LIGHTHOUSE [Fratt]

"Según la voluntad de mi empleador"

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Nunca omitir información.

Nunca defraudar las expectativas.

Nunca temblar ante una orden.

Nunca desviar la mirada.

Esa era la más importante de todas las lecciones que le dio su trabajo a través de los años junto a todos y cada uno de los hombres de oscuros negocios para los que llegó a trabajar. Hasta que llegó a manos de un hombre que por muchos otros era respetado y temido (sobre todo temido) hasta el punto de ser considerado algo superior e inalcanzable para sus pares; algo peor que un hombre promedio.

Algo corrupto.

—Señor, no olvide que tiene una reunión una hora después del almuerzo con el señor Owsley y práctica de karate media hora después —Señor. Nunca Wilson, nunca Fisk, si acaso señor Fisk. Todo siempre debía ser formal y a la medida, perfecto todo lo que fuera posible y más. Da la casualidad que Wesley era extremadamente bueno en eso.

—¿Hay una oportunidad para ver a Vanessa hoy? —Nunca decir no, nunca decir no. Últimamente su empleador había hecho contacto con una señorita elegante y bella rodeada de la riqueza que siempre brinda el arte, y Wesley no sabía qué pensar sobre esta nueva aventura amorosa en la que su señor quería llevar a cabo, un hombre como el que nunca antes se vio en la necesidad de tener un punto débil y ahora se suponía que debía hacer de todo a su alcance para conquistarla; él, Wesley, que no parpadeo al ver cómo le arrancaban la cabeza a un hombre, pero que ahora tenía serios problemas para no hacer una mueca.

—Puedo organizar una cena con ella, si ella acepta se lo haré saber de inmediato. —un asentimiento como única respuesta, el señor Fisk siempre se comportaba así de distante cuando pensaba demasiado. A veces Wesley se preguntaba si llegaría el día en que el gran  poderoso capo de Nueva York caería como sus antecesores, si llegaría el día en que el leal Wesley tuviese que seguir a otro gran y peligroso hombre... Todas y cada una de esas veces Wesley rogaba en su interior porque aquel fatídico día nunca llegase.

Él sabía que no podría ser leal para otra persona que no fuera Wilson Fisk, ya no. Demasiado tarde para eso, aun cuando le era sumamente doloroso en ocasiones, él lo seguía teniendo bastante claro.

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—¿Acaso no te das cuenta de que esa mujer lo pone en peligro? —Owsley, Owsley, Owsley. Nunca sabe cuando cerrar la boca, siempre pensando demasiado apresurado y tomando a todos como un potencial peligro para sus propios intereses -histérico sin retorno-. Algo malo para Fisk puesto que ahora tenían la cuenta puesta a sus dos nombres —Eres su mano derecha, su niñera las veinticuatro horas y su ultimo escudo humano. Ella es un peligro para todos nosotros y tú mejor que nadie lo sabes.

—No sé de lo que me está hablando, el señor Fisk tiene un pleno interés romántico por la señorita Vanessa y no veo eso como una contra para sus negocios —refutó el segundo al mando en lo que vendría hacer el orden que Fisk mantenía en su organización. Tomando nota de que debería tener todos los ojos posibles en ese extraño hombre con apariencia de búho  —Aunque claro, si quiere diferir entonces le recomiendo que hable directamente con él. Apuesto a que mi empleador estaría encantado de saber lo que opina sobre su compañera.