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Era sábado por la tarde y Louis caminaba con cuatro vasos de chocolate caliente hacia el estudio de fotografía dónde el rizado trabajaba. Cuando entró, pudo sentir la calefacción y soltó un suspiro aliviado porque realmente hacía frío afuera.

—Buenas tardes, Elizabeth.— saludó Louis con voz alegre y cantarina, llamando la atención de la señora de mediana edad que se encontraba concentrada mirando su agenda.

—¡Lou, tanto tiempo sin verte!— dijo feliz saliendo del mostrador para llenar a Louis de cariñosos besos, causando una risa en el más pequeño.— Hace semanas no te pasas por aquí, jovencito.— le reprochó fingiendo estar molesta aunque al final volvió a sonreír contenta de verlo nuevamente.

—Lo siento, he estado entrenando duro los últimos días.— se disculpó Louis.— Traje chocolate caliente, ¿Cuanta cómo una disculpas?— preguntó con un puchero adorable en su rostro que sirvió para convencer a Elizabeth.

—Oh cariño, eres tan dulce.— le dijo con cariño y Louis sonrió pasándole la bebida antes de que se enfríe.— Muchas gracias.— dijo aceptando el vaso.

—Ahora, ¿Dónde está mi chico?— preguntó con curiosidad sacándole una sonrisa a Elizabeth.— El me aseguró que iba a pasar por su merienda pero se que no lo hará, así que aquí estoy.

—Están arriba, la clienta se fué hace unos minutos.— le dijo apuntando hacia las escaleras mientras le daba un sorbo a su bebida.— Era realmente insoportable, puedo asegurar que ambos estan agotados.— dijo refiriendose a Harry y su esposo. Louis hizo una mueca y negó con su cabeza.

—Admiro su paciencia, realmente.— dijo mientras subía las escaleras y escuchaba una risita por parte de la de la señora Johnson.

Dejó los vasos sobre la mesada que tenían en la habitación y dirigió su mirada hacia su novio, quien se encontraba de espaldas a el, con su cámara en su mano y hablando con Arthur, el esposo de Elizabeth y el dueño del estudio. Ese día tenía un gran jersey rojo, sus jeans negros que se ajustaban a sus largas piernas y un bannie que cubría sus rizos. Louis soltó un suspiro de un completo enamorado sin poder evitarlo.

Cuando Arthur notó su presencia, le sonrió mientras lo saludaba y le hizo una seña al rizado para que se volteara. Harry le dió una gran sonrisa cuando lo vió y se acercó a el para saludarlo con un dulce beso, haciendo que Louis sonriera y posara una de sus manos en su cintura, acariciando con cariño sobre la ropa.

—Hola, bebé.— dijo Louis inclinandose por otro pequeño beso en la mejilla de su novio, justo dónde estaba su hoyuelo.— ¡Hola, Arthur!— saludó sacudiendo su mano hacia el hombre que los miraba con una cálida sonrisa.

—Hola, Louis. Es agradable verte por aquí.— lo saludó y Louis sonrió.

—Traje chocolate caliente para ambos.— dijo señalando los vasos humeantes sobre la mesa y ambos tomaron uno, Harry pasándole el suyo.

—Ayudaré a Elizabeth a organizar la agenda, gracias Lou.— le agradeció por la bebida y se despidió de ellos bajando para ayudar a su esposa.

Cuando estuvieron solos, Harry lo miró con uns sonrisa en su rostro y Louis no se resistió a abrazar su cintura y dejar besitos en su cuello, sacándole algunas risas ya que el rizado tenía cosquillas allí.

—No me has despertado cuando te fuiste.— dijo Louis con el ceño fruncido, recordando como se había despertado y el rizado no estaba a su lado.

—Te veías muy lindo y tranquilo durmiendo, pero te di un beso de despedida, lo prometo.— respondió sonriendo y Louis hizo un puchero.

—¿Cómo fué tu día?— preguntó cambiando de tema y Harry soltó un suspiro.

—Era realmente insoportable, pero creo que lo hicimos bien.— respondió sonando cansado y Louis le dió una sonrisa tranquila sabiendo que Harry era maravilloso en lo que hacía.— Amo mi trabajo pero algunos clientes son demasiado.

lovers ; larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora