KIRIBAKU WEEK 2020 [BNHA]

Día 6

De nuevo su vista yacía sobre cierto chico de cabello rubio cenizo que no hacía más que poner atención en clases mientras él como si nada lo admiraba desde la distancia y en secreto. Bakugō Katsuki —para él— era el chico más masculino y encantador que pudiese existir, sin importar el carácter fuerte y grosero que poseía. Oh, y lo importante, era su amigo... Uno de sus mejores amigos, por eso, cada día temía arruinar todo dejándose llevar por el cálido y doloroso sentimiento que lo llenaba cuando estaba con él. Sabía que tarde o temprano Bakugō se enteraría de lo que él sentía hacia su persona, pero no quería que fuese tan pronto, aún quería graduarse de la preparatoria e ir a una universidad. Por favor, todavía estaba joven como para morir.

Suspiró en cuanto diferentes preguntas se comenzaron a aglomerar en su mente que sólo hicieron que se desanimara al contradecir mentalmente cada una de ellas. Tan sumido estaba en su mundo de tristezas que no se percató de que la clase había finalizado y ahora estaba Kaminari haciendo caras graciosas para ver si conseguía llamar su atención.

—¿Kirishima? —dijo Sero tocando al nombrado que ni se inmutó en reaccionar—. Tierra llamando a Kirishimalandia, hey.
—¡Bro! —habló Kaminari tomándolo por los hombros zarandeándolo.
—¿Eh? ¿Qué?
—Baja de las nubes que queremos ir a almorzar.
—¿Te encuentras bien? —preguntó el pelinegro desconcertado ante el actuar de su amigo—. ¿Te sientes mal o algo?
—Estoy bien, sólo pensaba tonterías  —respondió Eijirō un poco nervioso poniéndose de pie y sacando su cartera de la mochila.
—Ajá, y esa tontería se llama Bakugō Katsuki —dijo Kaminari haciendo reír a Sero y sonrojando al pelirrojo—. Hombre, sí que estás enamorado. Cada que los veo juntos te rodeas de un ambiente empalagoso lleno de corazones y ángeles bebé con pañal.
—Eso es mentira.
—Es cierto, hasta música cursi comienza a sonar de la nada y no soy yo con mi celular.

Sero continuó riendo caminando detrás de sus amigos que no dejaban el tema de lado. Debía admitir que hasta estaba sorprendido de que Kaminari no dejase tan fácil el tema ante los intentos que hacía Kirishima. Tan entretenidos se encontraban que no se percataron de la ausencia del chico que protagonizaba su plática hasta que llegaron a la cafetería y habían soltado una pregunta al azar hacia el rubio cenizo.

••••• 

—¿Estás seguro Kaminari? —preguntó Kirishima no muy convencido del líquido que traía su amigo en un frasco.
—Por supuesto Kirishima.
—No sé, no creo que sea buena idea —hizo un mohín aún dudando de lo que planeaba hacer el rubio con un mechón negro en forma de rayo—. Mejor dejémoslo así.
—Oye viejo, no pienso irme a extraordinario otra vez —se cruzó de brazos esperando la aprobación del pelirrojo.
—Pues prefiero irme a extraordinario o clases extra en las vacaciones.
—¿Pero no me dijiste que saldrías con Bakugō a no sé dónde? —Kirishima lo había olvidado. Ahora entendía porqué se desvelaba haciendo sus tareas y estudiando como loco diario por la noche—. ¿En serio vas a dejar pasar la grandiosa oportunidad de estar con tu amado durante las vacaciones?
—¿Qué esperas para verter eso? —dijo apresurando a Kaminari. Sí, sin duda alguna saldría con Bakugō porqué al fin había decidido el confesarle sus sentimientos a ese chico ultra masculino que lo había cautivado por completo.
—Así se habla hombre —sonrió en grande destapando el frasco. Tomó un gotero y agregó cinco gotas al vaso de precipitado. Pequeñas burbujas empezaron a formase hasta que desprendieron un olor y gas desagradable.
—Creo que hay que echarle más —opinó Kirishima viendo de cerca la sustancia que se estaba formando entrándole de lleno el gas a los ojos que provocó que soltase un desgarrador grito y sus ojos empezasen a lagrimear.