Capítulo 11

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Recién vestida y con el cabello húmedo, me asomé en la habitación de Megan. La cama tendida, nadie a la vista. Me encogí de hombros y seguí mi paso hasta la habitación de Ashley. La cama tendida, nadie a la vista. Un poco extrañada, pero encogiéndome de hombros, llegué a la habitación de Austin. Igual a las dos anteriores, la cama tendida, nadie a la vista. 


-¡Matthew! –grité.

Salió de la habitación mientras despeinaba su húmedo cabello.

-¿Qué hay?

-No hay nada, eso ocurre. Los niños no están en sus habitaciones.

Alzó una ceja y se acercó a mí. Me tomó la mano y comenzó a caminar, haciendo que yo fuera tras él. No me gustaba nada, pero tampoco quería pelear y sería una estupidez reprocharle por aquello. Me condujo hasta las escaleras que conducían a la tercera planta.

-A mí se me podría haber ocurrido eso –dije frunciendo el ceño.

-Pero no se te ha ocurrido –rió divertido.

Apenas comenzamos a subir las escaleras, sentí las risas y ruidos que los niños provocaban. Ya decía yo que eso era un muy buen lugar, perfectamente diseñado para los tres diablillos. 

-No hables, quiero verlos jugar –me dijo cuando me dio paso para ir primera.

Asentí con la cabeza, yo también quería verlos jugar. Siempre hacíamos de esas cosas, cuando Justin no viajaba tan a menudo. Era lindo ver a los tres pequeños compartiendo juguetes e imaginando extrañas y divertidas aventuras con sus muñecos y accesorios.

-Con permiso, bella dama –dijo Austin.

Matt contuvo una risa y se pegó a la pared junto a la puerta, justo igual a mí.

-Si, disculpe, señor bello.

Ahora Matt tuvo que taparme la boca para que no largara una carcajada.

-Es usted mu beno –dijo Megan.

-¡Pásame a Tedy! –Gritó Ashley-. ¡Es la hora del té!

Los grititos de emoción y el revuelo que se armó allí dentro, era para grabarlos. Aunque no los estábamos observando, solo escuchábamos lo que hacían. Estábamos absolutamente seguros de que llevaban disfraces y todo estaba desparramado por cualquier lado.

-Austin, ¿por qué no llevas el traje pesto? –preguntó Meg.

-Porque no me gustan esos trajes, Meg –le respondió al instante.

-Beno –dijo la niña-, quelo mucho té para mí y mis tes niñas.

-Marchan cuatro tazas de té para ellas –dijo Austin en un cantito.

-Señor mozo, señor mozo –gritó Ashley-. Yo tambén quelo una taza de té pata mí.

-Oh, entonces marchan cinco tazas de té para ellas –volvió a cantar.


Matt sonrió mientras observaba a la nada, sabía que a él también le hacía feliz saber que los niños eran felices. 

-¿Matt? –pregunté en un susurro.

Volteó la cabeza y pegando su mejilla a la fría pared blanca, me observó. Alzó ambas cejas, dándome a entender que me estaba escuchando para cuando yo quisiera hablar.

-¿Vamos a desayunar? 

El asintió e hizo amague para moverse, pero la conversación de los niños nos detuvo.


-… en serio –concluyó Megan.

-¿Mamá te dijo, Meg?

-Si –respondió tiernamente-, y dijo que ama a papá, mucho, mucho, mucho.

-¿E cierto, Aust? –preguntó Ashley a su hermano mayor.

-¿Qué si la ama? –Preguntó el niño-. Yo no lo sé. Antes siempre se daban besos asquerosos cuando estaban juntos, ahora solo se gritan.

Bajé la mirada. ¿En serio nosotros habíamos cambiado tanto?

-Pero mamá dijo que ama a papá y luego cuando se fue, papá etaba en la perta y se rió con ella.

-¿Pero no taban nojados? –Preguntó Ashley.

-Beno, quizá ya hablaron y no tan más nojados –respondió Megan.

-Para mi que les preguntemos –dijo Austin.

-No, no, no, no –habló Megan-. Son cosas de dultos, no hay que moletar. Apate, yo creo en lo que me dijo mami, que ama a papá y él la ama a ella.

-¿Y si lo decía de mentira?

-¡Te digo que lo decía de vedad! –gritó Megan.

Matt frunció el ceño y volvió a tomarme la mano, que sinceramente, no sé en que momento soltó. Con su dedo gordo, comenzó a hacer pequeños círculos en el dorso de mi mano, en una tierna caricia. Sonreí amargamente y recargué la cabeza en su hombro.

-¿Qué hemos hecho, Matthew? –murmuré.

-No lo sé, pero me duele –respondió por lo bajo.

-No quelo que me hables nunca más –gritó Megan.

-Yo solo decía –se defendió Austin.

-Dejen de peleal, ya se parecen a mami y papi –casi lloriqueó Ashley.

-Beno, beno, pedon –dijo una dolida Megan. 

Se quedaron callados por un momento. Matt siguió con sus caricias en mi mano, mientras que yo tenía la mente en blanco. En serio les había afectado mucho eso a los niños. Ya nos habían visto pelear dos veces, y en las dos, los tres habían terminado quebrando en llanto. No podíamos seguir así. Matt y yo debíamos hacer algo para que los niños olvidaran las peleas y para que nosotros volviéramos a la normalidad, bueno, era solo por decir, nunca habíamos sido una pareja normal.


-Alguien se tiró un pedito –dijo Ashley.

Matt y yo explotamos en risas, aunque ambos pusimos una mano sobre la boca del otro, intentando no hacer tanto ruido.

-¡Intrusos! –gritaron Megan y Austin a la vez mientras los tres asomaban sus cabezas al pasillo.

-¿Por qué nos espían? –Ashley colocó los brazos en jarras.

-No los estábamos espiando –le dijo Matt aún riendo.

-No es gracioso.

-No, claro que no –dije e intenté contener la risa.


Nos quedamos todos en silencio, aunque Matt al reírse hacía ruidos de cerdo con la boca. Los tres comenzaron a reír de su papá, mientras que yo lo miraba entre una mueca de risa y no sé que otra cosa.

Megan corrió y me abrazó la pierna. Tuve que soltar la mano de Matt para tomar a la niña en brazos.

-¿Mami? –Preguntó apoyando su cabeza en mi hombro-. ¿No que es cierto que amas a papá, mucho, muchísimo?

Matt dejó las risas de lado y volteó a vernos.

-Claro que si –dije sin pensarlo dos veces.

Megan volteó a ver a su gemela y a su hermano mayor, y les mostró la lengua mientras cantaba en una burla.

-Yo les dije, mami y papi se aman mucho, mucho, mucho.

Matt sonrió de lado y besó mi mejilla.

-Si se aman tantisisisisisisimo…-habló Austin-, ¿por qué ya no se dan besos babosos?

-¿Quién te ha dicho que no nos damos besos babosos? –le preguntó Matt despeinándole el rubio cabello.

-No los he visto –le dijo retóricamente.

-Pues no tienes que ver todo, niño –le dijo Matt.

Recordé la noche anterior y mis mejillas tomaron un rosa suave.

-¿Etoces si se dan besos babosos? –preguntó Ashley.

-Sep.

-¡Diu, asco, asco! –gritó Megan.

-A que quieres ver un beso baboso de mami y papi –canturreó Matt.

-No, no, no –gritaron los tres niños a la vez.

Matt se acercó a mí y plantó un beso en mis labios.

-¡Oh mi Dios, qué maldita asquerosidad! –exclamó Austin.

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Un poco corto, pero es lindo:3.

Chicas sobre la novela que adaptare será de los dos Jacks ¿les parece? No sé cuándo comenzaré a subir, supongo cuándo ya este por terminar esta novela ¿o la quieren antes? Lo más antes posible sería subirla el próximo Lunes, no sé ustedes elijan :)

-karencereza

La Bella y la Bestia - Matthew Espinosa (Segunda Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora