That girl ~Bucky Barnes~

7. Forget it

Salí con la esperanza de volver a encontrarme con ella aquella noche, dirigí mis pasos hacia el parque que estaba cerca de su casa, llegué allí y distinguí la silueta de una mujer sentada en uno de los bancos del lugar. Me acerqué fingiendo una falsa seguridad, mis manos sudaban y por mi mente pasaban mil y un escenarios en los que ella no quería ni verme o me recriminaba por el beso que hace unos días le había robado. Me senté en el lado opuesto a ella y observé su perfil

- Creí que tardarías menos en fingir un encuentro casual- habló dirigiendo su vista hacia mí

- Supuse que querrías espacio y también está el hecho de que no sabía cómo ibas a recibirme después de aquello

- Me molestó un poco- dijo volviendo su vista al frente- Sabes que estoy a pocas semanas de casarme

- Lo siento, pero no pude evitarlo- le confesé- Tus labios me incitaron a besarlos- vi como esbozaba una sonrisa

- No puedes dejar de coquetear ¿verdad?

- Solo me pasa contigo

- Seguro... apuesto lo que quieras a que se lo dices a todas

- Desde que te conocí no he tenido ojos para otra mujer

- Bucky... escucha- dijo borrando su sonrisa dirigiendo su mirada a mí- No quiero que te hagas ilusiones, eres un muchacho encantador y maravilloso pero... estoy comprometida

- Has pensado en el supuesto de que tal vez te enamoras de mí... y olvidas a tu novio, el cual no te presta la atención que mereces

- No vas a rendirte ¿verdad?

- No- le respondí con seguridad

- Bucky, te lo digo en serio- suspiró- Voy a casarme

- ¿Le quieres?- la interrumpí

- ¿Qué clase de pregunta es esa?- preguntó sorprendida

- Una pregunta muy normal- hablé encogiéndome de hombros- ¿Quieres a tu novio?

El silencio reinó entre nosotros, ella apartó su mirada de mí, me acerqué más a Emma quedando apenas unos centímetros entre nuestros cuerpos, tomé con delicadeza su mentón y la obligué a mirarme de nuevo

- Yo creo que no- hablé mirando sus ojos- Si lo quisieras no me habrías correspondido el beso, lo más probable es que me hubieras abofeteado, pero no lo hiciste

- No lo entiendes- susurró volviendo a desviar la mirada de la mía- Es más complicado que quererle o no

- ¿Qué es lo que no entiendo? Explícamelo

- Mi padre arregló mi matrimonio con Ethan hace unos años- cerró sus ojos y empezó a contarme la historia- Se conocieron cuando Ethan no era más que solo un soldado, mi padre era su superior y evitó que una bala lo matara durante la guerra

- Por eso te casas con él

- Sí- respondió en apenas un susurro- Ethan casi me dobla la edad, no quiero casarme con él y mucho menos le quiero de la forma en la que quieres a alguien con quien esperas pasar el resto de tu vida

- ¿Tu prometido tiene unos 40 años?- pregunté con curiosidad, pues creí que su novio sería solo unos años mayor que ella

- Más o menos

- ¿Y aún sigue soltero?- pregunté de golpe- Oh, lo siento, no creo que lo que más te apetezca sea hablar sobre eso

- No te preocupes- comentó riendo- Sé que tienes curiosidad, nunca le has visto y probablemente pensabas que me casaría con alguien de nuestra edad

- La verdad es que sí- le dije sonriendo- Me has leído la mente

- Su mujer murió hace unos años, no tuvieron hijos

- Eso tiene más sentido... pero podría buscar a alguien de su edad- comenté causando que riera

- Cierto, pero a los hombres os gusta presumir y a Ethan no paran de repetirle la suerte que tiene de haber conseguido una novia tan joven

- Y guapa, no te olvides de eso- vi como se sonrojaba

- Aprovechas la mínima oportunidad para halagarme

- Solo digo la verdad- le susurré acercando mi rostro al de ella

- ¿Vas a besarme?- preguntó en apenas un susurro

- Solo si tú quieres- respondí mirándola a los ojos, nuestros labios rozándose con cada palabra que pronunciábamos

- Me muero de ganas por repetir el beso del otro día

Aquellas palabras eran lo único que necesitaba oír para, finalmente, unir mis labios a los suyos, volví a sentir su boca sobre la mía, moviéndose en sincronía, de forma lenta pero segura. Una de mis manos fue a parar a su mejilla mientras la otra descansaba en su cintura, Emma enredó sus brazos alrededor de mi cuello. En ese instante me sentí el hombre más feliz de la tierra.