Los Juegos del Frío

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Caminó lentamente, segura de que sus sospechas eran ciertas y de que seguramente la pillaría infraganti, haciendo lo que fuera que estuviera haciendo. Se plantó en la puerta, imponente.

—Ellie, cariño, ¿qué estás haciendo?—preguntó Katniss Everdeen, alzando las cejas y mirando a su hija inquisidoramente.

Ellie Mellark la miró inocentemente con una sonrisa mientras escondía un libro debajo de las sábanas verdes de su cama. Demasiado tarde.

—¿Dormir?—preguntó, sonriendo nerviosamente todavía.

—¿Con la luz encendida? Vaya, no sabía que tenías miedo a la oscuridad—se acercó a la cama, desafiante. Ellie la miró, suplicante. Pero su madre no tuvo compasión y levantó las sábanas—''Los Juegos del Frío''—leyó, sentándose en la cama de su hija.

—Mamá, lo siento, se me olvidó que tenía el examen y no quería enfadar...

—¡Ellie! Me da igual si tienes un examen. También tienes que dormir. Ahora que puedes, debes...

—Satisfacer todas y cada una de tus necesidades—acabó su hija, con tono monótono. Se sabía ya esa frase de memoria. Katniss Everdeen nunca había dejado que su hija pasara hambre, sed o sueño. Nunca había dejado que su hija pudiera sufrir ni la más remota sensación que pudiera vivir alguien en los Juegos del Hambre.

—Duerme, Ellie—ordenó su madre, autoritaria.

—Tampoco es que pueda. Estoy muy nerviosa... y a demás, este libro me gusta—replicó la niña, tozuda como la mujer que tenía delante.

—¿Qué tienen de especial estos Juegos?

Su hija se encogió de hombros. Impaciente, Katniss cogió el libro y miró su contraportada, la cual rezaba:

''Los Juegos del Frío fueron el primer Vasallaje de los Veinticinco de la historia de Los Juegos del Hambre. Fueron sangrientos, tal y como todos, pero esta edición en especial se conoce por estar cargada de sentimientos, algunos hermosos y otros realmente crueles. Se vivieron experiencias que horrorizaron a los Distritos y, como siempre, sólo quedó un tributo, posiblemente el más inesperado de todos. Los Juegos del Frío confirmaron ya a los Distritos la crueldad del Capitolio y colaboraron en crear el miedo al día de la Cosecha. Este libro recoge, página por página, la experiencia que marcó a veinticuatro jóvenes...para siempre. Bienvenido a otro capítulo más de la historia de Los Juegos del Hambre''.

—¿Y esto te gusta?—preguntó, a la vez que en sus ojos grises brillaba, tenue, la chispa de la curiosidad.

—Es interesante...todavía no he llegado a los Juegos en sí, solo a la Cosecha, la Cosecha de Aeryn, me parece que se llama. No lo recuerdo bien.

—Vale...¿y dices que no puedes dormir?

—No. ¡Estoy muy despierta!—exclamó, y Katniss le hizo un gesto para que bajara la voz—Perdón. Ya sé, cuéntame un cuento.

—¿Un cuento?—rió su madre, cogiendo el libro—creo que me agradecerás más que te lea este libro. ¿Por dónde vas?

—Mira, por aquí—Ellie lo abrió, y le señaló una página—a penas lo acabo de empezar. No te has perdido mucho.

—No, mejor por el principio. A ver, ponte cómoda. Todo empieza con la Cosecha...

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