IV

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Desde el momento que Camz y yo empezamos con nuestros encuentros, no hablábamos de lo que significaba o si se podía seguir etiquetando la relación como amistad, esa conversación jamás la tuvimos,  por eso era completamente abierta, ella seguía saliendo con chicos de su círculo social y yo seguía con mis encuentros casuales con mujeres que no pasaban de una noche, pero si he de confesar que cada vez los disfrutaba menos, ya no era lo mismo, sentía que nadie le daba la talla a Camila, con ella sentía más placer, antes, durante y después del sexo, solo ella le permitía tocarme y hacer dibujos en mi espalda con sus dedos hasta quedarme dormida, solo consentía compartir una cama con ella, no sabía lo que me pasaba, no era de apegarme absolutamente nada, la vida me enseñó que nada es para siempre, las personas entran y salen de tu vida, el apego es sufrimiento y aprendí que el sufrimiento no es de mi gusto, pero con ella intuía que era diferente, estaba entrando a una zona desconocida.

Para los demás nuestra relación seguía igual, nadie sospechaba lo que sucedía, por un lado eran muy pocos los que sabían mis preferencias, tal vez porque me importa poco que los demás se enteraran con quien me acostaba, eso era solo mi puto problema y por otro lado porque antes que nada siempre éramos las mejores amigas, nos apoyábamos mutuamente,  no existían los celos, no era una relación exclusiva, pero en el fondo sabíamos que era única y a decir verdad no conocía que eran los celos, nunca sostuve una relación con nadie, nunca tuve un novio o novia, jamás me había enamorado, la verdad me ufanaba de no sentirlo, así que solo sabía de ellos por los demás, ese maldito sentimiento que hace perder la razón según dicen.

Por mi parte, intentaba concentrarme en la fotografía, debía organizar una muestra para la universidad, los mejores participarían en una exposición en una galería muy reconocida del centro de la ciudad, la noche de nuevos artistas, esa era la ventana para demostrar que amaba mi arte y no era un capricho de niña rica, así que debía concentrarme en lograrlo, ya era hora de madurar, de crecer, así que los encuentros con Camila ya no eran tan frecuentes, pero no bajaban en intensidad, además ella estaba preparando la tesis de su carrera y su horario de clase era más exigente, de modo que aprovechábamos cualquier momento libre para vernos, en lugares fortuitos e impensables, como un salón abandonado en el campus que formaba parte del lado antiguo de la universidad, no contaba con muchos de los elementos de la parte moderna, por tanto ya no lo empleaban, así que con Camz lo utilizábamos para encontrarnos y saciar el apetito de vernos.

El salón ya lo habíamos acondicionado con lo básico, era nuestro lugar secreto, solo nuestro, nadie se acercaba allí, a decir verdad el sitio era lúgubre y hasta cierto punto tenebroso, no era extraño escuchar raras historias de apariciones y fenómenos paranormales, me daba risa cuando me enteraba de comentarios sobre inexplicables ruidos, tal vez su explicación fuera más terrenal, lo más probable producto de mis encuentros con Camila,  pero digamos que para nuestros propósitos servía la imaginación colectiva de la universidad.

-¿En qué piensas?-Pasaba sus manos por mi rostro, como si quisiera grabar todas mis facciones.

-En que quiero tomarte unas fotos, y no sé si te moleste-Detiene las caricias y se queda con su mirada fija en mis ojos, hasta que sonríe.

-¿Cómo crees que me va a molestar?, sabes que me gustan tus fotografías... solo que no sé si sea una buena modelo - Ahora soy yo la que paso mis manos suavemente por su rostro, comienzo a reír en voz baja.

-Camz, eres hermosa, eres única.

-Cállate.-Me interrumpe con un suave beso en mis labios.

-Déjame hablar ... por ejemplo tu sonrisa, cuando sonríes no lo haces solamente con tu boca, todo tu rostro lo hace, es una sonrisa sincera, eso ya es difícil de ver, es por eso que te quiero fotografiar, quiero captar la esencia de tus gestos y  no sabes lo feliz que me haces al aceptar.

PROMESA|| CAMREN|| ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora