Vuelve Pol.

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- Buenos días. - Dice el nuevo profesor de lengua castellana entrando y todos nosotros nos sentamos en nuestras sillas. - Me llamo Manel Millán pero todo el mundo me llama Millán. Parece que el profesor que había antes ha fallecido, espero que no sea una maldición que pese sobre el profesor de literatura castellana.

El ambiente era algo tenso pero tras su broma improvisada me relajo un poco al oír las risas de los compañeros.

- Intentaré hacer esta asignatura entretenida, si os sentís cómodos conmigo, seré feliz. - Dice el profesor sonriendo.

- Qué mono... - Comenta Berta y provoca de nuevo las risas de los alumnos.

- Pero si os aburrís, también me lo podéis decir. - Completa Millán.

- A mi no me gusta leer. - Dice Berta tras levantar las mano.

- Ningún problema, - Le dice el nuevo profesor. - que te expliquen el libro antes de un examen o hazte chuletas.

De nuevo se oyen las risas y de fondo en la explicación de Millán de su asignatura, este profesor no está tan mal.

- Un setenta por ciento de los alumnos que se hacen chuletas, durante el examen no las utilizan porque ya lo memorizaron mientras las hacían. - Dice el profesor explicando por qué le parecen bien las chuletas.

- Pues a mi me va mejor el modo tradicional, chuletitas en los bolsillos. - Dice Ulises haciendo como que saca algo del bolsillo y silbando a la vez.

- Haré como que no he oído eso. - Dice Millán escribiendo "No tenga piedad"en la pizarra y el aula se vuelve a llenar de risas de alumnos. - "No tenga piedad" esto es un imperativo. Alguien ordena a alguien que no tenga piedad de una persona. ¿De qué forma le podríamos salvar la vida?

- ¿Como, "Salvarle la vida"? - Pregunta Marc lo que todos pensábamos, nuestras expresiones son claras y el profesor lo nota y se vuelve a la pizarra para darnos la solución.

- No, tenga piedad. - Dice él añadiendo una coma a la frase que había escrito anteriormente en la pizarra. - Una coma puede salvar una vida, ¿Veis lo importante que es mi asignatura?

[...]

Suena el timbre del recreo y voy recogiendo mis cosas cuando se acerca Joan.

- ¿Vamos? - Me pregunta Joan besando mi mejilla.

- Si, claro. - Le digo colgando mi mochila al hombro. - Siento haberte hecho hablar con él, no pensaba que se iba a poner así, lo he oído todo y...

- Venga, déjalo, no le hagas caso. - Dice poniendo su brazo sobre mis hombros y empezando a caminar esquivando a los adolescentes parados en medio del pasillo. - Lo que a mí me gustaría saber es por qué fuiste a ver a Pol.

- ¿Y por qué no?

Un silencio incómodo nubla nuestra conversación y la única respuesta que recibo es su mano en la nuca.

-Fue uno de mis primeros amigos y aunque no quieras escuchar esto, le aprecio muchísimo, dejando a un lado la breve parte en la que fuimos novios - Aunque no sé porque le estoy explicando el motivo por el cual fui a ver a Pol a mi novio, soy interrumpida.

-Ya lo sé, solo que no sabía muy bien, eso es todo.

- Mira, Joan, no me gustaría discutir por una tontería como esta, estoy contigo. - Le digo para que no empiece un silencio incómodo. - Ahora mismo estoy contigo y no hay necesidad de estas tonterías, pero entiende que no voy a dejar de hablar con los chicos porque tenga novio.

- Claro que no, simplemente es que quiero que no me ocultes nada.

- No me pareció relevante.

- ¿Qué es lo que te parece relevante? ¿Te parece más relevante que Gerard no se enfade o no se sienta mal o que Pol vuelva al colegio antes que tu novio se sienta cómodo contigo? Muy bonito.

- ¿Sabes lo que es bonito? - Le pregunto ya cansada. - Lo tóxica que se está volviendo esta relación, es precioso ver como por las mañanas me deseas tener buenos días y luego, porque se te cruzan los cables, que me retengas como un perro.

- ¿No crees que te estás pasando? - Me pregunta, mirando al rededor sin elevar el tono de voz. - No me gusta que me hables así.

Él acerca su mano a mi brazo para tocarme pero yo me aparto.

- Necesito relajarme un poco y estar sola, ya hablaremos. - Le digo intentando contener las lágrimas y alejándome de él.

[...]

- Los presocráticos fueron los primeros en cuestionar que los rayos y los truenos fueron consecuencia de que Zeus estaba de mala hostia. Ellos veían la naturaleza como un elemento vivo, eterno y con una fuerza generadora continua. Lo que observaban los presocráticos era la Physis - Dice apuntando la última palabra en la pizarra. - la naturaleza entendida como una fuente de crecimiento y de cambio.

Mientras Merlí habla no miro al frente, estoy mirando por la ventana para no cruzar mi mirada con la de Joan. Mientras el profesor da su clase veo una sombra hacerse cada vez mayor y a Pol acercarse rápidamente con la camiseta roja obligatoria para su trabajo. Inconscientemente echo mi silla hacia atrás y me levanto.

Merlí se da cuenta de mi acción y centra su atención en la ventana. Cuando Pol finalmente abre la puerta el profesor lo recibe como siempre.

- Hola Pol.

- ¡O sea que insultas a mi padre!

- Siéntate, estábamos hablando de los presocráticos.

- ¡Ni presocráticos ni pollas! ¿Tú te ríes de mi familia? - Le dice Pol enfadado y no me doy cuenta de que sigo en pie hasta que Ulises no me toca el hombro para que me siente. - No aceptas que esté trabajando. ¿Y a vosotros que os pasa con esas caras? Hay gente que tiene que trabajar. ¿Qué creéis que os pasará a vosotros pijos?

- Pol, ven conmigo. - Le dice Merlí.

- No voy a ir a ninguna parte.- Le insiste él. - Hablemos aquí.

- Así que te atreves a interrumpir mi clase, muy bien pero soy yo quien decide dónde vamos a hablar, va. -Le insiste el profesor y hace que salga del aula.

Mientras salen no aparto mi mirada de ellos hasta que se pierden por el pasillo.

- ¿Qué acaba de pasar? - Me pregunta Ulises y me encojo de hombros ante la mirada de Joan.

Cojo mi teléfono móvil y abro el chat de Pol.

Que ha pasado?

Supongo que no me contestará al menos en unos minutos así que vuelvo a guardar el móvil en mi mochila.

[...]

Suena el timbre indicando el final de las clases y rápidamente recojo mis cosas.

- Gabi. - Oigo a Joan acercarse llamándome y lo ignoro así que empiezo a caminar hacia la salida.

- Gabi, Gabriela María Garmendia. - Dice alcanzándome y haciendo que me gire hacia él.

- ¿Qué quieres? - Le pregunto dando pequeños golpes en el suelo con mi pie derecho.

- Lo siento, ¿vale? - Me dice cogiendo mi mano. - Tenía miedo de perderte y lo único que he conseguido es alejarte de mí, porque soy gilipollas y me he dado cuenta de que no solo eres la más guapa y la más lista, también eres quien me enseñó a vivir la vida. Por favor, perdóname.

- Te perdono pero que te quede muy claro que yo no necesito a una niñera que me limite, para eso ya tenía a mis padres. - Le digo poniendo mi dedo índice en su nariz y haciendo que sonría.

- Te quiero, eres la mejor. - Va acercando su boca al oír el sonido de mi móvil rápidamente lo saco de mi mochila haciendo que Joan se aleje un poco.

- Gabi. - Se queja él mientras miro la pantalla de mi teléfono móvil. - Es Pol, ¿no?

- Sí, he quedado con él esta tarde. - Veo como ladea un poco la cabeza y la apoya sobre mi hombro. - ¿Qué pasa? ¿Estás celoso?

- Dame un beso.

Gabieleven 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora