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Corría por todos los pasillos de mi nueva escuela, toda la presión estaba en mi, luego de ese mensaje es imposible no tenerla

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Corría por todos los pasillos de mi nueva escuela, toda la presión estaba en mi, luego de ese mensaje es imposible no tenerla.

Me deslizaba alguna que otra vez por lo rápido que andaba, casi caigo algunas veces pero solo me sostuve de lo más cerca que tenía y seguí. Necesito llegar, llegar a eso que tanto quiero.

Y listo, ahí estaba, por fin había llegado. Miré el letrero lo cual me hizo sonreír y abrí la puerta con la misma sonrisa.

Todos me miran, mejor dejo de sonreír...

—Llegas tarde Schnapp— dice un grandote acercándose

—lo siento es que...

Me interrumpió.

—Los hombres no tienen escusas —subió su tono de voz

Tarado

—lo siento...

¿Por qué pido disculpas?

El chico se volteó y empezó a caminar

—Pues... Ya comenzarán las pruebas.

Pelé los ojos.

—Ahora! — exclame

—si— volteó — pues tú las atrasastes

Mierda. Mierda. Mierda

Asentí.

—pues ponte esto— me lanzó el uniforme, lo atrapé— y no tardes.

Todos salieron y supongo que se fueron al campo, yo me quedé ahí solo en los vestidores.

Levante la camisa del uniforme y la volteé, no tenía nada, es obvio ni siquiera sé para que lo intento. Es un uniforme de prueba...

Ya me había puesto el uniforme, me sentía tan bien. Ahora estoy parado en el campo, todos hicieron una fila y yo era el tercero.

—toma esto— el mismo grandote de hace un rato me dió un casco— y por favor, no te mates

Rió.

—No lo haré — lo miré desafiante, no me da miedo. Me coloqué el casco.

El grandote se colocó al lado del entrenador el cual estaba a unos 5 metros de la fila en la que estaba. Al parecer no hablaría el entrenador, hablaría él.

No me equivoqué.

—niñitos —empezó a caminar— esta prueba se trata de fuerza —empezó a subir el tono de voz— Valentía, y disciplina— paró de caminar — que gane el mejor...

Y así fué...

Corrimos, hicimos ejercicio, parecía suficiente pero jamás lo era. Ya nos preparaban algo.

Un partido.

Mierda, no sé si esté preparado para esto... Traté de evitarlo pero mi cara de preocupación ganó y monté una mueca el grandote se dió cuenta y se acercó.

—Schnapp, serás el mariscal — se iba a voltear para irse pero lo paré

—Qué!?

Tomó los guecos de mi casco y jaló haciendo que quedemos cara a cara

—lo que escuchaste— me soltó y se fué

Coloqué mis manos en mi cabeza, estaba frustrado, quería esto pero sorprendente ya no confío en mi.

Coloqué mis manos en mi cabeza, estaba frustrado, quería esto pero sorprendente ya no confío en mi

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touchdown.

Hice un touchdown.

El touchdown ganador.

Todo mi equipo se acercó y me cargó, se sentía tan bien, yo echaba risas de emoción al igual que mis compañeros.

El grandote y el entrenador se acercaron, lo que hizo que me bajasen.

—Bienvenido al equipo Schnapp— dice el entrenador mientras colocó su mano en mi hombro

Me llené de emoción, es inexplicable, sonreí y le dí un abrazo al entrenador con todas mis fuerzas, él rió y me lo devolvió.

La emoción no me hacía ciego, miré al grandote y me fusilaba con la mirada.

Me separé del abrazo con el entrenador y me iba a ir hasta que sentí una mano en mi espalda.

Volteé.

—felicidades Schnapp— dice el grandote — espero... espero que tengas suerte aquí...

—por qué no la tendría?

Me miró de muy mala forma.

—Las cosas pasan Schnapp...

Me le quedé mirando, una mirada pesada. Lo odio.

Dió una risa malota y se volteó para irse, pude ver en su chaqueta de futbol americano su nombre.

“Henderson”

El capítulo está feo, lo siento

HILO ROJO | NOAH SCHNAPP Y TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora