Capítulo 21

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Mini maratón 1/2 

Rodeo la cama y me siento mientras dejo colgando mis pies. Acabo de salir de la ducha, estoy envuelta en una gran toalla blanca y me observo las piernas. Necesito crema hidratante urgente. Matt acaba de meterse en la ducha y no tengo ganas de levantarme a buscarla por mí misma. Me tiro hacia atrás y dejo hacer mi cuerpo atravesado en la gran cama de matrimonio de nuestra habitación. Definitivamente voy a esperar a que Matt salga, no quiero buscar la crema por mí misma. Tengo flojera, mucha flojera. Matt debería apurarse, no puedo pasarme la noche desnuda, a menos que esté en sus brazos, envuelta en una toalla sobre la cama. Cierro los ojos y tarareo una canción. El sueño me arrastra muy lejos…

-¿Qué haces?

Abro los ojos sobresaltada e intento ponerme de pie. Intento fallido. Mi frente choca contra la frente de Matt y siento un grito ahogado de su parte. Vuelvo a caer en la cama, mierda, como ha dolido aquello, hasta estoy medio mareada. Cierro los ojos de vuelta y luego me siento nuevamente en la cama.

-Mierda, _____ -dice Matt adolorido.

-Ouch, perdona, Matt. –Me toco la frente-. ¿No sangra?

Se ríe divertido y niega con la cabeza. Tiene el torso desnudo y una toalla que prende de su cadera. Dios, que sensual.

-Me quedé dormida y cuando escuché tu voz me asusté.

-Oh, no me di cuenta. –Se tapa la boca con fingida incredulidad.

Me río y estiro mis brazos. Le sonríe cuando se pone de pie para buscar su ropa y recuerdo que necesito mi crema.

-¿Sabes? Estaba esperandote para que me pasaras la crema hidratante.

-¿Ah…si? –Pregunta poniendose unos boxers-. Mira que bien.

-Oh, vamos… -me río.

-Así que esperas a tu esposo desnuda en la cama, solo por crema hidratante… Interesante.

Me río de nuevo y me pongo de pie. Ya sé por donde viene la mano, pero Matt se me adelanta y coge el pote de crema. Lo menea en el aire.

-Que va… ya hasta flojera me da.

Busco entre mi ropa y tomo mi pijama junto con la ropa interior que he elegido.

-Deberías ser más ágil –me dice mientras se coloca el pijama-. Usted y yo tenemos un tema pendiente.

Alzo una ceja y me dirijo a la cama. Matt lanza el pote a la cama y este rebota antes de quedarse en su lugar. Me siento al borde de la cama y alzo la barbilla en dirección a mi esposo, ¿qué tema pendiente? Abro la crema y tomo un poco en mano, la esparzo por mis piernas y las masajeo hasta que se absorbe toda en mi piel.

-Megan y Ashley quieren trencitas y tatuajes.

Me río antes de colocar el pote de crema sobre la mesa de noche.

-Te juro que no ha sido mí culpa.

-¿Debo creerte?

Coordinamos al momento de apagar y prender luces. Él paga la luz principal y yo prendo la luz de la mesita de noche. Corre y se tira en la cama haciéndome saltar sobre esta. Me río y me meto en la cama, él se acomoda para que lo cubra con las sábanas. 

-Claro que debes creerme.

-Oh, no, no, señorita. 

-¿Qué pasa?

Me acurruco a su lado y lo abrazo. Apoyo la cabeza en su pecho y él me abrazo a mí.

-Sabes cómo volverme loco.

-No he hecho nada.

-Eso es lo que más me asusta.

Me río divertida y froto la mejilla contra el vello de su pecho. Se ríe y sus dedos comienzan una carrera por mi espalda mientras van acariciando a su paso, van dejando pequeñas cosquillas. Esa sensación cuando Matt me hace cariño, cuando Matt se comporta como un novio enamorado. Nunca va a desaparecer, aún recuerdo nuestro primer y torpe beso, las mariposas en mi estómago.

-Les has pedido que ellas dijeran que querían hacerse eso.

-Te juro que no, Matt –me río.

-Oh, vamos, no te creo nada.

Largo una risotada y paso uno de mis dedos por su pecho, trazando una línea imaginaria en la que pasean ahora dos dedos.

-A que aún quieres la trencita y el tatuaje.

-Pff…

Se ríe y me acomoda más cerca suyo. Me río con él. Bueno, quizá no he estado pensando en eso, pero si las quiero, a ambas cosas. Un tatuaje que se borra, una trencita poco duradera y aniñada. Oh, vamos, si que quiero ambas cosas como cuando estuve en la playa con Matt hace años atrás.

-¿Matthew?

-¿Hhhmm?

-¿Duermes?

-Esa pregunta no ha sido lógica. –Se ríe adormilado.

Me río junto a él.

-¿Apago la luz?

-Anda, si por favor.

Matt deja de rodearme con su brazo y me separo de él y sus caricias para apagar la luz. Luego vuelvo a nuestra posición anterior y él sigue con las caricias. Lo amo, es tan perfecto. Oh, Dios, aquí vamos de nuevo. 

-¿Crees que el tener hijos ha cambiado nuestra relación?

Se demora un buen rato en responder y creo que se ha dormido. 

-No.

-¿En nada?

-¿Tú crees que si?

A veces, cuando peleamos y ellos nos ven, cuando les hacemos daño sin siquiera darnos cuenta. A veces, cuando no sabemos cómo hacer para estar juntos y a la vez no desatender a los niños. A veces, cuando en vez de estar solos tenemos que dormir con alguno de los chicos que tiene miedo. A veces, cuando me quedo dormida antes de que él llegue de trabajar para mantenernos. 

-No lo sé.

-¿Por qué lo preguntas?

Quizá no sea el momento, Matt tiene sueño y derecho a dormir. 

-No lo sé.

-¿Acaso sabes algo?

-No lo sé.

Se ríe adormilado y me aprieta junto a él.

-Está claro que te amo, ¿cierto?

-Cierto.

-¿Tenemos problemas?

-¿Mentales? Muchos.

Se ríe nuevamente y besa mi cabello.

-Eso es lo que hace divertida nuestra relación, la bipolaridad y los supuestos problemas mentales.

Me río y me aprieto más contra su cuerpo.

-Te necesito para siempre.

-Me tienes para siempre.

-¿Siempre es siempre?

-Supongo –se ríe.





Quizá sea mejor el vestido rosa, pero es que el azul es tan perfecto. Me observo en el espejo y doy media vuelta. Bueno, me favorece, me realza las curvas y se ajusta a mi cintura. Es lindo.

-¿Ya estás?

Abro la puerta del probador y Matt se tapa la boca.

-¿Dónde está mi esposa?

Le golpeo el hombro y se ríe.

-Te ves hermosa.

-Ow, gracias. ¿No crees que el azul era mejor?

Doy media vuelta para seguir observándome en el espejo. Veo a Matt negar con la cabeza detrás de mí.

-No, me gusta más el rosa.

-¿Seguro?

Alza los hombros y asiente.

-Si quieres llevamos los dos.

-¿Si?

Doy media vuelta para quedar frente a él. Seguramente mis ojos brillan de felicidad y sé que mi marido no puede resistirse a eso, como yo no puedo resistirme a su sonrisa perfecta.

-Claro, si a ti te hace feliz eso.

Me le tiro encima y lo abrazo con todas mis fuerzas.

-Eres perfecto.

Me rodea la cintura con sus brazos y besa mi cuello.

-Tú eres perfecta.

-Oh, no, no empieces.

Se ríe y nos separamos. Me meto en el probador y él me dice que va a pagar mientras yo me visto con mi ropa anterior. Estoy feliz, hemos salido solos a desayunar y llevamos una hora y media de compras. Lo mejor de todo es que no solo hemos comprado para mí, sino que también hemos comprado para él y algunas cosas para la casa. Matt ha insistido en que le gustaban unas sábanas para nuestra cama y luego a mí unos cuadros, y así hemos ido comprando todo lo que nos ha gustado o llamado la atención. Y ahora caminamos por el centro comercial con bolsas en una mano y las otras entrelazadas. Matt va contándome sobre algo que le ha dicho su madre esta mañana sobre sus hermanos.

-¿En qué piensas?

-En lo perfecto que es todo esto.

Se detiene en el camino y volteo a verlo. ¿Qué le pasa de raro? Voltea a verme el también y me regala una tierna sonrisa. Oh, que dulce es.

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Primero que nada este capítulo esta dedicado a cada una de ustedes, gracias por esperar a que suba capítulo, por apoyarme y dejarme mensajes muy bonitos, no saben lo agradecida que estoy de tenerlas y que sean cherrys ¡Gracias!

En un rato más subo otro capítulo :)

-karencereza

La Bella y la Bestia - Matthew Espinosa (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora