Southampton (Inglaterra)
Cuando me dieron la noticia pensé que esto era una broma. Una parte de mi quiere que de verdad lo sea, pero otra no soportaría que el telegrama que recibí hace una semana sea real. No soy el hombre perfecto, ni creo llegar a serlo, pero cuando pensé que era el momento, tomé la iniciativa y escogí a la mujer más bonita del estado para hacerla mi esposa.
Dulce, hermosa, con una mirada fija y proyección a futuro, soñadora como ninguna. Ella quería una familia, dos hijos, un hogar donde cobijarnos en el invierno y encender las paredes con nuestros cuerpos. Sus cabellos turquesas, sus ojos del mismo color, su habilidad con las manos, que no sólo se detallaban en la forma que acariciaban mi piel, sino también en como hacían música con el violin. Michiru Kaioh, la diosa del violin, la princesa de Londres, mi amor hace un año, la dieron por muerta tras un atentado en el tren eléctrico de Madrid. La noticia sacudió el mundo de la música, pero sobretodo mi vida.
Fueron momentos difíciles, pero poco a poco lo fui superando gracias al gran apoyo de mi mejor amiga, Mina. La rubia de ojos azules, que solo infunden confianza y claridad, además de ser mi apoyo incondicional. Lamentablemente, una amiga es una amiga, y para el corazón solo hay eso, cariño y no amor. Sé que está enamorada de mi, sé que daría todo por ser ella quien reabra mi corazón, pero a decir verdad, no creo, el amor no es lo mío y cuando lo fue, este falleció.
Pero de qué estoy hablando, si en este crucero debería estar concentrado en saber la verdad. Veo la gran embarcación donde pasaré la semana más adrenalínica de mi vida, el Princess Cruises me espera. Serán 8 días y 7 noches, donde mi corazón y la angustia llenará mi ser de una ilusión desesperada de que todo lo que decía en el telegrama sea mentira.
—¿Estás listo? —me pregunta Mina, mientras toma mi mano y yo la acepto con mucha receptividad.
—¿Segura que quieres acompañarme? —le repito como en la mañana en el hotel donde nos hospedamos para iniciar este viaje—. No quiero decepcionarte.
—Por ti iría hasta el fin del mundo —dice sonriente, lo cual me hace siempre replantearme la posibilidad de que, sea cual sea el resultado de este crucero, Michiru nunca más estará en mi vida y quizá Mina pueda tener una chance en mi corazón.
—Lo sé.Caminamos hacia el barco y ya en cubierta, nos ubicamos en las habitaciones clase A, 315, en la plataforma de Suites con vista al mar. Pedimos habitacion con cama doble, una cosa es aparentar, otra que se haga realidad, por lo menos no hasta saber la verdad.
Luego de descansar por unas horas, me pongo algo ligero y me acerco a la cubierta, puedo notar que dormí más de lo debido y ya habíamos llegado al siguiente muelle de donde el verdadero viaje dará su inicio. Parezco masoquista, pero decido que hoy no será así, por eso tomo entre mis manos el telegrama que recibí, lo leo nuevamente y lo arrugo, lanzándolo al mar para dejar de lastimarme con las palabras. Será solo ver para creer.
De pronto la tranquilidad es trasmitida por la mano de Mina que se posa sobre mi hombro.
—Aún no estás listo, ¿verdad? —pregunta como si me conociera al dedillo, yo solo cierro los ojos y niego con la cabeza, ella me da un beso en la mejilla, pero yo ni me inmutó, no sé cómo actuar.
¿Debería empezar ya? Quizá deba esperar a llegar a Zeebrugge, Bélgica, la cual es nuestra primera parada de esta semana de viaje. Es tan difícil acostumbrarme a este repentino cambio. Mina se retira y es en ese instante que siento que la mirada que estaba posada en mi no era la de ella, sino la de un pequeño ángel que nerviosa se aferra a la baranda para ver el mar. Tiene un perfil perfecto, una nariz respingada, su cabello rubio baila con el viento y su blanca piel hace resaltar ese hermoso vestido de seda que trae.
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Un Crucero Para El Amor
FanfictionHistoria corta. A veces la vida te lleva por caminos inimaginables y es posible que encuentres el amor donde menos lo esperas. Ella, una chica soñadora, enamorada, sufre la pérdida del gran amor de su vida de un momento a otro. Envuelta en un escánd...