Una mirada insistente.
— Mark huele bien —murmuró Yuta sentándose en el sofá en el que se encontraba hacía unos minutos.
Miró a su alrededor mientras revolvía su cabello. Relamió sus labios, para segundos después suspirar con cansancio.
— Si liberamos un demonio en mi casa... —comenzó a hablar, pero se detuvo segundos después, su expresión realmente asustada—. La mesa de mamá —susurró.
Yuta se puso de pie de un salto, comenzando a correr hacia la habitación donde habían jugado hace un tiempo.
Y en cuanto entró, pudo realmente sentir un extraño frío en la habitación. Hacía frío. A diferencia de todo el resto de la casa, estaba haciendo mucho frío en esa habitación en específico. La luz tenue de una lámpara al lado del sofá iluminaba el cristal roto en mil pedazos de lo que quedaba de la mesa.
Comenzó a cuestionarse qué se suponía que haría.
— Ni siquiera tengo un puto perro —murmuró mirando con una mueca la mesa.
El muchacho comenzó buscar una escoba para recoger los cristales, e intentar esconder la mesa hasta que consiguiera un reemplazo.
Se sentía vigilado. Dió crédito a la paranoia. Aunque en el fondo, sabía que algo andaba mal ahí.
Cuando todos los cristales y lo que quedaba de la mesilla fue escondido exitosamente en la bodega de su casa, fue a su habitación en búsqueda de alguna mesa que pudiese fingir que era la que antes estaba ahí para que su madre no notara el vacío.
— Yuta, eres un genio —susurró, para entonces finalmente tomar su celular y mirar la hora.
4:30AM.
El muchacho pensó en lo altas que eran las probabilidades de que cuando el incidente con la Ouija había sucedido fuesen exactamente las 3AM. Sin embargo, intentó no pensar en lo sucedido, con la esperanza de poder conciliar el sueño.
(...)
—Mark, no puedes huir de tus responsabilidades cada vez que estés molesto durante toda tu vida —murmuró Taeyong mientras se dejaba caer en su cama.
El canadiense había, prácticamente, escapado de su casa luego de discutir por enésima vez esa semana con su madre.
Ella había insistido en que sus amigos eran una muy mala influencia, y que probablemente ellos eran los culpables del terrible corte en la muñeca del muchacho rubio.
Sí, había algo de ellos en ello, pero definitivamente no eran los culpables.
Y definitivamente no eran una mala influencia.
Mark se sentía mucho más feliz cada vez que pasaba tiempo con sus amigos. Él se sentía completo, sonreía, se sentía a gusto.
Ellos eran su familia ahora.
Taeyong en especial.
Y el hecho de que su madre aún no pudiera entender lo importantes que eran para él, realmente le molestaba.
Por eso, estaba en la casa de Taeyong por... ¿Décimo quinta vez ese mes, quizás?
— No me regañes tú también —murmuró con voz suplicante mientras se sentaba en los pies de la cama del pelinegro.
Taeyong lo miró con una sonrisa burlona. El mayor suspiró mientras halaba una de sus almohadas hasta su cabeza para estar más cómodo.
— ¿Qué pasó esta vez?
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⭒ Simon Says ✎ NCT
FanfictionSiempre es importante terminar de jugar a la ouija, no es necesario desafiar a algún espíritu. 10 chicos fueron reunidos por Simon, quien dice que sólo quiere jugar un poco. 𝘚𝘪𝘮𝘰𝘯 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴 𝘢𝘴𝘦𝘴𝘪𝘯𝘰�...