Prólogo.

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Simón dice...


Jaehyun, Taeyong, Jungwoo, Taeil, Sicheng, Johnny, Mark, Donghyuck, Doyoung y Yuta habían llegado a media noche a la casa del último levemente tomados. Sus voces resonaban por toda la casa. Sus risas y burlas sobre ellos mismos hacían eco en cada esquina de la gran mansión.

— Ayer vi que mi hermano tiene una Ouija guardada en su habitación —rió entre dientes con la mirada perdida el Japonés—. ¿Qué tal si jugamos?

— ¿Estás loco? —pronunció alarmado Taeyong.

— ¿No? —hizo una mueca el dueño de la casa—. ¿Cuál es el problema, Yongie? —hizo un puchero, levantándose y acercándose al coreano intentando convencerle.

— No lo haremos.

— Oh, vamos —se quejó Donghyuck, poniéndose de pie—. ¡No es tan peligroso!

— Es una tontería —murmuró Jaehyun—. ¿Qué podría suceder? Ni siquiera es como que se vaya a mover el maldito tablero.

— ¿Lo ves, Taeyong? —habló Yuta una vez más—. ¿Qué podría suceder?

El coreano miraba a sus amigos con el ceño fruncido, aún sin convencerse. El japonés sentado en sus piernas lo miraba aún con algo de súplica intentando que él accediera.

Yuta sabía que si lograba convencer a Taeyong el resto lo haría también, porque todos confiaban en él.

— Oye, hombre, no pasará nada. Ya verás. Solamente un intento, ¿bien? —habló Mark ésta vez—. Si no sucede nada al primer pedido, vamos a volver aquí y jamás intentarlo de nuevo. ¿Está bien?

Los nueve amigos miraron a Taeyong expectantes con una mirada suplicante, a excepción de Jungwoo, quien rogaba porque se negara con un puchero. Sin embargo, Taeyong no llegó a verlo.

— Bien, vamos a intentarlo. Pero será sólo un intento. En caso de que no suceda nada, lo dejaremos estar.

Y una vez el coreano finalizó su oración, todos los demás muchachos se pusieron de pie de un salto comenzando a caminar hacia el segundo piso con emoción.

Jungwoo hizo una mueca. Y Taeyong quería matarse internamente.

Nada bueno podía salir de ésto.

⭒ Simon Says ✎ NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora