Alan estaba en su primer día de trabajo en la mansión Lyons, había tomado el trabajo de jardinero y estaba en el jardín arrancando la malezaMe acerque a él una vez que me asegure que no había nadie observándolos, una vez que estuve lo suficientemente cerca le toque el hombro
Él dejo de hacer lo que hacia y me miro
- Hola Señorita, ¿como esta?- dijo Alan sonriendome como si no me conociera
No lo pensé dos veces cuando le solté una cachetada
- No te hagas el idiota, sabes bien quien soy, ¿que rayos haces aquí?- dije enojada
- Bueno, bueno, pero no me golpees -dijo sobañdose la mejilla
Yo me cruce de brazos e hice un puchero
- Te vez hermosa cuando haces eso- dijo Alan con una sonrisa
Como odio esa sonrisa
- ¿Que haces aquí?- dije otra vez enojada
- Tu carta, cuando tu carta llego a la casa de tu tía yo estaba ahí, yo fui quien recibio la carta y la leyó, cuando supe que estabas aquí con los Lyons, hice todo para lograr estar a tu lado-
Alan se acerco mas a mi, abrazándome
- No soy tonto, tu sabe muy bien quienes son los Lyons y te conozco desde hace 12 años, Mónica, ¿crees que no me daría cuenta que aprovecharías esta oportunidad para averiguar lo que paso con mi madre?- dijo susurrándome en el oido
No eran sus palabras, si no mas bien el echo de que estaba abrazándome lo que hizo que me sonrojara, esta apuntó de decirle algo cuando Alan me beso el cuello
- Te extrañe mucho Mónica- susurro en mi oído por ultima vez y se aparto de mi
- Lo siento Señorita pero creo que me confunde- dijo y siguió con su trabajo, yo solo seguí mi camino
Para mi mala suerte, nunca me di cuenta que me observaban y no era una persona, eran dos
Camine tratando de pensar en que haría ahora, mi familia estaba en la ciudad, Alan estaba conmigo, tenía que descubrir quien de los dos niños era mi hermano o si uno de esos niño era mi hermano, saber que paso con la tía Venecia y tener cuidado con el Barón y el Amo... No, no la tenía fácil, ¿que haria ahora?
La verdad no tuve que pensarlo mucho, porque y casi como una señal divina Edgard choco conmigo
- Mónica, ¿que haces aquí?- preguntó Edgard sorprendido
- Nada, solo pensaba en algo, eso es todo- conteste
- y ¿se puede saber que era ese algo?-
-mmm... Yo, pensaba en esos niños que nos interrumpieron ese día cuando tu y yo comíamos algo, ¿soñ tus hermanos va que si?-
- Pues si y no, mira que te parece si nos vamos a un lugar mas cómodo para hablar- dijo Edgard y yo acepte
Él me llevó hasta el lugar donde habíamos compartido una pequeña comida días atrás
- Entonces, ¿son tus hermanos?- volví a preguntar
- si y no, Justin es mi hermano adoptivo, y Margen es su hermana biológica, pero mi padre solo reconocio a Justin como hijo y a Margen la dejo vivir en la mansión pero como una protegida, no la a reconocido como una hija, pero no pierdos las esperanzas- dijo Edgard y sonrió amablemente
- Se ve que los quieres mucho, ¿recuerdas cuando llegaron a tu vida?- pregunte
- mmm.... Pues la verdad no, solo recuerdo haberlos oído llorar en sus cunas, nada mas- dijo Edgard tratando de recordar algo más pero parecia no conseguirlo
Le tome la mano a Edgard y le Sonreí
- sabes, entiendo muy bien tus sentimientos, yo también soy hermana mayor de tres niños, que... Bueno no son mis hermanos de sangre pero aún así los amo con todas mis fuerzas- dije
Edgard sujeto mis manos y deposito un beso en ellas
- Es algo que tenemos en común... Sabes no mucha gente logra amar de una forma tan genuina que incluso logre amar a otras personas totalmente ajenas a su familia como si fueran de sangre, enserio es admirable, eres una mujer admirable- dijo Edgard y esas palabras me hicieron sonrojar
Nadie me había hablado de esa forma jamás, pase todo el día hablando con Edgard hasta que dio la hora de la cena y nos tuvimos que separar
Unas horas después...
Estaba mas que lista para ir a dormir, era algo temprano y las gemelas aún estaban cenando, así que yo estaba en la habitación sola, durmiendo
Si era una noche sumamente tranquila
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La Sirvienta
FantasyMonica Jone es una chica pobre y huérfana que para mantener a sus hermanos tiene que entrar a trabajar como la sirvienta de un noble, sin embargo lo que ella creyó era la entrada al paraíso, sólo era una ilusión, pues estaba a punto de entrar al mis...