Dania luce como si no quisiera tener esta conversación justo ahora que vio las preguntas que realizaré. Ella mira alrededor de la biblioteca y se muerde la mejilla interna, su pierna rebotando contra su muslo nerviosamente. Le digo que quizás nos podríamos tomar un descanso, posponer la entrevista, y que si las preguntas la están incomodando ella puede decidir parar. A lo que me responde:
―No quiero dejar de hacerlo, sólo que es extraño hablar con alguien que no me muestra ninguna reacción. Éstas todo el tiempo con una cara de póquer con la que no sé si me juzgas o te avergüenzas de ser mi amiga.
La respuesta que le di la deja convencida de continuar en el trabajo, pero no la redactaré aquí desde que dije que soy una figura imparcial que no dará su opinión.
Después de unos minutos de calentamiento con preguntas triviales, comenzamos en el punto clave.
―Por qué lo haces?― le pregunto.
Dania arquea ambas cejas debajo de su flequillo espeso y responde:
―Uff, esa es una difícil.― ella lo piensa por unos segundos antes de continuar. ―Creo que parcialmente hago esto para sentir una emoción, pero a veces solo me resultan las ganas de cortarme cuando estoy jodidamente molesta y frustrada. No tener el poder de cambiar las cosas a mi manera me hace sentir inferior. Entonces, cada vez que tomo una navaja o un rastrillo o algo con punta afilada, lo único que puedo pensar es que al fin puedo decidir que hacer con mi puta vida de mierda.
―Cómo se siente?
―Se siente como el cielo para mí. No sé si en cada cuerpo se experiencia diferentes emociones, pero en el mío, siento demasiado placer y como una explosión de éxtasis al hacerlo. Ver la sangre brillante correr por mi piel, sentirla tibia contra mi cuerpo, llevarla a mis labios...
Dania aparta los ojos rápidamente y mira a otro lado con vergüenza.
―Explica sobre algún tiempo en el que sentiste que era demasiado para ti,― agrego. ―Pasó por tú mente cometer suicidio?
Ella suelta un suspiro pesado y asiente.
―Hay tantas cosas...― susurra. ―Pero creo que los peores tiempos son aquellos en los que veo a mis padres pelear y soy impotente ante ello. Una vez mi padre y mi madre pelearon y antes de que mi papá pudiese golpearla ella salió corriendo de la casa y dijo que iba a llamar a la policía. Mi papá se volteó hacia mi y dijo con voz dura "Será mejor que pares a tu madre, si no quieres que algo muy malo ocurra", me sentí terriblemente culpable cuando no fui detrás de ella. Mi padre, como todo un cobarde, tomó una maleta y la empezó a llenar de ropa, por miedo a que realmente mi mamá llamara al 911, ya que no tiene un buen récord con la ley. No había necesidad de preguntarle qué demonios hacía, ya que bastantes veces lo había visto hacer el mismo chantaje de fingir largarse de la casa y llorar un río porque nos estaban dejando. Él se despidió con drama de mis hermanos y luego volteó hacia mi con desaprobación diciendo "Creí que querías ver a tu familia unida, no destrozarla tu misma". Cabe destacar que jamás el argumento empezó por mi culpa, si no por sus malditos celos de mierda, pero él nunca acepta que tiene la culpa de nuestra miseria. Así que plantó un beso en mi frente y se fue en nuestra camioneta. No lloré, joder. Estaba harta de se la misma historia se repitiera una puta vez contra otra. Le dije a mi hermano que se encerrara en la habitación con mi hermano menor y que no salieran a menos de que se los dijera. Ellos me hicieron caso, al verme tan calmada. Pero cuando fui al baño me acabé los nudillos contra la pared hasta que no soporté el dolor en mi mano y comenzaron a sangrar. Mi padre regresó a los pocos minutos, hablando con una tía sobre mi madre y lo puta que era y que pensaba llamarle a la policía. Mamá llegó minutos después con una roca en la mano, lista para acabarla contra su cráneo.
Dania se queda callada. Toma aire una y otra vez y acaricia sus nudillos que ahora lucen bien
―Que pasó después?― la interrogo con curiosidad.
Ella me da una sonrisa torcida.
―Conservo la roca en el fondo de mi armario.
―Pensaste en suicidarte? No lo piensas cada vez que pasas la navaja tan cerca de tus venas? Y que te refrena de hacerlo si así es?
―No. Tengo más cosas que hacer en mi vida: viajar, besar a sexys tipos de diferentes países y culturas, comer toda la comida del mundo, beber diferentes vinos alrededor, ir a clubes nocturnos y usar los vestidos de puta que jamás me he puesto y se están empolvando en mi armario. Hay tantas cosas de las cuales quiero disfrutar y tengo un largo camino que recorrer en mi vida. Sé que no me la pasaré con mis padres después de la High School, y que todo esto será temporal. Además, no puedo dejar a mis hermanos con ese par de hienas hambrientas. Son demasiado jóvenes como para defenderse por ellos mismos. Mientras yo viva no voy a dejarlos pasar ir lo mismo que yo pasé.
―Tienes planes futuros? Ves algún futuro haciendo esto?
―Por supuesto. Quizás suene como una jodida alcohólica justo ahora, pero puedo dejar de autodestruime cuando yo así lo decida. Pienso ir a la universidad, estudiar algo que me permita moverme de diferente país y conocer diferentes personas, al igual que me gustaría poder ponerle una buena enfermera a mi hermano, y pagar una parte de la universidad de mi hermano menor. También me gustaría que mi mama no dependiera de mi padre; y si puedo cambiar su vida para bien, que así sea. No pienso quedarme estancada en mi charco de mierda, yo puedo dominar mis actos como quiera, y a diferencia de un alcohólico, yo tengo el control sobre lo que me lastima o no.
―Eso suena muy inspiracional.― le digo con una sonrisa. ―Entonces definitivamente te ves con una diferente vida?
―No tan diferente. Pero algún día quiero llegar con el anciano de mi padre y gritarle en la cara que nunca fue mi culpa todo lo que pasó. Que jamás quería que las cosas se cayeran a pedazos como lo hacen ahora, a pesar de que quieren solucionarlas con un poco de enmiendas. Quisiera poder decirle que lo desprecio y que sé que él me desprecia desde el momento en que lo intente matar, y sé que ese error no me dejará vivir en paz por el resto de mi vida. Aunque sé en el fondo de mi alma que era lo correcto de hacer, ya que estaba defendiendo a mi madre. Si me dieran a escoger una vez más, levantaría el cuchillo nuevamente, sólo para demostrarle que lo que amo se respeta.
Cerramos la entrevista hablando sobre un par de buenos libros y relajándonos, para luego salir de la biblioteca, en donde ella se va caminando en dirección contraria bajo del cielo nublado de Diciembre.
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Interviewing an Addict.
Non-FictionMe siento frente a ella, mordiendo la punta de mi lápiz mientras espero a que esté lista. Ella juega con el borde de su viejo suéter tejido y sonríe hacia mi nerviosamente. La luz incandescente de la lámpara sobre mi escritorio encandila directament...