Gracias

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Estoy en la puerta de casa de Joan, no sé si tocar o no. No sé si está en casa y mucho menos si quiere verme y es posible que sea egoísta por mi parte pero quiero hablar con él, es más, necesito hablar con él. Necesito que me ayude, que me abrace y me tranquilice, lo necesito.

No espero mucho más, sé que puede llegar a ser un suicidio sentimental o puede que me eche de su casa, pero lo necesito y ya no hay vuelta atrás, ya he tocado el timbre.

No tarda mucho en abrirse la puerta y por suerte o por desgracias es Joan quien abre.

- ¿Qué haces aquí? - Me pregunta mientras se apoya en el marco de la puerta.

- ¿Podemos hablar? - Le pregunto insegura en voz baja.

- Mira Gabi, no creo que tengamos nada de qué hablar. - Dice él sin hacer ningún movimiento. - Y créeme que me ha costado más que a ti pero...

- No vengo a hablar de eso. - Le digo con la voz entrecortada mientras intento contener las lágrimas. - ¿Cómo está tu padre?

[...]

Despierto por el sonido de un portazo y miro a mi alrededor, no estoy en mi habitación, ni en la de Tània, estoy en la de Joan. Miro el reloj y veo que han pasado una horas y media o dos desde que vine. Joan me contó todo lo de su padre, me ayudó y dio consejos además de tranquilizarme. A pesar de todo ha estado aquí para mí. También le he pedido si podría venir a cenar con mi familia y Mònica y, como he supuesto, se lo tiene que pensar. Me gustaría hacer las paces con mi padre y con un chico como Joan sería fácil aunque ahora no estemos juntos y finjamos unos días, aunque sé que no es lo correcto y no tendría que ser así. Después de eso nos quedamos dormidos y abrazados en su cama hasta ahora.

- ¿Estás mejor? - Oigo que dice al despertarse él también.

Yo asiento recogiendo mis cosas.

- Muchísimas gracias Joan. - Le digo al acabar de recogerlo todo, dándole un beso en la mejilla y justo en ese momento se abre la puerta de su habitación.

- Joan, tendrías que... perdona, no sabía que estabas con alguien. - Dice su madre volviendo a cerrar la puerta.

- Joder. - Dice él enfadado. - No sé porque entran así, sin avisar.

Yo me río y me despido de él con un simple adiós pero al menos nuestras palabras ya no suenan forzadas.

- Espera, te acompaño a la puerta. - Dice mientras caminamos hacia la salida.

- Gabi, ¿ya te vas? - Pregunta Jaume al oír la puerta y se asoma junto a su mujer. - ¿Por qué no te quedas a cenar?

- Ya me encargaré yo. - Dice Joan mirando atrás. - Tú haz como si no los hubieras escuchado.

[...]

De camino a casa de Tània recibo algunos mensajes de Pol que dicen: por qué no te vienes al bar, es mi primer día de trabajo. Pienso unos segundos y decido pasarme por allí, de todos modos no tenemos mucha tarea pendiente y podría aprovechar para tranquilizarme y dibujar unos cuantos bocetos.

Le escribo que me envíe ubicación y dentro de media hora estaré allí y entro en casa de Tània.

- Ah, y no te lo he dicho, Oliver es gay. - Oigo nada más entrar en casa a Tània hablando con su madre.

- Yo ya te lo dije. - Le dice ella mientras se sienta en el sofá con su hija. - Hola Gabi, ¿qué tal te ha ido el día?

- Muy bien, gracias. - Le digo dirigiéndome a la habitación y cogiendo lo necesario. - Voy al bar de la madre de Iván, ¿queréis venir?

- No puedo, tengo muchas cosas que hacer. - Responde la madre. - Pero llévate a Tània, a ver si encuentra novio por allí.

- Mamá, ¿por qué siempre estás con lo mismo? - Dice la rubia.

- Tània hija, me hace ilusión. - Le responde ella dándole las llaves de casa y el móvil a su hija.

- Venga, vamos. - Responde Tània cansada.

[...]

- Hola camarero guapo. - Digo al entrar y ver a Pol en la barra.

- Espero que eso vaya para mí. - Me dice saliendo y abrazándome. - Hola Tània, sentaos donde queráis.

Nos sentamos en una mesa vacía alejada de la puerta, dentro del establecimiento y le pedimos lo que queremos a Pol.

- ¿Camarero guapo? ¿No se te ocurría nada mejor? - Me pregunta Tània riendo provocando mi risa.

- No te rías de mí- le digo mirando a mi alrededor.

- Jo tía, mira todos los tíos buenos que hay y son gays. - Dice ella mirando también alrededor.

- ¿A qué viene eso? - Le pregunto y ella me mira.

- Pues que me gustaba Bruno, es gay, me gustaba Óliver, es gay, Pol está bueno y se lía con tíos. - Dice Tània hablando más flojo cuando se trata de Pol. - No entiendo por qué pasa esto.

- Bueno, a ti te gusta Marc y él no es gay. - Le digo y ella se queda un rato pensando.

- Sí, pero no se fijará en mí nunca. - Dice echándose hacia atrás en la silla.

- O sí, tú aprovecha las clases de Pau y luego ya se verá. - Le aconsejo.

[...]

Hace tiempo que Tània ha vuelto a casa, en cambio yo me he quedado esperando a Pol con mis bocetos.

- En teoría por las tardes no tenía que haber mucha gente. - Dice Pol acercándose a mí. - Pero, lo hago bien, ¿a qué sí?

- Por supuesto. - Le digo mirándole a los ojos.

- Y aquí se liga más que en una discoteca, ya tengo tres números de teléfono que no añadiré a mi lista de contactos. - Vuelve a hablar y se sienta en una silla a mi lado.

- ¿Por qué no los añadirás?

- Porque todos los números son de crías. - Dice enseñándome los papeles en los que están apuntados los números. - Estaban sentadas con un grupo en el banco de la plaza de aquí en frente y cuando he salido a atender en la terraza han venido las tres.

- Hombre Pol, es que ese polo negro te favorece. - Le digo.

- Pues sí, la verdad es que no me queda nada mal el uniforme de trabajo. Te gusta, ¿verdad? - Dice levantándose de la silla y posando haciendo morritos.

- Deja de hacer el tonto. - Le digo riendo.

- ¿Qué haces? - Me pregunta volviendo a sentarse. - Estabas muy concentrada.

- Bocetos. - Respondo cerrando el bloc en el que estaba dibujando.

Gabieleven 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora