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El inminente cosquilleo del deseo y el éxtasis corría todas sus terminaciones nerviosas. Tan cerca del culmine de los sentidos. Tan cerca del fin.

Un descarado chasquido del perceptible toque de la epidermis fue suficiente para sacarle un gemido.

Apretando la tela del sofá más espacioso que fulguraba en su sala de estar, se sostuvo del ímpetu de sus movimientos.

El aire parecía crepitar imperiosamente entre ellas, su cuerpo y su corazón.

Su esposa podría hacerle morder las almohadas a cualquier encuentro. Como amante, Moonbyul sabía que Yongsun podría hacerle temblar la tierra.

Puede que algunas cosas fuesen mal en su matrimonio, pero en la intimidad de su lecho, ahí las cosas nunca parecían ir mal.

No con dos mujeres con un bulímico apetito sexual.

Habían comenzado por la cocina, después de compartir besos largos y lánguidos, ambas se habían pasado al sofá, y allí se habían quedado.

Cuando los escuálidos dedos de Moonbyul hurgaron en su íntimo deseo, rosando la sonrosada carne sensible, ella sintió que estaba perdida. Dejándose llevar por las corrientes de su vehemente amor.

Ahí, feneciendo en la secreta geometría.

Moonbyul estaba allí; tomándola, amándola, dándole todo. Le amaba tanto, que su ferviente deseo se le antojaba terriblemente doloroso.

Moonbyul suspiró, tomándole de las caderas e impulsando más aquel toque idílico y placentero. Figurando todo ápice de inmaculada dermis entre los dedos.

Si pudiera, se quedaría entre sus piernas por siempre.

No era mentira cuando menciono que había sentido perecer en esos tres días que se le había pribado de su toque. Ahora, estaba dándole todo lo que tenía que ofrecer a aquella donairosa mujer debajo suyo, que, entre la sensación más etérea, le hacía sentir muy viva.

Jamás había sido buena expresando sus sentimientos, y ahora, en la confusión de su retraído talente, su cuerpo era lo único que podría ofrecerle a Yongsun como letanías a su amor por ella.

Yongsun soltó un sonido gutural cuando la mujer encima suyo le caldeo los pezones en largas lamidas, mientras el toque de sus dedos cada vez le llegaba más profundo en el alma. En el clímax de la situación, el ímpetu de Moonbyul volvió arremeter contra ella, haciendo que sus talones dieran leves golpecitos a la espalda de su esposa.
-Me pone tan caliente cuando haces eso. -soltó la rubia, besando el valle de sus senos. -Me gusta, como nuestros cuerpos se conectan.
-A mí también. Simplemente es espléndido.

Moonbyul se estremeció, cuando Yongsun se le echó encima y cruzo una pierna entre las suyas. Todos los sentidos se le nublaron cuando sintió el roce de sus intimidades, eso era mucho, muchísimo para el latente deseo de Moonbyul.
-Prométeme que no vas a dejarme. -soltó Sun en un murmuró, dejando caer su peso en ella. -Promete que vas a regresar siempre a mi.

Ella ni siquiera podía hablar de tanto placer que estaba recibiendo. No podía, los ojos le centellaban del deseo y amor que sentía por ella.

Cada palabra, cada roce, cada acometido.

-Promételo.
Yongsun había comenzando con ímpetu los movimientos, entre palabras y jadeos. Apoyándose del prieto abdomen de Moonbyul.
-Te amare hasta el final de los tiempos.

En pos de ella, la voz le salió casi inaudible.

-Entonces... -Yongsun tomo una de las manos de Moonbyul y la puso en su vientre. -Pon un bebé en mi.
Moonbyul se puso rígida, sintiendo una opresión en el pecho y sumamente pálida cuando se percató que los ojos marrones de Yongsun se tornaban oscuros.

Con la intención de levantarse, Yongsun la hizo presa entre sus brazos.

-¿Qué estás diciendo?
-Pon un bebé en mi. -Moonbyul había arrebatado la mano que estaba posada en el vientre de Yongsun. Pero ya no era aquella donairosa mujer de cuerpo prieto y translúcida piel, en esos instantes, lo que tenía encima suyo, era una creatura infernal que se estaba abriendo el estómago y quería tragársela viva.

Moonbyul grito y cerro los ojos mientras litros y litros de sangre le caían en el cuerpo como lluvia carmín.

Ella se removió en el sofá, mientras la araña gigante encima suyo se desinflaba.
-¡Basta! ¡Basta!
Deshecha en sudor, Moonbyul se despertó. Rápidamente comenzó a pasarse las manos por el cuerpo y el rostro, buscando algún ápice de sangre. No encontró más que sábanas revueltas y su cuerpo desnudo a la cama.

Era la tercera vez que tenía algo referente a las arañas.

¿Qué diablos le estaba pasando?
Pasándose los dedos por el enmarañado cabello, trato de relajarse.

La respiración se le aceleró más cuando Yongsun, en su impecable pijama de camisón y pantaloncillos cortos de seda blanca, y con el cabello azabache al viento, entro trotando a la habitación con un pequeño plato en las manos.
-Moon... ¿Por qué no me habías dicho que compraste pastel de fresas? -soltó ella, casquivana.

Los entornados ojos marrones se abrieron en sorpresa y confusión.
Levantándose de un salto, salió desnuda de la cama, pasando a traer el hombro de Yongsun, en sus apuros corrió hasta la sala.
-¡Moon, no! -grito la mayor, siguiéndole por las escaleras -¡Ponte una bata!

Desconcertada, se abalanzó a la contestadora.

-Moonbyul, ¿Qué haces?
Moonbyul le echó una mirada de lo más desconcertada, luego siguió a la contestadora y se volvió ella.
-¿Qué te pass... -Moonbyul le apuntó con el dedo, para que guardará silencio.

"Cariño, soy tu madre. He hecho un increíble pastel y lo deje en el frigorífico, estabas tan cansada que, cuando te quedaste dormida en el sofá no quise despertarte. Pásate por casa la próxima vez. Te amo".

-Así que tú madre hizo el pastel. -las expresiones de Yongsun se relajaron en una sonrisa reservada -Le quedó estupendo.

Tomando otro pedazo de pastel entre el tenedor, Yongsun se perdió entre las escaleras.

Moonbyul se acercó a la cocina, escudriñando con detenimiento el pastel que estaba frente a su mesa comedor, con el notable espacio faltante de una rebanada.

Cómo si el pastel se burlada de ella, esta lo cogió, echándolo a la basura.

Taciturna, se acercó al inmenso ventanal de su suntuosa casa, escudriñando la increíble vista que le ofrecía el centro Seúl.

Estaba desnuda, frente a un inmenso ventanal, sin importancia alguna, ella solo estaba pensando en arañas.

. . .
Se me estaba pasando decirles que esto es un Thriller Psicológico, así que si no le están entendiendo, pues leanle de nuevo :v
-S

Love You Like CrazyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora