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Se levantó con pesadez, ignorando los recuerdos de su sueño.

Deberías madurar. Un hombre como tú no debe hacer eso.

¡Deja de mirar esos dibujos!

Mocoso de mierda..

¡Madura de una puta vez Felix, tienes que llegar al éxcito y así no se consigue!


Aún podía sentir las quemaduras en sus mejillas de cuando su madre lo abofeteaba.

Se desperezó, mareandose un poco por la fuerza.
Su pijama era simple: Una camisa blanca larga que llegaba hasta un poco memos de la mitad de sus muslos y sus bóxers, ya que hacía calor.
Por fín era sábado, la Luna ya estaba comenzando a crecer. No tenía que hacer nada en todo el día, solo esperar el anocheser e ir a la playa que yacía cerca de casa.
Se lavó los dientes y la cara. Se preparó unas tostadas y se sirvió leche sola.

¡¿Cómo puedes querer eso?! ¡Es totalmente estúpido e informal!

¡Deja de mirar la jodida Luna, ella no te responderá, niño idiota!

Tembló ante esos recuerdos.

Puso un mantel en su mesa y empezó a comer las tostadas normalmente.
Él no le ponía nada, le gustaban así.

Unos toques leves en la puerta lo interrumpieron.
Se levantó lentamente y se acercó a la puerta. ¿Quién iba a estar allí? Un amigo de su padre, tal vez.
Oh Dios, ¿y si era la mujer de ayer?
Cierto que eso no fue un sueño.
Sus ojos se humedecieron, pero lo ignoró rápidamente, abriendo la puerta.

¡Se recto o te irá mal, carajo!




Changbin lo miró completo, mirando esas piernas sin cicatrizes, parecían las de una chica.
Y, joder, esa piel...

—¿Hyung? ¿Qué hace aquí?

Seo lo miró extrañado, ¿A caso lo olvidó?

—Vine a estudiar, hace poco te mandé un mensaje. No sabía si lo habías visto o qué.

Rió ante la expresión que puso Felix, una de total sorpresa y pánico.
—¡Oh, si cierto! ¡Pasa, pasa!

Cuando el pecoso se dirigió a la cocina, Changbin murmuró un "Permiso" y después de pasar cerró la puerta.

—¿Tofthadash?

El australiano le extendía un pan tostado, parecía casero, mientras tenía la boca llena de uno de estos.

—No, gracias. Ya almorzé.

Ahora el rostro de Felix era para pintarlo. Creía que eran como las nueve de la mañana.
Miró el reloj, y se sorprendió aún más (Si era posible) cuando vió que eran la una de la tarde.
—Iré a buscar las cosas.

Comentó nervioso, antes de subir a su cuarto.

El castaño se sentó en el sillón negro que estaba ahí, observando cada detalle de la casa.
Le parecía bastante grande, según él Felix era humilde y sencillo; aunque no se comparaba con la mansión de mimado que tenía.
El comedor era eso y living. La cocina se dividía por unas paredes blancas y círculos amarillentos.
La escalera, se ve, que guiaba a los cuartos, y una tele Panabox estaba sobre un mueble marrón oscuro, al lado de dos controles.
Los muebles tenían dos cajones con cerraduras, que parecían que llamaban a nuestro Bin.
Se paró silenciosamemte, con la culpa carcomiéndolo por chusma y se fijó si estaba abierto.

No, Seo, no hagas esto...
No...
Nooo....

Abrió el cajón lentamente, encontrandose con un cuadro roto.
Aparecía el que supone que es el padre y su madre, seria.

Me gusta su luz, Hyung   [Changlix]❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora