capítulo 3

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Llevabamos tres semanas trabajado en la primer publicación del périodico, hace un mes que Daniela había llegado a la Universidad, un mes desde que nos pidieron dirigirlo y la próxima semana sería la inauguración de éste proyecto.

El equipo de trabajo estaba conformado por diez estudiantes, cada uno tenía su área de trabajo y tareas. Daniela resultó bastante buena en lo que hacía, y yo estaba aprendiendo mucho de ella, así como enseñandole a liderar y hacerse más responsable. Diría que ambas haciamos un buen equipo.

-Éstas son las fotografías que tomé de la Universidad, podríamos usar algunas- le comenté acercando mi cámara para que pudiera verlas
-Son perfectas, eres muy buena en eso
-Gracias, me gusta la fotografía
-Y eres buena, me gustan todas, elije tú
-Se supone que ambas lo hagamos
-Lo sé pero a mi me gustan todas y tú eres la que sabe de eso
-Bien
-Espera, tienes algo ahí- se acercó más a mi y quitó algo del cabello, estaba muy cerca por lo que me puso un poco nerviosa, pero al alejarse los nervios se fueron -traes una hoja de árbol, ¿dónde andabas metida?
-Rayos, ni sé como llegó ahí, gracias
-De nada- Daniela sonrio y se alejó rumbo a su laptop para seguir con las revisiones

La observe unos minutos pensando en lo que ahora significaba ella para mi. Al principio no me sentía cómoda con ella, no estaba acostumbrada a tratar con personas como ella, aunque no es correcto categorizarla así, no es diferente, solo sus gustos y eso esta bien para mi. Ahora que la conozco más y sé la clase de persona que es, no veo nada de malo en que a ella le gusten las chicas, aunque claro, mis padres no lo saben o ya me habrían prohibido salir con ella y pasar el rato. Estos días hemos pasado mucho tiempo juntas, más que con las demás personas. Nos volvimos muy buenas amigas.

Narra Daniela

Revisé una ultima vez los archivos, al parecer ya todo estaba en orden. Nunca pensé que trabajaríamos tan rápido, debo agradecer a mi Tío por permitirme dirigir el periódico y por poner a Poché a hacerlo conmigo, ella me ha ayudado mucho y se ha convertido en una persona importante para mi.

La miré, estaba concentrada en su cámara, lucia feliz, eso era poco habitual en ella, por lo general no mostraba esa emoción. Le brillaban los ojos. Es linda, sí, tiene una mirada tierna, esos ojos verdes son los más inocentes que en mi vida he visto, unos labios carnosos y rosados. Su cabello hasta la cintura y lacio, y una linda figura oculta bajo sus prendas holgadas, un cuepo que estoy segura desnudo debe ser divino.

Moví la cabeza sacando esos pensamientos de ahí, Poché es mi amiga y merece respeto, no que la piense desnuda. Además la chica es hetero, yo me prometí nunca fijarme en una chica hetero. Y bueno, no es como que me atraiga, sólo me cae bien, somo amigas.

-¿Qué pasa?- preguntó Poché sacandome de mis pensamientos
-Nada, ¿por?
-Me estabas viendo raro
-Oh, solo veía tu horribles lentes- le dije, no es como que fuera a decirle lo que en realidad estaba pensando
-Deja de decir que son horribles
-Lo son
-No lo son, y los necesito, por eso los uso
-Si sabes que hay lentes más lindos no?
-A mi me gustan los mios, deja de criticar
-Solo creo que lucirían mejor sin ese armazon enorme tapando tus ojos
-No busco lucir mejor
-Eso lo noto- dije riendome de ella, pero a quién quería engañar, sí que lucia bien
-No busco complacerte, ni que fuera tu novia la mesera
-ya no estamos saliendo
-¿En serio? ¿qué pasó?
-Terminó, ya me había aburrido
-Eres la peor
-¿Por qué dices eso?
-Porque siento que solo juegas con las chicas
-No lo hago, yo le dejé claro que sólo era diversión, en realidad no eramos novias, solo amigas cariñosas
-Bueno, igual no me agradaba
-Lo sé
-Lo sabes?- me preguntó sorprendida
-Sí, la veías feo siempre- dije riendo
-Rayos, no soy buena ocultandolo
-No, no lo eres

Reimos mientras ibamos camino a la puerta de la Uni, Ya era hora de que llegaran por ella así que la acompañe y nos sentamos en los escalones a esperar. Habían cientos de personas caminando a nuestro alrededor, muchos saludaban a Poché al pasar. A pesar de ser una chica lista y casi un ratón de biblioteca, era bastante popular.

Su celular comenzó a sonar y no lo encontraba, tuvo que vaciar toda su mochila hasta encontrarlo. Prendí un cigarrillo y la observé maniobrar para meter sus cosas de vuelta y responder la llamada. Por lo que escuché era su madre. Mario se estacionó frente a nosotras y Poché agarró el resto de sus cosas luchando por no tirar su celular y gritandome un adiós salió corriendo hacía el auto. Le hice una seña de adiós y cuando me disponía a ir hacía mi auto, noté que Poché olvidó un libro. Lo levanté y me fui camino al coche hojeando su novela.

Un papel cayó de entre las hojas y lo levanté pensando que se trataba de un separador, pero después noté que era una hoja doblada en cuatro partes. Ya estaba junto a mi auto así que subí y después desdoble la hoja para ver qué era. Tal vez estaba mal leer algo de Poché pero la curiosidad podía más. Extendi la hoja y leí:

Lista de mis fantasías.
1. Hacerlo en el asiento de un Auto
2. Sexo en el vestidor de una tienda.
3. Hacerlo en un baño público.
4. Usar disfraces.
5. Hacerlo en un lugar al aire libre.
6. Sexo en la cocina.
7. Hacerlo en la biblioteca.
8. sexo bajo el agua.
9. Hacerlo en los vestidores del campus.
10. Sexo atada, ser dominada.
11. Hacerlo en la ducha.
12. Un Trío.
13. Hacerlo en un lugar publico, sin que las personas lo noten.
14. Hacerlo con alguien que no sea Mario.

Al leer esa lista me quedé pasmada unos minutos, no podía creer lo que estaba escrito ahí. Se trataba de las fantasías sexuales de Poché. Ni siquiera me hubiera imaginado que tuviera fantasías sexuales, mucho menos que fueran tantas. Las volví a revisar, y no pude evitar preguntarme, ¿cuántas ya habrá cumplido? saque esos pensamientos antes de que se pusiera raro el asunto y volví a doblar la hoja y guardarla en el libro.

Más tarde me reunirìa con Poché en su casa y se lo entregaría. La pregunta es si debo confesarle lo que leí? No lo creo, eso probablemente le molestaría.

Dejé de pensar en eso, puse música para distraerme y conduje hasta mi casa. Llegando me di una ducha para relajarme y le envíe un mensaje a Poché para decirle que tenía su libro. Ella respondió que estaba aliviada de saber que lo tenía pues pensó haberlo perdido, le aseguré que se lo llevaría más tarde y respondió un gracias. No mencioné nada de la hoja ni ella lo hizo, tal vez no sepa que estaba ahí o sí y por eso temía haberlo perdido, no lo sé, pero esa tarde lo averiguaría.

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