"El Plan Maestro" (1/3)

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El Sr. Darek entró a su oficina lleno de intriga. Aquel hombre estaba insatisfecho con todo lo que estaba ocurriendo, tenía que tener respuestas y las ocupaba rápidamente. Él no se podía quedar de brazos cruzados mientras casi todos conspiraban en contra suya; demostraría lo que era capaz de hacer.

Tomó el teléfono de su escritorio y llamó a James. Se escuchaba el timbre de espera.

Sonó…
Sonó…
Y volvió a sonar…

Sin embargo, no contestó nadie.

¿Por qué no contestas? —apretó el aparato con fuerza, demostrando el enojo que traía encerrado. Volvió a marcar, pero nada—. Muy bien, si querías hablar conmigo frente a frente, me lo hubieras dicho desde antes.

Con un semblante que aterraría a cualquiera, el Sr. Daguer salió de su oficina.

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Astrid y Carl venían caminando por uno de los pasillos del extenso instituto. Venían tomados de la mano, esto con el afán de rememorar los viejos tiempos.

—Ha-hacía mucho que no to-tomaba tu peque-queña mano —sonrió.

Astrid le devolvió la sonrisa.

—Sí, desde que tenía 2 años y medio —soltó una pequeña carcajada—. Carl, ya no soy una pequeña niña —volvió a reír.

—L-lo sé, pero la o-otra vez no tu-tuve oportunidad de-de hacerlo.

—Perdón por eso, estaba enfrascada en cumplir mi misión en ese entonces. Sin embargo, estoy muy segura de que lo lograremos la próxima vez.

—¿Po-por qué dices e-eso?

—Pues, parece que nuestro padre tiene un plan listo para ello. ¿Qué será? No lo sé, pero tengo una buena corazonada.

—Qui-quizá tengas razón.

Ambos se detuvieron al llegar en frente de una puerta.

—Bi-bien, es hora de-de llevar a cabo l-lo que hablamos.

—Sí… debo hallar una forma de sacar a Lincoln de aquí para que ayude a sus hermanas, pero al mismo tiempo no lo podremos hacer de una manera brusca. ¿Tienes algo en mente?

—Bu-bueno, y-yo lo único que pu-puedo hacer es darte acce-cceso a todo el plantel.

—Supongo que de algo servirá eso.

—De acu-cuerdo. Te ve-veré después —soltó su mano y procedió a retirarse de allí.

Astrid vio como su hermano se alejaba por el luminoso pasillo, estaba contenta de poder verlo una vez más… aunque al mismo tiempo estaba entristecida. Podía observar al hombre moverse temblorosamente, cualquiera pensaría que podría caerse en cualquier momento, pero al provenir de una familia totalmente elevada, ni siquiera ocupaba la ayuda de un bastón.

—Espero que cuando me vaya… mi papá solucione tu problema. Por algo quiere que regrese de nuevo al punto de partida y más luego de mi travesía —los ojos de Astrid se tornaron rojizos y emitieron un brillo intenso. Una gran sonrisa de malicia se mostró en su rostro. Luego agitó su cabeza—. Tranquila, no dejes que el pasado se te suba —despejó su rostro con ambas manos. El color de sus iris regresaron a la normalidad—. Tienes un tema pendiente del cual hablar.

Fijó su vista a la puerta que tenía en frente. Sin más dilación, tocó la puerta repetidas veces. Una mano salió al abrir la puerta, la cual terminó jalando a Astrid al interior de la habitación.

—Cuidado, ya me tiene en la mira —comentó el castaño viendo por el cerrojo de su puerta. Regresó la mirada a la jovencita—. Está comenzando a sospechar de mí y eso no es bueno. Es cuestión de tiempo antes de que me acorrale.

The Loud House: Save them... save him...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora