OO1

628 107 8
                                    

- Amén -menciono Yoongi para después sentir la ostia ser entregada a su boca por el sacerdote, con sus manos juntas, palma contra palma siguió su camino para poder sentarse de nueva cuenta con sus padres, los cuales se encontraban hincados para rezar y agradecer por todas las bendiciones que les han entregado.

De igual manera, Yoongi en cuanto estuvo al lado de su madre, se incoo con sumo cuidado, sintiendo el duro suelo en sus rodillas y el peso de su cuerpo comprimiendo ante ellas, bajo la cabeza y cerro los ojos, no sabía si rezar ahora mismo, o por primera vez quedarse en silencio total, dejando de escuchar las palabras que podrían ir apareciendo en su cabeza, dejar de imaginarse los rostros de las personas por las que rezaba.

La culpa de inmediato hizo que un nudo se formase en su garganta, no podía hacer eso, ¿qué pensarían sus padres si le preguntaban el por qué ha dado gracias? Seguramente pensarían que él es el peor cordero de la familia, no podía evitar que los pensamientos de querer dejar todo aquello estuvieran presentes de vez en cuando, y es que en verdad le aterraba un poco la idea de dejar todo lo que había aprendido con el tiempo.

A lo largo de estos años, sus padres se han enfocado en mostrarle el camino de la luz, uno en dónde todo esta lleno de bendiciones y rezos en los que podía confiar, podía decir los mandamientos al derecho y al revés, y por supuesto hacer caso a ellos, tenerlos presentes cada que sea posible, sin dejarse manipular por las tentaciones que el mundo le ofrecía.

Es el orgullo de la familia Min, lo sabe perfectamente, dejo sus pensamientos de lado para por fin levantarse y mirando hacía el altar, tal vez había sido una mala idea, o tal vez quizás, debió haber hecho esas oraciones.

Su madre había soltado una queja al ver a aquel muchacho recargado en el altar de la iglesia, parecía desinteresado y aburrido al respecto con lo que estaba presenciando, Yoongi no podía siquiera apartar la mirada de aquel a unos metros de él.

- Ese chico parece no saber que no debe acercarse allí -menciono su madre hacía su padre quien dio un asentimiento de inmediato al ver aquello.

- Solo espero no lo veamos mucho por aquí -menciono el señor Min mientras miraba que poco a poco la fila de la toma de ostias iba disminuyendo.

Yoongi miro con detalle a aquel que se encontraba allí, cabellos oscuros como la noche con algunos mechones manchados del color rojizo casi anaranjado, piel levemente bronceada, Yoongi noto que en su cuello había el tatuaje de una cruz negra, demonios se veía tan bien, no entendía porque sus ojos no podían siquiera apartarse de aquel chico, era como un imán.

Se arrepintió de haberse quedado tan embobado mirando a aquel chico, pues en cuanto él volteo a mirarlo sus ojos se encontraron, los ojos de aquel eran oscuros y brillantes, una mandíbula afilada y perfectamente delineada, y esos labios que parecían gritarte a gritos que los probarás, Yoongi parpadeo para después apartar la vista incomodo.

De reojo pudo apreciar la tenue sonrisa que le mostró aquel, era sexy, Yoongi no esperaba que ese tipo de pensamiento pasará por su cabeza, y es que en verdad no lo podía ni creer, ese chico destacaba tanto en aquel lugar que solo no podía dejar de mirarlo, era como si el mismísimo demonio hubiera puesto la mejor de las tentaciones frente a él.

Sacudió levemente la cabeza para por fin apartar cualquier pensamiento inapropiado que cruzase por su cabeza, no podía pensar en nada que estuviera fuera de lugar, no debía cometer ese pecado, pero... De nueva cuenta miro hacía el chico que había dejado de prestarle atención para pasar a mirar con desinterés las siguientes acciones del sacerdote.

Ni siquiera escucho ni una sola palabra del sacerdote.

Ni siquiera se percato de cuando sus padres avanzaron para ir a recibir agua bendita.

- Yoongi -la voz de su madre le saco de sus pensamientos y llamo de igual manera la atención de aquel muchacho, quien de inmediato le miro de nuevo.

Yoongi le dio un rápido vistazo al chico para por fin avanzar e ir con sus padres, pero sentía la mirada potente de aquel justo encima suyo, no lo entendía, pero era una mirada que sabía que si volteaba a regresarla, se quedaría paralizado y dejaría que aquel se acercará con él, no podía permitir eso.

Por fin el agua cayo encima de ellos y al fin salieron de la iglesia, Yoongi se permitió mirar por una ultima vez hacía el altar, esperando encontrarse con aquellos ojos tan enigmáticos que le habían atrapado por completo, y lo hizo, solo que está vez aquel chico le sonrió, pero Yoongi no pudo corresponder aquella sonrisa.

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora