Broke down my lute

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-¡Jaskier cariño, nos vamos! cuídate y si tienes problemas, llámanos para recontratar a tu guardaespaldas-

-¿Es muy necesario que tú vayas con papá?-

-Nene sabes como es ese hombre, no puede hacer nada solo. Te amo, no hagas estupideces-

La hermosa mujer de aretes extraordinariamente caros e impecables sedas deslizadas por su envidiable figura beso la mejilla de su único hijo y dando taconadas salió por la puerta principal, seguida por él.

-Pero mamá en dos días cumplo años, ¿ACASO LO OLVIDARON?-

-Jaskier volveremos en una semana, no se acabará el mumdo porque nos pasemos por un par de días-

-Papá...-

-Es tarde vámonos-

-¡Papá mamá... No...-

-¡USA LA TARJETA DE CRÉDITO, TE AMAMOS!-

-Se vayan...- Jas bajó la mirada apesadumbrado. No le molestaba que se fueran todo el tiempo, entendía que todas las comodidades que tenía eran gracias a ellos... Solo... Los extrañaba todo el tiempo. -Ahora solo quedamos tú y yo-

Tomó entre sus manos el Laúd que dejó tumbado sobre el césped del patio trasero y comenzó una pequeña vereda por toda la mansión, cantando tan alto para así matar el maldito silencio que eso techos altos y desiertas habitaciones siempre lo molestaba.

-Broke down My...-

Ding dong.... Ding Dong (efectos especiales caca, no hay presupuesto)

Jas podría ir a abrir, de no ser porque lo tenía prohibido, después de todo, había personal para esa clase de cosas, así que ni se inmutó y continúo, parandose sobre los costosos sofás de terciopelo blanco y las encimeras de pulidas maderas.

-Señorito Pankrast le voy a pedir que baje de las encimeras, tiene visitas-

-¿De quién?- bajó de un salto y dejó a un lado su Laúd.

El mayordomo se hizo a un lado y en silencio se retiró dejando al joven con su inesperado invitado.

-... Qué se supone que haces aquí?-

-Mucho tiempo sin verte Jaskier-

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Un gancho tras otro, a la chingada porque nada le pinches quedaba ¿Qué demonios le sucedía a su cuerpo? Desde el día que el profesor se encargó de su herida, todo su cuerpo había dejado de congeniar con él mismo, era como si... Ya no fuera humano... Claro, sonaba bien pendejo eso pero si, ahora comía como maldita bestia, no había nada que lo satisfaciera, y lo peor es que no engordaba. Llevaba días buscando pantalones y camisetas que no le quedarán tan ajustados, su cuerpo creció.

Pero había algo aún más culero, que no sabía ni siquiera Ciri, tenía insomnio, sentía la necesidad, estaba ansioso y no sabía d qué, que chingaos quería hacer.

-Dios ese pantalón hace que te veas un degenerado-

-Callate Yennefer-

Es cebollaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora