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-Joder- murmuro escuchando el timbre sonar- Nos vemos mañana, chicos- me despedí caminando con rápidez hasta las escaleras.

La clase había sido un total aburrimiento, algunos alumnos tenían una actitud indiferente mientras otros me escuchaban con atención.

Bufé descendiendo los últimos escalones observando el reloj en mi muñeca, recordando mi invitación hacía Alexandra.

-¿Día estresante?- su voz me sorprendió, alce mi mirada encontrándola frente a mi, con una sonrisa en su rostro.

-Aburrido sería la palabra- le devolví la sonrisa.

-Comprendo- sus pupilas comienzan a dilatarse y el azul de sus ojos se aclara ante mi reflejo- Suele suceder.

-Espero que no ocurra todo el tiempo- confieso sintiendo mi corazón acelerarse por nuestra cercanía.

-Te acostumbras- ríe- ¿Aún sigue tu invitación de nuestro café?

Mi corazón se acelera al escuchar su pregunta y asiento con una sonrisa.

-¡Claro que si!- comenzamos a caminar- ¿Dónde tienes pensado ir?

Gira su rostro hacia mi dirección.

-Hay una cafetería a pocos minutos de aquí- comenta al cruzar la puerta de salida- ¿Te apetece acompañarme?

-Claro- asiento caminando a su lado hasta llegar a un auto deportivo.

Joder... ¿Cuánto ganará esta mujer?

-Lindo auto- musito al observarla abrir la puerta de copiloto para mi.

-Muchas gracias- agradece rodeando el auto una vez tome asiento.

-Dime... ¿Cuánto tiempo llevas aquí?- observo su perfil con cautela, sus largas pestañas contrastan con su oscuro cabello, su piel morena resalta sus ojos de manera irreal.

Si fuera artista ella sería mi musa.

-Algunas semanas- respondo girando mi mirada hacia el frente, el cielo se encontraba despejado, apreciando un celeste pálido y la luz del sol brillar con resplandor, sin duda alguna un día maravilloso.

-¿Has podido conocer algunos lugares de Londres?- siento su mirada sobre mi un breve segundo.

-No he podido- niego- Me gustaría conocer, me han dicho que hay lugares preciosos.

-En verdad que si- sonríe y un pequeño hoyuelo aparece en su mejilla- Si te apetece puedo enseñarte algunos lugares, te aseguro que no te arrepentiras.

Trago saliva sintiendo mi corazón acelerarse ante su propuesta.

-Me gustaría- le dedico una leve sonrisa- Pero le he prometido a Emma, mi hija, que la llevaría.

Frena el coche frente a una cafetería completamente rustica, el cristal se encontraba alrededor de madera oscura y un enorme letrero con su nombre sobre pequeñas luces amarillas "Collins".

Giro mi rostro conectando nuestras miradas por un breve instante, sus pupilas dilatadas me observan atentamente, el silencio nos envolvió a pesar del ruido de los autos.

-Quizás- traga saliva- Si tú quieres puedo llevarlas a ambas y enseñarles la ciudad.

Alzo mis cejas completamente sorprendida.

-Ha sido apresurado- su mirada expresa arrepentimiento- Lo lamento...

-No- interrumpo con rápidez- Al contrario, me has tomado por sorpresa, pero me parece bien, pero...

SeducemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora