"Amarrar el tallo de una cereza con la lengua"

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Era increíble, ni aún con la claridad de la sobriedad podría creerlo. Las biblias de toda la ciudad se habían caído de sus polvorientos estantes al ver cómo el monaguillo entre monaguillos pecaba dulcemente.

Para empezar, todo comenzó como algo común y corriente, una pequeña reunión de dos entre Castle y Murdock para beber su peso en alcohol en la sala del primero. Algo que solía pasar cuando Matt perdía en un caso o Frank no conseguía las fotos perfectas para las noticias en las que trabajaba codo a codo con Karen Page, la gran Karen Page, la que era tan amada como odiada por el propio medio dónde se movían.

En esta ocasión pasaban esos mismos casos más uno que impresionó a Frank, el pelirrojo estaba despechado. Con la cabeza recargada contra el hombro del ex marine como consecuencia por tambalear tanto sobre sus hombros... Hace un buen rato que dejaron de contar el número de tragos y lo único que acompañaba a la cava llena de botellas eran bolsas de papas fritas (las cuales Foggy dejó cuando se mudó y que quedaron abandonadas en la alacena) y cerezas, muchas cerezas.

—¿Por qué? Íbamos tan bien y ¡Pam! No soy lo que busca —decía Matt tomando otra cereza del tazón para arrancar, después de comerse la fruta, hacer un nudo con el tallo restante. Entonces lo arrojaba con el resto de nudos de cereza que había hecho durante su despecho. —¿Ahora que hago yo con esto?

Buena pregunta, una muy buena pregunta que Frank no respondió por tener la boca llena de aquella basura grasosa que a Matt tanto le desagradaba, tampoco es que hubiese podido gracias a la impresión que lo atacó cuando el distraído abogado cayó sobre su regazo.

—¿Estás bien, Rojo? —preguntó Castle a la final, dejando la chatarra a un lado para tomar el rostro del pelirrojo entre sus manos cuando este no le respondió. Matt le sonrió somnoliento, moviendo la boca de una forma condenadamente seductora antes de sacar su lengua y mostrar el tallo de cereza hecho un nudo. 

—Estoy perfectamente —logró pronunciar su amigo tomando otra cereza antes de gatear frente a él y quedar con el rostro demasiado cerca de su bragueta, el tallo que arrancó Matt era largo, tanto que podía tomarlo con sus dos manos a la vez que su lengua jugueteaba con él y creaba otro nudo. Demasiado excitante, el ex de Rojo se convirtió -a los ojos de Frank- en un gran idiota por dejar ir tanto potencial que yacía en una sola boca. —y desperdicié perfectamente mi tiempo también.

Castle acunó el rostro de Murdock una vez más, pero con una mano en esta ocasión,  dejando la otra para darle un profundo trago a su cerveza. El movimiento de la lengua de Matt dejaba muy poco a la imaginación de lo que podría hacer con algo mas allá de un tallo de fruta, era demasiado tentativo y no podía percatarse de ello por todo el alcohol que entorpecía a la razón dentro de los dos. Quizás no..

—¿Qué estás haciendo ahí abajo, Rojo? —No hubo respuesta, su compañero estaba en silencio, y cuando eso sucedía no significaba otra cosa que el inicio de una travesura. Sí, eso era inmaduro, pero así era Rojo —Eh, no hagas eso.

Matt ignoró su petición por completo, soltándose de su agarre para encontrar la bragueta del ex marine con tal de bajarla con los dientes, Frank intentó apelar a las migajas de su buen juicio cuando eso ocurrió, pero aquello le pareció  completamente irrelevante cuando el pelirrojo lamió su pene por encima de sus boxers; nada inexperto o rápido, todo lo contrario. Matt fue decidido tras lo que quería y se encargó de hacerlo con la lentitud suficiente para casi encender en llamas a Castle

LIGHTHOUSE [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora