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Olivia aguzó la mirada a través de la lluvia y la oscuridad que envolvían la carretera estrecha y serpenteante por la que conducía y se preguntó, no por primera vez desde que subió al auto, si se habría vuelto loca. Y con cada curva se estrechaba la carretera y aumentaba la fuerza con la que arreciaba la lluvia. Los árboles eran tan densos y tan altos que no dejaban entrar ni un rayo de luz que parecía que la boca del lobo se la estaba tragando. Por supuesto, no había farola alguna en kilómetros a la redonda.
Sus finos y blanquecinos dedos tamborilearon sobre el volante, vigilando a su pequeña hija por el espejo retrovisor; sus grandes y vivaces ojos azules le devolvieron la mirada provocando que la mujer sonriera. Automáticamente Maisie le devolvió la sonrisa provocando que sus cerúleos orbes brillaran y mostrando sus rosadas encías aún sin dientes. La bebé había permanecido dormida las ultimas 6 horas solo despertando en el momento exacto en que el cartel que indicaba que habían llegado a su destino aparecía ante sus ojos.
Nadie que ella conociera podría siquiera aparecerse en este pueblo, ni sus alrededores. Nunca la imaginarían viviendo por voluntad propia en un lugar donde la mayor parte del año llovía. Porque todo mundo sabía que Olivia Bennett padecía de astrafobia.
¿Y dónde es qué estaba? Prácticamente estaba en la otra punta de Estados Unidos opuesta al lugar donde nació. Pocas almas conocen que en la península de Olympic, al noroeste del Estado de Washington, existe un pueblecito llamado Forks cuyo cielo casi siempre permanece encapotado. Contrarió a todo lo que alguna vez quiso ese pueblecito se había convertido en uno de sus mayores anhelos.
Llevaba meses soñando con una nueva vida; una vida tranquila y sin sobresaltos. No podía recordar la última vez que había dormido plácidamente durante toda una noche. Los peligros de la gran ciudad habían comenzado a devorarla. Le bastaba con ir al banco o al supermercado enfrente de su casa para que la dominara la ansiedad; el peligro parecía estar acechando en cualquier parte. Lo único que le proporcionaba alguna paz mental era fantasear sobre la posibilidad de refugiarse en un lugar en el que la gente no tuviera que cerrar las puertas de su casa con llave y en el que lo único que hubiera que temer fueran las malas hierbas del jardín. Y si ningún alma la reconocía ni tenía la menor idea de todas las cicatrices que cargaba ni el estigma que tachaba su frente era algo adicional. Beneficioso claro, pero no fue lo principal en lo que baso su decisión de salir corriendo de Brooklyn.
Tardo 30 minutos más en vislumbrar las primeras casas del pueblo, todas ellas diminutas y muy viejas. Olivia aparcó delante del único sitio que permanecía abierto a tales horas. El letrero de neón y el cartel de «open» evidenciaban que se trataba de una cafetería: Forks Coffee Shop eran las palabras que enmarcaban la entrada y quedaba enfrente de un restaurante de parada rápida. Pero con las horas que estuvo al volante a la rubia le apetecía más que sólo chocolate caliente y no le cobrarían más de un nickel por calentar la leche de Maisie.
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Jardín de Meteoros ━ Edward Cullen
FanfictionJARDÍN DE METEOROS. ❝ Él observaba el cielo nocturno buscando respuestas, ella lo hacía buscando consuelo. Sin saber ambos pedían a las estrellas algo que ya tenían enfrente. ❞ Antes de la llegada de Bella Swan, hubo una joven madre que causó revuel...