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-¡Ma!- grita mi pequeña morena corriendo hacia mi con emoción.

-Mi pequeña- respondo alzando su cuerpo en un abrazo.

Puedo sentir una mirada intensa en mis espaldas.

Giro mi rostro levemente encontrandome con la mirada de Alexandra sobre mi.

¿Acaso nuestra presencia reclama su atención?

-¿El tío Zac te trajo hasta aquí?- pregunté caminando con ella en brazos.

Asiente escondiendo su rostro en mi cuello- Me ha ido a buscar para venir a esperarte- murmura.

-Eres tan adorable- sonrío apretando su cuerpo junto al mio con dulzura.

-¿Cómo te ha ido en el colegio?- pregunto cruzando el campo de la universidad hacia donde se encontraba mi hermano junto a su auto.

-¡Bien!- responde sonríente- En casa te mostraré nuestras actividades.

Asiento besando su frente.

-Elizh- Zac besa mi mejilla al vernos llegar- ¿Cómo te ha ido?- pregunta una vez que ingresamos al coche.

-Excelente- sonrío observando su rostro brevemente notando como sus mejillas sonrojadas- ¿Qué ocurre?

-¿Recuerdas aquella chica de la florería la cual te hablé?- asiento con una sonrisa al recordarlo.

-¿Por fin te has animado a hablarle?

Como olvidarlo... Zac solía frecuentar una florería para traer adornar nuestros hogares.

Ambos desde pequeños solíamos tener una extraña fascinación por las flores.

Pero no todas, sino las margaritas, pasabamos horas en el pequeño campo plantandolas.

Recuerdo que el tiempo solía detenerse al encontrarnos juntos, jugando por horas.

-Con un poco de vergúenza, pero si- responde causando mi risa- Hoy nos encontraremos para tener una cita.

-¡Al fin te has animado!- musito- Espero que ella sea la indicada.

Sonríe girando su rostro hacía mi ante el semaforo el rojo.

-¿Y tú...?- frunzo mi ceño, confusa- ¿Alguna novedad?- eleva sus cejas con picardía.

-Idiota- murmuro recordando por un instante el rostro de Alexandra- No hay nada que contar.

-¿Entonces por qué te has quedado paralizada cuando te lo pregunté, hermanita?- se burla.

-Ha sido mi primer día, no precipitemos las cosas- respondo sintiendo el aire impactar sobre mi rostro.

-Entonces has conocido a alguien pero te empeñas en negarlo- niega con una sonrisa en su rostro.

Me conocía tan bien...

-Puede que si- rio con nerviosismo- Es una profesora rusa.

-¡¿Qué?!- me interrumpe incredulo- Oh vaya... ahora te gustan las rusas, quien lo pensaría- se burla.

-¡Cállate!- reímos- Recién la he conocido, ni siquiera somos amigas.

-Te respondería pero mejor no- responde aparcando en mi casa- No quisiera provocar tu furia- dramatiza.

Ruedo los ojos bajando junto a mi pequeña.

-¿Hoy me contarás como te fue?

Asiente- ¡Claro que si! Mañana estaré aquí para llevarlas- sonreímos despidiendonos.

-Mami- murmura mi pequeña Alexa.

-¿Qué sucede, cariño?

-Tengo sueño- bosteza tapando con sus manos su boca.

-Primero iremos al baño, luego de comer podrás acostarte- beso su frente.

•°•°•°•°•°•°•°•

-Mami-murmura mi pequeña abrazandose a mi cuello.

-¿Qué sucede, cariño?- cierra la puerta de casa encontrandome con Zac, esperandonos.

-¿Hoy también puedo ir a buscarte?- apenas murmura, bostezando.

-Claro que si, cariño- beso su frente con dulzura.

-Mis princesas- sonríe al vernos llegar- ¿Alguien se levantó con sueño?- reímos.

-Me parece que esta pequeña perezosa no quiere despertarse- bromeo colocandola en el asiento trasero para luego ingresar de copiloto.

-¿Qué tal te ha ido?- pregunto luego de un momento entre bromas.

Gira su mirada hacia mi antes de dirigirla al camino, una sonrisa se forma en sus labios antes de responder

-Joder...- suspira- ¡Ha sido increíble! Le ha encantado el restaurante, la velada fue maravillosa, jamás imaginé que me sentiría así, no luego de tanto tiempo.

Sonreí con ternura.

-Mereces ser felíz, Zac- respondí observando la universidad ante nosotros- Ella se sentiría felíz al verte seguir con tu vida- acaricio su mejilla.

-Lo sé...- suspira con melancolía- Luego hablaremos, ve trás tu rusita- bromea.

-Eres tan idiota- ruedo mis ojos despidiendome de ambos.

-¡Ponte traviesa!- me guiña un ojo acelerando, sin darme tiempo de responde.

Bufé dirigiendome a paso acelerado hacía el salón.

Mi corazón se aceleró al imaginar a Alexandra cerca de mi.

Pero... ¿Por qué me sucedía eso?

-Buenos días, Elizabeth- una voz ronca provocó que mi piel se erizara.

Giré mi cuerpo encontrando el rostro de ella frente a mi, sonriendo en silencio.

-Alexandra...- le devuelvo la sonrisa, nerviosa- ¿Cómo te encuentras?

-Muy bien- exclama caminando a mi lado, gira su rostro a mi, sus púpilas se dilataron al observarme- ¿Y tú?

-Muy bien, gracias por preguntar- respondo.

-Oye...- la miro con curiosidad, lame sus labios antes de responder- Tienes una linda familia- musita con amabilidad.

-¿Qué?- sonrío al comprender... ¿Acaso ella estaba observandome al llegar?- Oh si, mi hermano suele traeme para llegar a tiempo- explico y observo su sonrisa crecer.

-Vaya que bien- exclama- Sin duda tienes una hermosa familia.

-Son mi felicidad- sonrío- ¿Quieres tomar un café luego?- pregunto sorprendiendola por mi impulsividad.

-Que directa- río al notar su nerviosismo- Me aperecería- acepta.

Ambas sonreímos en medio del pasillo, mi corazón aumentaba sus pulsaciones a medida que su sonrisa desaparecía, su mirada era mágnetica.

-Bueno...- carraspeo sientiendo el timbre sonar- Nos vemos más tarde.

Asiente aún observandome de manera intensa.

-Nos vemos, preciosa- musita lo ultimo en ruso mientras gira su cuerpo caminando con elegancía lejos de mi.

Parpadeo sorprendida antes de sonreir.

Joder...

SeducemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora