PRÓLOGO

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La escuela no es tan mala cómo parece ¿saben? Sé que es una jodida mierda despertarse antes de que salga el sol, que se te olvide la maqueta en casa y que el maestro no te acepte el trabajo al día siguiente. En estas situaciones, me pregunto ¿acaso a ellos no les paso lo mismo?, ¿No pueden entender que mañana sin falta se lo vamos a entregar? No voy a matarme toda la noche en realizar su actividad de casi una semana... tal vez sí, pero al menos siempre se lo entregamos y eso es lo que cuenta ¿no?

Pero en fin, dejemos de lado a los maestros hijos de puta y mejor nos centramos en una muchacha con un falda roja que está a dos dedos arriba de su rodilla, unas medias negras, zapatos escolares, camisa blanca de manga corta y un chaleco del mismo color que la falda, con botones dorados, un uniforme un poco peculiar para estudiantes de preparatoria. Esta chica de cabellos negro azabache caminaba con una extrema flojera, la entendemos, es inicio de clases y solo pensaba ¿Qué carajos iba a comer llegando a casa? hubiera seguido pensando eso si no fuera por un tremendo golpe que sintió en su nuca.

-Madres que pedo -exclamo la delicada dama mientras se sobaba el golpe otorgado por un chico que le saca una cabeza de altura, piel ligeramente bronceada, cabello y ojos de color marrón, en su nariz posaba unos lentes que le quedaban bien al desgraciado y una sonrisa hermosa - maldito James hijo de puta - o Ken, para los del barrio. Su expresión se agrando mostrando unos dientes blancos perfecto... bueno, casi perfecto.

- No imagine que fuera a sonar tan fuerte jajajaja me mamé - contesto mientras retomaban su camino a la escuela - te ves bien con tu cabello largo, pensé que te lo ibas a cortar como en los años anteriores - mencionó mientras agarraba un mechón de este mismo - apuesto mi virginidad a que no trajiste una dona- con una sonrisa burlona.

- No, así que dame tu virginidad - dijo con una sonrisa sarcástica siguiéndole el juego a su mejor amigo.

- ¿Quieres que te peine? o ¿te vas a quedar desgreñada todo el día? - pregunto mientras buscaba algo en su mochila - porque si es la primera si traigo ligas y un peine - sacando las cosas ya mencionadas.

- Como quieras, mi meta de hoy es llegar a mi asiento y dormir un rato, aunque sea.

- Mientras te duermes yo te peino, para que no estés de mal humor por cómo estará tu cabello después.

- Bro... te amo - mirando a ken con unos ojos brillosos.

- Si porque no mames, después te andas desquitando conmigo por eso, no quiero correr riesgos la verdad.

- Me conoces muy bien amigo mío - sonriendo de lado.

Y así siguieron su camino tranquilamente, el de lentes pensaba como peinar esta vez a su mejor amiga (casi hermana) mientras que ella retomaba el pensamiento de la comida, aunque toda esa paz se fue a la mierda otra vez cuando escucharon un grito que les reventó el tímpano.

- ¡AMIGOS! - se acercaba un muchacho del mismo tamaño que James, pero fornido y este si es más blanquito, la más obvio en estas situaciones es voltear aunque sea para ver a quien carajos le gritan, pero ellos no, ellos simplemente lo ignoraron y siguieron con su camino - ¡no me ignoren culeros! - aceleraron su paso cuando escucharon los del más cerca - ¡Antares, si no me esperan no te daré comida durante todo este semestre maldita! - fue ahí donde la mencionada volteo con una hermosa sonrisa extendiendo sus brazos para recibir un abrazo del parte del gritón, hasta se podía ver un aura rosa rodeándola.

- ¡Erick, amigo mío, te extrañe mucho! - ambos se abrazaron como si no hubiese un mañana.

- ¡Yo también te extrañe mucho! - todo eso pasaba mientras que todas las personas que se encontraban ahí veían este extraño reencuentro y James, bueno, el solo veía a su mejor amiga, sabía que ella haría cualquier cosa por comida y más si sabe que es comida rica - ¡también te extrañe Ken! - fue a abrazarlo mientras lloraba de una forma dramática.

Una Historia Más Sobre Una Escuela ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora