Capítulo 3

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Hola.
Sí, como verán volví a subir este cap y anulé la publicación del siguiente. Siéndoles sincera, no me sentía muy conforme con el desarrollo de este mismo y les prometí y me prometí a mí misma que les daría una mejor historia, así que tomé la decisión de modificar la parte que continúa desde el segundo separador. Les pido mil disculpas y en realidad espero que les agrade.

 Les pido mil disculpas y en realidad espero que les agrade

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¿Cómo fue que Eiji terminó enamorándose del ballet?.

Les parecerá realmente curioso como lo que se supone sería una actividad extracurricular que haría del verano de un niño de seis años, el más aburrido. Resultó convirtiéndose en la pasión que lo condenaría al rechazo de toda una sociedad.

Porque el planeta entero pareció cambiar la dirección de su rotación cuando en el pequeño pueblo de Izumo se supo que el hijo mayor y Omega de los Okumura prefería pasársela dando saltos y piruetas en un salón en lugar de asistir a sus clases de etiqueta y maternidad.

En resumidas cuentas.

A todo el mundo le jodió que a Eiji le interesara en lo más mínimo si entraba en los estándares de su anticuada mentalidad. A todo el mundo le jodió que un Omega se opusiera a lo que por siglos había estado establecido.

No obstante, la fuerza de voluntad fue todo lo que el moreno necesitó para hacer caso omiso a las miradas llenas de asco y desaprobación que parecían buscar agotarlo.

Esa misma que tuvo para dejar atrás todo lo que alguna vez llamó hogar, esa misma que tuvo para olvidar y esa misma que debía de tener en este instante para evitar derrumbarse en ese patético pasillo.

El ballet era como un lobo oculto bajo la piel de un cordero. Podía parecer inocente y delicado en cada movimiento ejecutado sobre las tablas de un escenario, podías quedarte cegado ante la belleza de cada vestuario y perdido en la sublime actuación de los espectáculos. Mas debajo de todo ese brillo, debajo las sonrisas y las rosas esparcidas por todo el teatro, los afilados colmillos salían a relucir en la ignorancia del espectador.

Una vez que los tobillos eran liberados de esas relucientes cintas y las zapatillas quitadas, las huellas de la dura batalla a la que te sometías se veían reflejadas en cada moretón, venda y deformación. El dolor era inevitable, pero con el tiempo se volvía mental. Bastaba con tan solo verte reflejado en uno de los espejos del salón. En ese momento, nada era más importante que pulir algo tan básico como un Sissone.

El ballet era pasión y sacrificio, en donde los bailarines parecían sedientos y la luz de un reflector fuese la única fuente de agua existente en todo el planeta. Y a pesar de que la mayoría luchaba por no dejarse morir de sed, muchos eran los que terminaban padeciendo bajo la sombra de alguien más.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2022 ⏰

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