Se siente bien.
Mirio sonrió disfrutando de la brisa que golpeaba su rostro esa noche, se sentía tranquilo y con el cuerpo, y mente ligeros luego de decirle la verdad a Tamaki.
pero aún así.
"Aaah, mierda." Tomó su cabeza desesperado.
Era un idiota. Quizá el idiota más grande de la historia humana. Había ignorado las llamadas de Tamaki y se había reportado enfermo estos dos días, para su suerte su padre comprendía la situación. Iba a quedar detrás de todos sus compañeros si seguía evitando enfrentar al pelinegro, lloriqueó mientras caminaba con una bolsa colgando de su mano la cual contenía aperitivos.
"Abuela, ¿por qué él tiraba de su cabello en medio de la calle?."
"Solo ignorarlo, cariño."
Ambos pasaron rápidamente por al lado de Mirio evitando hacer contacto visual con él, se sintió avergonzado, ciertamente la calle no era un lugar para tener una crisis. Ahora ellos pensarían que era raro o un demente.
"No estoy loco...". Lloriqueó.
"Yo diría que sí."
Oh, por dios. ¿Quién se atrevía?.
Giró de forma feroz dispuesto a contradecir pero sus palabras quedaron en nada, su mente se vació y lo único que pudo ver y sentir fueron alertas que le avisaban, y pedían que huyera.
Sonrió. ¡Era justo lo que haría!.
Se dió la media vuelta dispuesto a correr lejos del pelinegro que sorpresivamente lo había interceptado en su compra nocturna de aperitivos. Quizo llorar cuando se vió rodeado de un tentáculo que lo jaló hacia atrás antes de que pudiera siquiera pensar en activar su don y huir lejos.
Pero así estaban las cosas, su mente no estaba para nada bien por culpa de Tamaki. Al parecer era un idiota cuando el pelinegro estaba con él, su mente no podía enfocarse en nada más.
"Mirio, vamos a hablar." Declaró.
Entonces Mirio supo en ese instante que su lindo amigo y extremo de su hilo podía ser verdaderamente aterrador.
Entonces en un momento se encontraban en un parque cercano a la casa de Mirio, sentados en una banca en completo silencio. El pelinegro miraba hacia un punto en la nada mientras notaba a su amigo completamente tenso a su lado, sonrió divertido.
"¿Vas a actuar así siempre que estes conmigo desde ahora?."Soltó una carcajada."No sabia que tenias ese lado."
La vena en el cuello de Mirio se hinchó, ¡se estaba burlado!.
"yo..."
"Pareces alguién a punto de confesarse, que lindo."
El rostro de Mirio se tornó completamente rojo, abrió su boca incrédulo y escéptico a lo que su amigo había dicho, ¿había oído bien?, ¿acaso era su imaginación jugándole un mala broma?.
"¿Que demonios, tama-"
Dejó de hablar cuando notó el rostro de Tamaki excesivamente cerca con sus ojos oscuros analizando su rostro con detenimiento, comenzó a sudar.
¿QUÉ MIERDA ESTABA PASANDO?.
Las alertas se volvieron a encender nublando su juicio sin saber como reaccionar.
"Esto es bueno, ¿sabes?, ahora ya no tendré que deshacerme de mi sentimiento como tenía planeado en un principio". Sonrió y miró sus manos haciéndolas puños."Aunque es un poco triste que te sientes atraído a mi solo por el hilo...".
"Tamaki, espera, ¿de qué hablas?." Mirio lo interrumpió, se puso alerta y ansioso.
Quería preguntarle, ¿acaso le gustaba desde mucho antes al pelinegro?. Pero Tamaki le sonrió, no fue necesario preguntarlo o escuchar un sí, Tamaki supo lo que pensaba y se lo confirmó sonriendo.
"Yo no, no tenía idea..."Ciertamente Mirio estaba aturdido pero entonces cayó en cuenta de las palabras de su amigo."¡Espera Tamaki!, no es cierto, lo que dijiste..."Apretó sus labios, buscando el valor para decir lo que hace ya un tiempo había descubierto.
Tamaki lo miró sin comprender.
"Es que tú, me gustas desde hace mucho tiempo atrás también, es solo que somos mejores amigos, o bueno, lo eramos por lo que no creí correcto sentirme así..."
No sabía como explicarlo. Se lamentó internamente, de verdad era buena idea saltar de algún acantilado en ese momento.
"Mirio, de verdad..." Tamaki lo abrazó."Me alegra oírlo..."
Me alegra oírlo. La voz del pelinegro atravesó sus corazón como un flecha de la forma más dulce posible tomandolo desprevenido como siempre, pero sinceramente amaba esa sensación.
"Intentemoslo, Tamaki." Sugirió."salgamos".
"Bien..."
Tamaki escondió su sonrisa en el cuello de su amigo mientras disfrutaba la cercanía.
Y Mirio.
Simplemente se sentía en las nubes.
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lovefool | miritama
FanfictionAl cumplir tus 17 años el hilo rojo del destino se hace visible a tus ojos. ¿Por qué la otra punta del hilo de Mirio estaba atada al dedo de su mejor amigo?. Boku no hero. Historia corta.