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Como lo había prometido, Harry estaba sentado en las gradas acompañado de Zayn para alentar a Louis en el partido de esa noche. Ambos chicos gritaban el nombre del castaño cada vez que su equipo se acercaba para hacer un gol y no era sopresa para nadie que Louis había marcado dos goles, los cuáles le había dedicado a su novio que festejaba en las gradas junto a su mejor amigo. El rizado le sonreía con hoyuelos y todo cada vez que sus miradas se encontraban entre todas las personas.

Una vez que el partido finalizó con el equipo de Louis como ganador, todos los jugadores se dirigieron hacia los vestuarios para poder ducharse y cambiarse. Harry no era de mezclarse entre los chicos del equipo de fútbol, por lo que siempre esperaba a Louis en el estacionamiento junto a su auto, esa vez, Zayn se había quedado a hacerle compañía mientras fumaban un cigarrillo y minutos después, llegó el ojiazul con una sonrisa y su mochila colgando en su hombro. Chocó puños con Zayn y prácticamente se tiró a los brazos del rizado en busca de un beso.

Harry más que encantado rodeó su cintura con sus brazos y le dió a Louis el beso que tanto estaba buscando. Se sonrieron con cariño antes de separarse.

—Es mi momento de irme, fué un gran partido, Lou.— dijo el moreno mientras los miraba con una sonrisa suave y chocaban puños.

—Gracias y gracias por venir.— le agradeció Louis con una sonrisa mientras sentía a Harry dejando pequeñas caricias en su cintura ya que no había dejado de abrazarlo.

—Eres mi jugador favorito, tengo que estar aquí.— dijo con obviedad, sacándole una risa a ambos chicos antes de despedirse una última vez y comenzar a caminar en dirección a su casa.

Una vez que ambos estuvieron solos, Louis se giró nuevamente para quedar cara a cara con Harry y rodear su cuello con sus brazos, ambos sonriendo bobamente hacia el otro.

—Creo que te debo una cena por ser el jugador estrella de esta noche.— dijo Harry mientras se inclinaba para dejar pequeños besos en la mejilla del castaño hasta que llegó a su cuello, dónde dejó una pequeña marca. Louis hizo un bonito sonido y Harry sonrió aún con sus labios en la suave piel de su cuello.

—Me lo merezco, Styles, llévame por una gran hamburguesa con mucho queso.— dijo tomando el rostro de su novio entre sus manos para darle un último beso en los labios.— Gracias por venir a verme.— le agradeció ahora con la voz más suave, acariciando sus mejillas como hacía cada noche luego de un partido. Harry sonrió enamorado.

—Sabes que nunca me perdería un partido.— dijo haciendo que Louis también sonriera de la misma manera.

Se separaron para subir al auto del rizado, Louis buscó alguna radio que pasara buena música mientras que Harry salía del estacionamiento y hacía su camino hacia el restaurante favorito de Louis. Cuando alguna canción agradable sonó, el castaño se recostó en su asiento y la mano del rizado se acomodó sobre su pierna, una costumbre que había adquirido cuando manejaba y Louis estaba a su lado. El castaño entrelazó sus dedos y se dedicó a mirar el perfil de su chico durante el pequeño viaje, sintiendo su corazón cálido al darse cuenta de que aquí tenía todo lo que podría desear, el era feliz.

—¿Estás cansado?— preguntó Harry observándolo cuando se detuvieron en un semáforo.

—Solo un poco.— respondió con una pequeña sonrisa y continuaron su camino hasta que llegaron al restaurante.

Cenaron tranquilos, hablando y riendo mientras comían sus hamburguesas y manchaban sus dedos con queso. Aún no querían volver a sus casas cuando terminaron su cena, así que Louis llevó a Harry a la heladería de la siguiente calle y pagó por dos helados.

Ambos caminaban envueltos en su propia burbuja, sus manos entrelazadas y balanceándose mientras que en las otras sostenían sus helados. Estaban tranquilos, Harry haciendo chistes demasiado malos que hacían reír al castaño y, Louis contando sobre como había empujado a propósito a uno del equipo contrario porque se había burlado de su altura antes de empezar el juego.

—¡No puedes hacer eso!— protestó el rizado aunque estaba riendo por lo que su novio le decía.

—¡Claro que puedo!— protestó devuelta, soltando una risa al ver al rizado aún riéndose.— El no me conoce y aún así cuando no estabamos saludando se burló de que era demasiado pequeño.— dijo indignado y Harry mordió su labio para evitar que una sonrisa se le escapara.

El rizado soltó su mano para pasar su brazo alrededor de sus hombros y atraerlo más cerca de su cuerpo y dejar un beso pegajoso en su mejilla. Louis iba a quejarse pero Harry habló primero.

—Pequeño o no, has pateado su trasero allí.— dijo tranquilo y Louis suspiró mientras una sonrisa aparecía en su rostro inconscientemente. Su chico era el correcto.— Se lo merecía.

[☆]

Cuando estuvieron en el auto nuevamente, Louis comenzó a ponerse inquieto porque estaba demasiado cómodo junto a Harry para volver a su casa y dormir solo en su habitación.

—¿Puedo dormir contigo?— preguntó cuando pararon en un semáforo y Harry se volteó para mirarlo con una sonrisa suave.

—Sabes que si, bebé.— respondió dándole un suave apretón en la pierna y eso fué todo lo que necesitó Louis para sacar aquel amargo sentimiento de dormir solo esa noche.

Así que llegaron a la casa del rizado y ambos subieron a la habitación, quedándose en nada más que sus boxers y caminar perezosos hacia el baño para lavarse los dientes antes de meterse bajo la calidez de la mantas, demasiado cansados como para siquiera mirar alguna película.

Louis dejó pequeños besos en la espalda del rizado antes de abrazarlo como le gustaba, sintiendo como el chico se relajaba en sus brazos y se dejaba mimar con besitos y suaves caricias. Louis estaba muy enamorado, tanto que creía que su corazón podría explotar.

—Que tengas dulces sueños, bebé.— le dijo una vez que sintió la respiración pacífica de Harry indicando que se había quedado dormido.

lovers ; larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora