Capítulo 3: La Avaricia Rompe El Saco

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Tras salir de aquella alcantarilla se encontraban en la zona comercial. Era una plaza no demasiado grande pero llena de pequeños puestos muy diversos donde los mercaderes vendían sus productos. En los puestos vendían ropa, carne, licores, libros, putas manzanas... Pero Alex se fijó en uno en concreto. Un puesto donde vendían armas.

Al ser varias personas buscadas por la ley no es que tuvieran demasiado dinero, por lo que Alex se arriesgó a robar un arma que le atrajo bastante.

Alex se acercó discretamente al puesto, intentando no llamar la atención. Sin embargo, el olor que llevaba impregnado tras haber salido de una alcantarilla no le hacía mucho favor, la gente le miraba raro. Vio el arma que le gustó tanto, extendió el brazo apuntando a su arma mientras lo escondía como pudo entre sus ropajes y la gente que pasaba por allí para disimular el movimiento. Tocó el arma y lentamente se la llevo hacia el interior de su chaqueta. Alex salió del puesto con el arma escondida pero se tropezó con una transeunte, cayéndose así el arma que guardaba bajo sus mangas.

-Fuck! (dijo Alex).

El mercader vio la fechoría y gritó.

-¡Me están robando! ¡Deténganlo!

Alex salió corriendo de allí mientras parte de la guardia del pueblo le persigue.

Sin saber cómo, Alex huyó de la guardia escondiéndose en un callejón. Pasado un rato se volvieron a reunir los 4.

-Menos mal que eran pocos guardias (dijo Alex casi sin aliento).

-Aún así bien que la has líado (respondió Campos).

-Mira, le acaban de subir el precio a tu cabeza. (añadió Joseda señalando al tablón de madera)

*Joseda le muestra un cartel de "Se busca" donde se veía que el precio por su cabeza eran 500 oros más*

-Tengo un plan con el que nos podremos librar de huir de la justicia (exclamó Miguel con una sonrisa pícara).

-Genial, cuéntanoslo (respondió Alex, desesperado por lograr dejar de ser buscado).

-Es un secreto, solo seguidme por este callejón.

Miguel guió a los otros 3 del grupo por un callejón en el lado opuesto al mercado. Era un callejón algo estrecho y oscuro, casi no se podía ver lo que había al otro lado. Siguieron hacia la luz que había al final.

Justo antes de salir, Miguel se giró hacia Alex.

-Alex sígueme, tengo que enseñarte algo.

Alex y Miguel avanzaron hacia el brillante exterior mientras Campos y Joseda esperaban.

-¿Dónde estamos yendo?

-Paciencia Alex. Ya estamos al lado.

Segundos después Miguel agarró a Alex del brazo, avanzó rápido varios pasos y gritó.

-¡Es él! ¡Es a quien buscabais, denme mi recompensa!

Se encontraban frente al puesto de guardia del pueblo. Alex intentó escapar pero Miguel no cedía. En ese momento se acercó un guardia.

-Genial chico, bien hecho. Ahora entréganoslo y te daremos lo prometido.

*Otro guardia se acerca*

-Oye amigo, tu cara me es familiar... ¿No estabas tú también siendo buscado?

En ese momento Miguel giró lentamente la cabeza hacia Alex.

-Alex, es el momento perfecto para olvidar mi traición y correr por tu vida.

Miguel y Alex salieron corriendo hacia el callejón por donde llegaron. Al verlos, Joseda y Campos corrieron tras ellos sin entender bien la situación.

-¿Qué has hecho Miguel? ¿Por qué nos siguen los guardias? (Exclamó asustado Campos)

-Solo intentaba sacar provecho de la situación y liberarnos a todos los demás. (Se justificó Miguel)

-Pero no era necesario sacrificar a un compañero. (Respondió Joseda a aquel plan chiflado de Miguel)

Tras un rato discutiendo y corriendo, consiguieron evadir a los guardias escondiéndose en otro callejón más allá del mercado.

Historia de un rol sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora