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Cuenta la leyenda que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o distancia

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Cuenta la leyenda que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o distancia. El hilo puede enredarse, estirarse, pero jamás romperse...

¿Por qué existiría algo así?
¿En serio es realidad?
¿Por qué nadie me había dicho esto antes?...

Preguntas como estas rodeaban mi cabeza, mientras que con la misma buscaba respuestas. Alcé mi mano sacando mi dedo meñique, se supone que el hilo está ahí, lo miré mientras hacía delicados movimientos pero fué en vano. Esa mierda es invisible...

La campana sonó indicando que tenía que ir a clases, recogí mis libros y los metí en mi bolso para luego tomarlo e irme a mis clases.

Al estar en la puerta de la estúpida clase de matemáticas dirigí mi mirada hacia atrás con alguna esperanza de que uno de mi grupo de amigos esté ahí, y si, a la distancia en esa esquina miro una cabellera rulosa al lado de la pelirroja de mi corazón. Eran Wyatt y Sophia

Les sonreí y ellos al voltear también lo hicieron. Con la misma sonrisa pasé al salón dirigiéndome a la misma esquina donde estaban esos dos al llegar los saludé con un beso en la mejilla, luego me senté

—coronavirus— dice Sophia refiriéndose al beso en la mejilla que le dí

Yo la miré con una mirada asesina y Sophia correspondió con una risa

Los tres reímos mientras que Wyatt buscaba un lápiz con desespero porque aunque hablabamos, pudimos sentir la presencia de la maestra entrando. Ahora si que quiero ser invisible como el hilo...

Ya se habían acabados las clases y fué horrible, terrible, horroroso, espantoso

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Ya se habían acabados las clases y fué horrible, terrible, horroroso, espantoso. La estúpida de la maestra Yoselyn o como la llamamos “Cachiche” me obligó a realizar las cuentas más difíciles que e visto en mi alocada vida, solo porque le presté un lapiz a Wyatt.

Me quejaba de cachiche mientras caminaba con Wyatt y Sophia, bueno, con Wyatt, Sophia estaba entretenida tratando de lanzar un cheetos y atraparlo con su boca...

A unos 4 metros de nuestro casilleros pudimos ver a un grupo de personas, algunas reposando su espalda en nuestros casilleros y las sobrantes simplemente ahí. Y podría decir que es invasión, pero conozco a esos tarados mucho

—los voy a demandar por invadir —se acercó Wyatt

Todos rieron y los que estaban pegados a los casilleros se despegaron.

Nos saludamos entre sí, eran mi grupo de amigos, el mejor grupo de amigos y el más grande

Wyatt, Finn, Millie, Lilia, Jaeden, Jack, Sophia, Chosen y Jeremy

En este caso sólo estaba Wyatt, Finn, Millie, Lilia, Jaeden. Supongo que los demás estaban en clase...

—¿Cómo está mi familia? — abrió los brazos Jaeden

—igual de mal como te ves. Te peinaste con una escoba? — rió Finn.

— Callate, al menos me peine

—Con una aspiradora — reímos todos

Jaeden nos fusilaba con la mirada hasta que me acerqué...

—no maltraten a mi bebé — abrece de cuello a Jae

—hey, hey— Wyatt me levanta la mano—se me calma marilu, tú eres mía y no de marilu 2

Volvimos a reír pero más fuertes por el “Marilu”

— 1. Tengo nombre 2. No me estoy robando a tu novia...

—no es mi novia

—pues la tratas como una— dice Millie acercándose

—pues no — Wyatt me tomó y me separó de Jaeden— solo somos mejores amigos desde los 5 años...

Todos nos quedamos mirando por unos segundos, volteé y pude mirar a Lilia callada. Ella no es así, no está ni cerca de ser así, me solté de Wyatt y me acerqué a ella

—Pasa algo Lili? — coloqué mi mano en su hombro

Ella subió su mirada y estaba triste, nos miró a todos y de un momento a otro se formó un círculo entre nosotros alrededor de Lilia.

—chicos... —bajó la mirada— es una estupidez lo siento...

—no lo es... —habla Finn—Eres nuestra hermana — Todos asentimos

Ella dió una media sonrisa acompañada con un respiro

— mi madre volvió a casarse...

—oh por Dios

—si, y... Ella se caso con... Un tal Mitchell y ni siquiera lo conozco bien y ya es mi padre?

La mirábamos con lastima...

—y lo peor de todo... Tiene un hijo que ahora es mi hermanastro y para rematar, mañana entra a esta escuela...

Sin decir ni una palabra, abracé a Lilia y a los segundos formamos un abrazo grupal, cada uno sintiendo el mismo dolor que el otro...

HILO ROJO | NOAH SCHNAPP Y TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora