Ceniciento.

El día

21: 04 p.m

Stan y Randy lustraban sus zapatos mientras Sharon y shelly se colocaban algunos aretes y decidían cuál combinaba más con su vestido, una vez la familia Marsh estuvo de acuerdo esperaron a la carroza que llegó a recogerlos para asistir al Palasio, Stan estaba fulminando a su padre con la mirada fija, aveces su padre realmente podía ser un dolor de culo

─ No me mires así, Stan ─ Randy se cruzó de brazos ante la mirada de enfado de su hijo

─ Voy a dejar de mirarte así cuando madurez, papá ─

─ ¡Esta es mi gran oportunidad para que reconozcan mi talento, no pienso dejarla ir, Stan! ─

─ Estoy de acuerdo co... ─

─ Tú no te metas Sharon, esta es una discusión padre e hijo ─

Sharon colocó sus dedos sobre su frente, tratando de calmarse ante la idiotez de su esposo

─ Ahora escuchen, vamos a asistir al castillo, esperamos un rato y cuando sean las doce de la noche exactas me subiré sobre la mesa para llamar la atención de los reyes y comenzare mi concierto, cuando el Rey vea que tengo talento y que mi destino es la grandeza me recompenzara con mucho oro, ¡y quien sabe, hasta un castillo nos de! ¡seremos ricos!─

─ ¿Y nosotros que haremos? ─ dijo shelly levantando una ceja

─ Nada o arruinarían todo ─

─ Esto es una mierda...─ susurró Stan mirando hacia la ventana con una mirada de enfado, pero su enojo terminó desvaneciendose al fantasear en las muchas maneras en las que iba a imprecionar al rey

Luego de las palabras de Randy hubo silencio el resto del camino hasta el castillo, nadie dijo más nada, Sharon sabía que el plan de su esposo terminaría mal y temía perder a su esposo por el nivel de su estupidez, shelly simplemente se limitaba a mirar hacia la ventana. Se disponía a disfrutar el silencio que había. Pensaba en el príncipe y en que si sería tan guapo como sus amigas lo habían comentado, tenía bajas expectativas de conocerlo, pero tal vez, sólo tal vez, ella tenía la esperanza de que él la notara

Y así, el gran momento llegó. Los Marsh habían llegado al gran castillo

El corazón de Stan no podía dejar de latir rápidamente, sus manos comenzaban a sudar en frío mientras caminaba hacia el majestuoso palasio ¿Realmente está pasando? ¿De verdad voy a entrar? se cuestionó

Dentro del Castillo Stan vio a muchas jóvenes (probablemente princesas o condesas) que pensó que serían pretendientes para el joven príncipe, fijó su vista hacia la gente que lo rodeaba, muchos conversando y otros bailando. ¿Dónde estaría el rey? debía encontrarlo para así presentarse y tratar de convencerlo de hacerlo un caballero.
De tanta gente que había se perdió dentro del lugar, Stan comenzaba a sentirse mareado y sentía ganas de vomitar de lo nervioso que estaba, podía jurar que su tono de piel se había tornado blanca y de pronto su vista se puso nublosa 《mamá, dónde caraj-》

De pronto, Stan se tropieza y cae.

─ Mierda ─ Exclamó el azabache golpeandose los codos y sintiendo un gran dolor también en su precioso trasero, estando en el piso sintiendo la vista encima de todos los presentes, el joven no pudo evitar sonrojarse al punto de sentir su cara como un tomate, podía jurar que su cara estaba roja

─ ¡Disculpame, no te vi! ─

Un Stan sonrojado y molesto alzó la vista para ver quien era el idiota que lo había tirado al piso, listo para comenzar una discusión, entrecerró los ojos por culpa de la luz y se topó con una mano siendo extendida para ayudarlo a levantarse y con unos ojos brillantes esmeralda que lo miraban fijamente, unos ojos que sintió penetrar dentro de su alma por un segundo, como si esos ojos ya los hubiera visto en algún sueño pensó Stan, ¿Por qué le llamaban tanto la atención? de pronto parecía que todo lo ocurrido recién jamás hubiera pasado, ahora Stan solo se dedicó a observar al joven, que cubría su cabeza con lo que parecía una...¿camiseta?

El joven frente de él comenzó a verse incómodo, Stan sólo estaba viéndolo, se había quedado como estatua con su mirada fija en el joven en el suelo aún siendo el blanco de la vista de la gente allí presente.

De la nada, el joven ojisverdes salió corriendo, dejando a un Stan incrédulo, permaneció en el suelo otros 5 segundos más observandolo irse, hasta que se perdió entre la gente. 《 Esos ojos...》

Definitivamente jamás se olvidaría de esos ojos.

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20:35 p.m

Kyle estaba viendo a todos los invitados desde una ventana, apretando los puños, ya se había estudiado cada rincón del Castillo, sabía que había escogido la peor noche para escapar, pero era ahora o nunca, no iba a casarse, ni mucho menos cargar con el peso del reyno. Estaba decidido a escapar

Kyle agarró la camiseta que chef le había conseguido para así poder ocultar su cabellera sin que los guardias le reconocieran, sin la ayuda de chef jamás hubiera podido esconder su pelo y así escapar, también los arapos que le había conseguido para poder aparentar ser pobre, definivitamente tenia que admitir que chef era un gran amigo, Kyle no pudo evitar sonreír

─ Finalmente...El día llegó. ─