Diescisiete.

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Las debilidades son lo más tonto en este mundo

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Las debilidades son lo más tonto en este mundo.

Shibusawa Tatsuhiko se unía a la fiesta, tarde, pero ya estaba entre los pasillos.

— Con lo ocupada que estoy ahora — sin temerle a aquella sonrisa, avanzó hasta el nuevo personaje y se situó frente a él — Si desaparezco a causa de su habilidad, ¿quién le dará las respuestas que busca? — cuestionó con la mirada en su pecho, y luego la levantó. Volvió a bostezar sin cuidado.

Entonces, la neblina despareció, y la gema azul de sus manos se evaporó como el agua hirviendo. Lentamente, hasta que ya no quedó nada.

— Tiene toda la razón, no quería ofenderle, sin embargo, que usted no posea hablidad alguna es simplemente sorprendente — halagó y ella asintió.

— No necesito una habilidad y nunca la necesitaré — negó mientras decía.

— Ya veo, es orgullosa hasta la médula, posiblemente esa sea su particularidad — río levemente trás soltar.

— Sería bueno que contara como una, así podría desactivarla en variadas ocasiones en dónde no la necesito.

Nadie en la sala entendió a qué se refería, pero su atención no se movió de su persona hasta que se sentó en su silla y esperó a que el ahora mayor del lugar, hablara.

— ¿Dónde está Fyódor? — finalmente preguntó por su objetivo el albino.

— Ah, se preocupa por su jefe. Usted es un buen subordinado, pero Nikolai-san es mejor aún — fue está vez ella quien se burló y río como él lo había hecho antes.

Tatsuhiko, comprendiendo, se sentó en una de las dos sillas para invitados que tenía el escritorio en frente. Cruzó las piernas con elegancia y junto los dedos de sus manos al inicio de su estómago.

— Que divertida personalidad tiene, my lady — no le quedó más que hacer notar que había captado su atención.

— Y usted, Shibusawa-san, que aburrida presencia le ha dado el mundo. Si no hubiera estado frente a nosotros al entrar, no lo habríamos notado.

Hizo reír nuevamente al invitado, pero está vez no fue una risa por compromiso, sino que realmente le había hecho hacer aquel gesto con sus crueles sílabas.

— Es un amor de persona, ¿se lo han dicho antes? — inquirió sonriente y le vió ver el techo con duda.

— Dostoyevsky-san me lo dice muy a menudo — mintió traviesa y levantó del escritorio entre sus manos, algunos papales que ya habían allí. 

— He de adivinar entonces, que durante mi ausencia el demonio traidor ha creado una alianza con usted — supuso desde que ella no tuvo la más mínima sopresa cuando le vió activar su habilidad.

| Senryaku Sensō ♠️ | Fyódor Dostoyevsky. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora