Con movimiento de mano
la niña llamó a su perro
que llegó agil a su lado
y ella le acarició el pelo.
"Ya es la hora del juego, Zeta"
dijo la niña sonriendo
con la voz melosa y lenta
como un susurro en el viento.
A esto respondió el animal
con un gesto muy fugaz,
demostrando su agilidad
se abalanzó sobre Iván.
El tiempo se congeló
antes del fatal zarpazo
lo último que Iván sintió
fué un gran dolor en el brazo.
Al fin Iván despertó
ya no se sentía el frío
se encontraba en un salón
y no en la orilla del río.
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* La penúltima jugada *
Mystère / ThrillerSecuela en verso de la gran historia de Fernando Trujillo: "La última jugada".