te prometo que te lo cuento. Todo —recalcó la última frase acompañado de un guiñó y salió por la puerta sin la rubia.

Kara se quedó con los ojos abiertos y fue tras la pelinegra. ¿Qué quería decir Lena con eso? La rubia se imaginaba todo tipo de cosas que le entró un escalofrío por el cuerpo.

Siguió los pasos de Lena hacia la salida. Fueron caminando hasta llegar a casa de la pelinegra. Quedaron para cenar y hoy la CEO quería atreverse a que se quedara a dormir.

Pusieron una película mientras saboreaban los nachos con queso. Kara acariciaba constantemente el brazo de Lena como su hobbie favorito. Lena siempre ronroneaba en su cuello para pedirle más caricias, pero Kara lo intercambiaba por besos.

—Eres increíble —musitó Kara en sus labios.

—La heroína aquí eres tú... —replicó Lena.

—Discrepo —se abalanzó sobre ella para darle otro beso—, ahora... —musitó mientras se separaba—, cuéntame que le hiciste a tu alucinación.

—Debería de decir que me hizo ella porque...

Pero no pudo acabar la frase. Por encima del hombro estaba ella, su alucinación. Y Kara por fin se dio cuenta de que Lena cuando tenía la mirada perdida no era por ella, sino por la otra Kara. Miró hacia atrás donde tenía la vista de Lena.

—¿Está aquí? —usó sus rayos x, pero era indetectable.

—Sí... —confirmó Lena.

—Adiós, Lena —se despidió Supergirl sin más.

—¿Adiós? —preguntó y Kara frunció el ceño.

Supergirl asintió con una sonrisa. Dio dos pasos atrás y Lena quitó con cuidado a Kara de encima. Se dirigió hacia Supergirl para que le diera una explicación.

—Me estoy —levantó su mano y vio como tenía agujeros en sus palmas—, deteriorando. Me estás aceptando y yo voy desapareciendo —sonrió—. Así que tu cabecita —le señaló—, está sanando para ser más concretos. Y es todo gracias a ella —miró por encima de su hombro y vio a Kara sentada, esperándola sin juzgar.

Lena le entró vergüenza porque para ella era algo normal, pero pensó en que Kara veía a la pelinegra hablar sola con un ente inexistente. Miró nuevamente a Supergirl y esta cada vez iba desapareciendo más. Intentó palmear su rostro en señal de despedida. Por primera vez veía a Supergirl diciendo adiós de verdad, su alucinación se estaba yendo. Y al fin, no hubo rastro de ella. Lena suspiró y agachó la cabeza. Se vio rodeada por los brazos de Kara y dio media vuelta.

—¿Qué ha pasado? —preguntó dudosa.

—Creo que se ha ido. Del todo.

—Supongo que me alegro.

—Yo también —sonrió Lena.

Kara miró su ternura sonrisa y la cogió en brazos. Lena se sobresaltó ya que nunca nadie le había cogido así, pero recobró la compostura abrazándola del cuello. Se besaron hasta llegar nuevamente al sofá.

—¿Cómo era? —volvió a preguntar refiriéndose a su "doble".

—Un poco irritante a veces —miró como la sonrisa de Kara se apagaba—. Tu clon. Era un poco irritante, era solo ella.

—¿No me vas a decir nada más?

—¿Me has ganado al póker? —replicó con una sonrisa y Kara rodó los ojos—, está bien. Eras un poco, por no decir demasiado, chulesca. Te encantaba fardar y ser tan prepotente...

—¿Quieres que sea así? —preguntó confusa.

—No, para nada —besó nuevamente sus labios—, me encantas así, Kara. Lo tierna que eres —beso—, lo dulce también —beso—, y lo fascinante que llegas a ser —beso en el cuello.

—Pero en la cama me querrás de otro modo —proclamó Kara sin pensar y luego se tapó la boca.

Temía que por decir esas palabras asustara a Lena, pero el rostro de la pelinegra mostró una sonrisa de satisfacción por el contrario. Entonces Lena entendió porque tenía ante ella una alucinación con una actitud arrogante: Kara sería la dueña de la cama.

Pasaron meses. Lena Luthor trabajaba para Supergirl sin que nadie se enterara. Sí sabía su secreto y su identidad, pero no querían que nadie lo supiera básicamente porque podía poner en peligro a Lena. Y eso no lo podía permitir Kara, menos cuando eran pareja -su talón de Aquiles- y nunca se perdonaría si algo le pasara.

—Deja las cajas donde quieras, cariño —mandó Lena mientras hacía más espacio.

—¿Por qué no puedo hacerlo con mi fuerza y velocidad? —preguntó frustrada.

—Porque quien se muda conmigo es Kara Danvers, no Supergirl. Hay que ser discretas porque sabes lo que sucederá si te pillan —le señaló con el dedo.

Kara soltó las cajas con brusquedad y fue hacia Lena con agresividad. Cogió de la muñeca con el que le señalaba y la tiró de ella. La besó con intensidad que casi rajó sus labios, pero a Lena no le importaba. Le encantaba como Kara la tenía dominada y sabía perfectamente como iba acabar esta situación.

Entraron en la habitación como si no estuvieran de mudanza, como si siempre hubieran vivido ahí, y es que ciertamente parecía así, ya que después de pocas semanas que pasaban al principio, siempre estaban juntas una con la otra.

Fueron caminando a ciegas hasta la cama. A ciegas porque no miraban por donde pisaban y no tenían necesidad de abrir los ojos para saberlo porque Kara ya se conocía el camino de memoria. Lena besó con pasión y lujuria. Y sabían a partir de ese momento que:

Para Lena siempre será Kara, y para Kara siempre será Lena.

Alucinación | Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora