Cinco.

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La naturaleza es salvaje, ¿acaso no lo habías notado?

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La naturaleza es salvaje, ¿acaso no lo habías notado?

Las vueltas que Fyódor había dado en aquella habitación que le habían asignado en el edificio, no podían ser contadas, al igual que las mordidas que daba su dedo señalador derecho mientras pensaba.

Otra humillación. Le afectaba, por supuesto, sin embargo, aquella situación solo aumentaba sus ganas de ganar el juego. Que regocijo se iba a llevar cuando lo hiciera, mas, primero necesitaba un plan; no uno normal, porque no funcionaban, necesitaba el mejor plan de la historia. El mejor plan que pudiera idear con su gran inteligencia nata.

— Amo Fyódor — Sigma le llamó preocupado, pero aún así este no detuvo su caminata en círculos.

Para Sigma e Iván, era difícil creer que su jefe estaba en una situación como esa, es decir, como jamás había perdido sus apuestas, la sensación que emanaba y les pegaba a ellos con chicle al instante era desconocida para todos. Además, ¿de verdad esa niña le estaba ganando la partida? ¿En primera, como por qué su amo había aceptado convertirse en su aliado? Bastaba con que tirara a la Port Mafia desde sus cimientos para quedarse con el entero control de Yokohama.

Solo había que tirar a la reina en ese tablero de ajedrez. "Fácil", ¿no?

— El día en que la asesine seré el terrorista más dichoso de este podrido mundo — expresó en voz baja deteniéndose por fin.

— Me temo que en esta ocasión nos hemos confiado, amo. Su escolta es más aterradora que un millón de hombres formando un ejército, debo deducir que por ello ha aceptado colaborar con la "reina" — adivinando el motivo de su estancia, Iván negó sin saber en qué más pensar.

— Esos perros... Ni siquiera nos dieron tiempo de respirar en su territorio — se quejó Sigma. A pesar de que aún seguía asustado, su voz reflejó enojo.

— Tiene que existir algo que pueda hacerlos caer; aunque sea una mínima cosa. Si lo descubro, entonces podré ganar y quedarme con todo. Solo... — tras decir, mordió su dedo nuevamente. Necesitaba entonces saber cuál era la debilidad de esa escolta monstruosa y de esa niña caprichosa.

Quien lo hiciera primero, se hacía poseedor del premio mayor.

El ruso azabache de repente alzó el rostro y recorrió con la mirada toda la habitación, luego hizo lo mismo con sus subordinados.

— ¿En dónde se metió ese inútil de Nikolai? Ahora más que nunca necesitamos estar unidos para elaborar un plan decente — se quejó al preguntar. Por lo visto, que el mago no estuviera por ahí terminó de derramar la última gota del vaso.

Por otra parte, en uno de los pasillos, un joven albino recargaba su espalda en la pared de tapiz elegante mientras intentaba escapar de un muy curioso hombre de media máscara en la cara.

— ¿Nos hemos visto en alguna otra parte? — inquirió mientras se acercaba totalmente a su rostro invandiendo el espacio del pobre tigre.

— N-No que y-yo lo recuerde — siseó asustado. No tenía a quien pedirle ayuda y no sabía si podía atacar a su "agresor" por el motivo de la alianza.

| Senryaku Sensō ♠️ | Fyódor Dostoyevsky. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora