Introduccion

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Base militar, 41°24'12.2"N 2°10'26.5"E

Los cristales empañados resaltaban de aquella fría habitación. El destelló constante de las alarmas anunciaba que todo estaba funcionando de forma correcta en aquel lugar y eso generaba una tranquilidad a todos los presentes.

—Siete meses.—

La voz ronca del general retumbó en las paredes del sitio, su semblante relajado cambió abruptamente al notar como pequeños destellos de luz tintineaban en una de sus medallas, arrugó la frente y miró al grupo de hombres que se encontraban alineados frente a él.

—Cuantas veces les tengo que decir las cosas, ¿Quieren que haga otra ejecución como el mes pasado? —

—No señor. — Dijeron todos los soldados al mismo tiempo.

—Entonces porque nadie arregla ese maldito agujero. — Su dedo gordo señaló los ladrillos llenos de moho. —La próxima vez no quiero ver cómo se filtra la luz, ¿Entendido? —

—Entendido, señor. —

—¿Entendido? — Repitió con un tono amenazante.

—¡Entendido, señor! — Está vez el coro de voces se escuchó más fuerte por lo que Karl sonrió con cinismo, le gustaba tanto tener el control.

—Ahora lárguense y vuelvan a sus actividades. — Avanzó nuevamente por la habitación llevando las manos detrás de la espalda, quería mostrar autoridad en todo momento y esa postura si que intimidaba especialmente por la forma en que el uniforme militar resaltaba del pecho y brazos.



—Señor. — Uno de los tenientes rompió la formación para acercarse al general.

—Ahora que quieres Zoran. — Se detuvo frente al ventanal grueso y polarizado donde una cuerpo femenino reposaba en su interior, varios cables la mantenían inerte en aquellas heladas aguas, su cabello Rubio se movía por las pequeñas ondas que se formaban gracias a su débil respiración.

—Está lista. —

—¿Qué? — Cuestionó maravillado, solo llevaban siete meses y los resultados eran favorables, aquella Kryptoniana estaba absorbiendo tan bien los minerales rojos que en 72  horas estaría lista para ver el mundo.

—La doctora Merif nos envió los resultados hace 37 minutos. —

—Y porque no se me había informado nada. —

—Queríamos asegurarnos de que todo fuera correcto, no podíamos darle un diagnóstico sin comprobarlo primero. —

La gruesa mano palmeó varias veces la mejilla ajena.

—Me gusta que seas tan listo Zoran. —

—Gracias señor. — Se podía ver lo emocionado que estaba por aquel comentario. — Aquí tiene General. — Extendió varios documentos membretados, Karl los sujetó con delicadeza lo que menos deseaba era estropear aquella valiosa información. Retiró el sobre negro con lentitud sacando las hojas, las manos  le temblaban un poco por la emoción, jamás se imaginó que la prima de supermán terminara en su poder, mucho menos que nadie supiera de su existencia, sin duda el destino lo estaba premiando de la mejor manera.

—¡Mhmm! — Musitó a medida que leía los reportes de la doctora, Merif anexó las pequeñas entrevistas que tuvo con Kara Zor – El, solo tres veces la chica estuvo despierta ya que necesitaban información sobre su raza y hogar, ninguno se imaginó que aquella rubia compartiría lazo sanguíneo con el hombre de acero. —Maravilloso. — Pasó la hoja con cuidado para leer el resto del texto, sus ojos comenzaron a cambiar ligeramente en cuanto llegó a la última letra, un  brillo intenso detonó en la mirada al saber que lo había logrado. Sin poder evitarlo comenzó a reírse eufórico mientras se aproximaba al cristal, sus manos se posaron en aquel frío vidrio delineando una pequeña S.

XT19 (Supercorp - Historia terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora