Capítulo diez: El amor es agridulce + Extra.

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Arco 1: El sádico general presiona al arrogante emperador Ying

Nt: Muaha, comenten, y denle amor, vean mis notas finales please. :D Este capítulo tiene seis mil palabras, el doble de un capítulo normal, ya verán porqué, disfruten, AHHH, preparen pañuelos y botanita

Al medio día, Hui Ying reaccionó, y se despertó.

Hui Ying sufría de un ligero dolor en el estómago por pasarse de su hora de la comida, por la incomodidad, estúpidamente intentó girarse para acomodarse en la cama.

Grave error.

Un dolor agudo invadió a Hui Ying en su parte trasera, haciéndolo soltar un quejido.



—¡Ugh!

Finalmente, los recuerdos de la noche anterior se arremolinaron en su mente, con una mueca de vergüenza y un rostro rojo, Hui Ying recordó las rondas intensas llenas de placer.

"Esa bestia con piel humana... ¡En realidad me rompió el culo!"

Luego, se percató de que su trasero, que debería estar empapado, o por lo menos, incómodo, estaba seco, entonces supo que Yang Min se había tomado el tiempo de limpiarlo, bañarlo, y acostarlo, su corazón se ablandó tanto que la mitad de su enojo se disipó.

Divagando en sus pensamientos, Hui Ying se dio cuenta de que tenía un recuerdo borroso en su mente. No podía saber qué era, pero su corazón le decía que era de vital importancia.

Al final, terminó ignorándolo, y dejándolo de lado, tenía prioridades, ¡cómo solucionar el gran problema que había en el palacio!

Sentía cierta culpa por haberse olvidado del cautiverio de sus padres mientras cogía como conejo con su hombre, pese a ello, tampoco quería ir a resolver dicho problema.

No era que no le importaran sus padres, sino que, Hui Ying sabía que sus padres estaban bien, más sin embargo, no sabía como se encontraba Yang Min.

Hui Ying quería platicar con Yang Min, quería saber cómo había estado en todo ese tiempo, y quería mimarlo un poco.

Aunque estuviera algo molesto por el dolor que traía en la cereza, no quitaba que siguiera feliz de verlo.

Pensando en los viejos tiempos, Hui Ying soltó una dulce risa.

"Gracias por volver", pensó.

Mientras pensaba esto, Yang Min le miraba con ojos claros, con sus labios arqueados en una complacida sonrisa, era obvio que no se acababa de despertar, sino que previamente fingía dormir.

Hui Ying tenía hambre, pero el deseo de seguir abrazando a Yang Min era mayor, por lo que, sin ver a Yang Min a la cara, se acomodó cuidadosamente en sus brazos, abrazándolo como un koala.

—Te amo. —murmuró dulcemente, frotándose como un gatito en su pecho.

No esparaba que una voz ronca enternecida le respondiera.

—Te amo más, cariño.

Hui Ying, "°□°"

Hui Ying por acto de reflejo, se apartó de él con un manotazo, rodó en la cama, y casi se cayó. Esperando partirse la mandarina en gajos, cerró los ojos con fuerza, pero en vez de chocar con el piso, fue recogido, y puesto devuelta en la cama.

—¡Gege, debes de tener más cuidado! ¿Qué haré si te lástimas? —exclamó con preocupación el menor.

—Llamar al médico imperial, imbécil. —Hui Ying desvió la mirada, no dispuesto a mirarle a la cara.

El Sistema De Reencarnación PerpetuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora