5. Intuición.

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                                    5.

                             INTUICIÓN.

En la fotografía aparecía yo riéndome a carcajadas, y detrás de mí estaba ella. Sus ojos estaban clavados en mi espalda y su boca se extendía por el lado izquierdo. De repente, la imagen se fue distorsionando hasta convertirse en un fondo negro.

─ ¿Qué pasa? ─preguntó Airaia mientras se acercaba para mirar la foto─, ¿solo es un fondo negro?

Yo era incapaz de articular una sola palabra.

─Vaya, chica. Ni que hubieses visto un muerto ─prosiguió.

Tragué saliva con todo mi esfuerzo y miré el reloj.

─Tengo que irme ─mentí.

─Te acompaño.

No encontramos a Ylenia así que nos marchamos sin despedirnos. Eran las ocho menos cuarto de la tarde y la luna ya estaba sustituyendo al sol, parecía que el invierno ya estaba entrando de lleno.

Airaia no paraba de hablar sobre el viaje de fin de curso que haríamos el próximo año cuando acabasen las clases y yo solo me limitaba a escuchar y sonreír falsamente para ocultar mi actual estado.

Hace tiempo escuché que a los amigos de verdad solo les hace falta mirarte a la cara para saber si te pasa algo, por lo que me planteé dos motivos posibles por los que Airaia no se enteraba.

1 Es muy inocente.

2 No es mi verdadera amiga.

Recé internamente para que no fuera la última opción ya que, si ese era el caso, me iba a quedar sola el resto de mi vida. Soy un bicho raro anti – social que no es capaz de relacionarse con gente nueva sin decir una estúpida tontería. Sí, esa soy yo. Estoy destinada a ser una vieja amargada solitaria. Y jó, ¡qué triste!

─ ¿Quién es ese que está al lado de tu casa? ─preguntó Airaia sacándome de mi ensimismamiento.

Entrecerré los ojos para intentar distinguir su figura pero hasta que no nos acercamos un poco más de tal modo que la luz de la farola le iluminase el rostro, no supe que era el agente Tuasiz.

─Hola, ¿puedo ayudarle en algo? ─le pregunté aún con mi amiga a mi lado.

─De hecho, sí ─respondió─. Sé que soy muy pesado pero me gustaría hablar con su madre sobre la charla que tuvimos ayer.

Volví a mirar el reloj.

─Mis padres no llegan hasta las nueve y media.

Tuasiz miró también el reloj y suspiró.

─No importa, estaré aquí por la zona ─esperó a ver mi reacción─. Me pasaré más tarde.

Asentí lentamente con la cabeza y él comenzó a caminar. No le quité el ojo de encima hasta que la oscuridad le engulló.

─ ¿Y ese quién era? ─preguntó Airaia un minuto después.

─El inspector Tuasiz. Se encarga de investigar la muerte de Mei Hastings.

Airaia guardó silencio un momento, pero luego dijo algo que se lo podría haber guardado para sí misma.

─Ya sabes que algo que destaca de mí es mi fabulosa intuición ─paró un segundo─, y siendo sincera a mí este tío me da mal rollo. Te mira como si lo supiera todo de ti. No me gusta.

La observé fijamente y vi que hablaba enserio, lo cual no me tranquilizó ni un poco.

Cinco minutos después nos despedimos y fuimos cada una a nuestras respectivas casas. Faltaba una hora y quince minutos para que llegasen mis padres.

Fui a la cocina y me preparé una taza de té calentito y subí a mi habitación. Una vez allí, me puse a ver la tele y a escuchar música. No quería parar de hacer cosas que mantuvieran mi mente alejada de la fotografía que me había entregado Ylenia y de la conversación que antes tuve con mi mejor amiga.

Cuando me quise dar cuenta mis padres ya habían llegado a casa.

─ ¡Hola! ─grité.

─Hola cariño ─respondieron al unísono.

Sonreí y bajé de mi cuarto para darles un abrazo. Luego, mi padre fue a ducharse y mi madre se fue a su despacho para seguir organizando papeles.

Media hora más tarde llamaron a la puerta.

Mis padres la abrieron dejando ver al inspector Tuasiz.

─Buenas noches ─saludó.

No sé si fue paranoia mía o qué, pero tuve la ligera sensación de que me sonreía a mí. Y siniestramente.

Dangerous girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora