La más clara expresión de sospecha se dibujó en el rostro de mi, supuesto, amigo, a penas terminé de relatarle, quizá, por quinta vez, los hechos que acontecieron el día anterior, en la clase de biología.
—No te creo nada, Dave.
Casi gruñí.
—Mierda, Karkat. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¡No estoy mintiéndote! Eso, de verdad, sucedió.
Karkat volvió a observarme con la misma sospecha con la que había estado observándome desde hacía media hora, cuando ambos arribamos la cafetería. —Y yo, de verdad, lo dudo.
Suspiré profundamente. ¿Era tan increíble? ¿Era tan improbable el hecho de que Jade Harley me haya hablado?
—No es... —Karkat se detuvo un momento. Parecía estar pensando en cómo expresar sus pensamientos correctamente. —Yo sólo pienso que, si ella sólo te hubiera hablado, si ella hubiera mantenido una conversación normal contigo, toda la situación sería más creíble. Pero... Estás diciéndome que prácticamente te regañó en frente de toda la clase. Eso es algo muy...
Entendí a qué se refería. Demonios, sí. Su actuar había sido muy... Extraño. Empezando porque nadie, jamás, se había atrevido a intervenir en una discusión, si es que podía llamársele así, con un profesor; mucho menos, si él estaba involucrado. Una vez, nada más, hubo una intervención, cuando el profesor de matemáticas le prohibió llevar sus gafas; había sido, justamente, Karkat quien intervino, pero, a diferencia de Harley, había sido en su defensa; no había estado en contra suya. Nadie, en general, se había tornado en su contra; ningún alumno, ni siquiera los más rebeldes. ¿Por qué ella, entonces, si ella parecía amable, si parecía una persona calma? Las personas de carácter suave no tienden a actuar así; ¿por qué rayos ella sí?
—¿Tú crees que me odie?
Joder, de verdad que no se me había ocurrido pero, analizando los hechos, tendría mucho sentido si ella lo hiciera. Esa sería la única explicación ante aquella actitud tan... Incoherente.
Karkat frunció el ceño en respuesta.
—No lo creo... Digo, ¿qué razones podría tener?
—Pues, no sé, no sé qué podría odiar de mí. ¡Ni siquiera llegamos a hablar! Sólo que... Es lo único que se me ocurre. —Tomé un sorbo de mi jugo de manzana, perturbado por la situación. Esperaba que, al menos, el acto de tomar mi bebida favorita me tranquilizara porque pensar en la situación definitivamente no lo hacía.
—Deberías hablar con Terezi, ella es mucho más perceptiva. O, quizá, con Kanaya; Kanaya es buena para hablar sobre esos temas también. —Karkat jugó distraídamente con su comida. —¿De verdad no estás inventándolo todo? No me lo termino de tragar.
Agarré, con brusquedad, el envase vacío del jugo que estaba tomándome, para levantarme de la mesa. —¡Te he dicho que no, joder!
Karkat se rió, con gracia. —Ya, ya. ¿Si te digo que te creo estarás menos molesto?
Le mostré el dedo medio.
❉
La jornada fue, quizá, más insoportable de lo normal. No era por la monotonía; seguía siendo tan monótona como siempre, pues no había cambiado demasiado el desarrollo de las clases. Los profesores arribaron el aula, nos dictaron el contenido y, algunos, nos pusieron a realizar actividades, como lo hizo la profesora de psicología, quien nos mandó a realizar un análisis acerca de las emociones humanas. Era casi normal, se podría decir. La diferencia con respecto a los otros días, aquello que hacía que fuera una jornada más difícil de sobrellevar, era que, por alguna razón que, lastimosamente, yo conocía muy bien, todos estaban observándome; todos estaban observándome con curiosidad en los ojos, como si fuera un fenómeno. ¡Y entendía el porqué! Era culpa de aquel espectáculo. Era culpa de Jade. Sin embargo, saber porqué sucedían las cosas no las hacía más soportables. El hecho de saber el porqué me miraba no evitó que fuera un día estúpidamente insoportable.
Así que cuando, por fin, sonó el timbre que anunciaba el fin de las clases, casi salté de alegría. Casi. No lo hice, por supuesto. Sólo recogí mis pertenencias, arreglé mis gafas y me apresuré por salir, despreocupadamente, de la institución. Sólo quería irme. Gastar mis energías en algo más parecía un desperdicio.
En la salida, me encontré con John.
—¡Hola, Dave!
Traté de mantenerme impasible. Jade estaba a su lado, guardando unos cuadernos en su mochila.
—Hey. —Chocamos puños. John sonrió, suavemente.
—¿Ya te vas? —Preguntó, con curiosidad. —Iba con Jade, y con Rose, a comer. ¿No quieres venir?
—No, está bien. —Me obligué sonreír. —La verdad quiero terminar un juego hoy.
A John se le iluminaron los ojos. —¿El que jugamos la otra vez?
Esta vez no fingí la sonrisa. —Sí, aquel en el que eras bastante malo.
John me golpeó el brazo. —No es gracioso. ¡Recién lo había conocido!
—Es sólo un juego. No tienes que tener que conocerlo con tanta antelación para saber jugarlo bien.
—¡Claro que sí! —Dijo él. Yo me reí más aún.
—Como digas. —Me dirigí hacia el portón. — Nos vemos. —Agité la mano, sin mirar hacia atrás.
Y, por primera vez, no me molesté en observar la reacción de Jade; en ver si me observaba de vuelta. Por primera vez, no me importó.
Intenté que no importara.
❉
nO LO PUEDO CREER.
No esperaba tantos comentarios, de verdad. Pensé que nadie iba a querer que volviera. No puedo creer que hayan sido tantos lo que hayan comentado. No los merezco. (。•́︿•̀。)
Aquí, mil años después, estoy con un capítulo. Sí, lo sé tardé un montón. No sé cuánto tarde con el siguiente pero, es muy probable, que no llegue hasta que edite los capítulos anteriores. Me siento bastante inconforme con ellos y eso me impide vivir en pAZ. Espero me entiendan.
¿Qué estará pasando con nuestros queridos protagonistas? ¡Díganme sus opiniones! (。•̀ᴗ-)✧ La verdad ni yo sé...
╮(. ❛ ᴗ ❛.)╭
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Inaccesible
FanfictionElla no podrá ignorarme por siempre. Yo me encargare de que ella me note. Yo me encargare de que ella no sea inaccesible.