• CARMEN •

• Capítulo 24 •

"Regina, ¿qué quieres decir con ' esa no fui yo' ?" El silencio de la morena llevó a Victoria a un estado de alerta. "Espérame en la puerta de aterrizaje. Diez minutos".

Regina se sintió mareada. Su visión estaba borrosa y sus piernas eran reacias a trabajar. El juego le había sido quitado de las manos, y eso significaba que Raven la iba a matar lo antes posible. Nadie perdió el trabajo por otra persona. La gente se rindió, lo que en sí mismo era demasiado peligroso. Y dudaba que él la ayudara después de su relación con McLocksller.

Ella tomó el ascensor; sintiendo el mundo girando a su alrededor. Su subconsciente le gritó que no había otra forma de robar esa caja fuerte, excepto ... No. No le importaría esa opción. Ella caminó hacia la plataforma de embarque sintiendo náuseas invadiendo ella misma. No pasó mucho tiempo para escuchar el rugido llamativo del auto de Victoria, y ella entró tan pronto como la baronesa lo detuvo. Victoria la besó en los labios con cariño.

"No te ves bien, niña".

"Necesitamos llegar al departamento. Rápido".

Victoria asintió sin hacer más preguntas.

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Había docenas de personas en la calle. Regina saltó del auto, con los ojos fijos en la multitud. Levantó la vista hacia el edificio y vio el único departamento en llamas. De Robin.

Estaba cruzando la multitud cuando Hernandes se le acercó. "¡Señorita Zambrano! No pude hablar con Robin. Él no contesta el teléfono. Su departamento está en llamas y el sistema contra incendios fue manipulado y ..."

Regina no se quedó para escuchar el resto. Con Victoria detrás de ella y contra todas las manifestaciones preocupadas de los residentes, entró en el edificio evacuado. El humo aún no había alcanzado los niveles más bajos. Victoria se quitó la camisa de algodón que llevaba y la partió en dos pedazos, Regina entendió su razonamiento y caminó hacia el baño, humedeciéndolos.

Con tiras de algodón en la nariz y la boca, como una máscara improvisada, subieron las escaleras. Las lágrimas comenzaban a acumularse en los ojos de Regina, y no fue por la quema del humo. A cada paso, su sospecha parecía más justificada. Mas real. Más preciso.

Finalmente llegaron al piso de su departamento. El humo llenaba todo el espacio, lo que dificultaba la visión. Regina se obligó a avanzar, apoyada contra las paredes. Observó cómo el apartamento en el que había pasado las últimas semanas fue devorado por las llamas cada vez mayores que se alzaban por las paredes. Llegó a la pequeña mesa en la esquina de la cocina, luego se acercó a ella, pateando una silla fuera de su camino. No había nada, como sospechaba. Los mapas, las plantas, todo se había ido. Golpeó el cuaderno con enojo. Decepcionado.

"Tenemos que salir de aquí." Victoria gritó.

Regina miró a su alrededor. Ella tosió, sintiendo el humo entrando en su garganta y encontrando su camino hacia su cuerpo. Miró la habitación y caminó hacia allí, cuidando de no tocar nada. Se estaba quemando mucho papel dentro de un bote de basura. Roles que probablemente fueron importantes. Tiró el bote de basura y recogió la mayoría de los papeles, apagando el fuego con las manos. Las lágrimas escaparon de sus ojos debido al ardor doloroso, causado por las quemaduras en sus manos. Metió los papeles debajo de su ropa, sintiendo pequeñas quemaduras contra su piel suave.